Andrés Pérez | Ya estarán al tanto: la Liga de Fútbol Profesional pretende realizar una huelga los próximos 2 y 3 de abril. O lo que es lo mismo, no jugar los partidos correspondientes a la jornada 30. La decisión del parón se ha tomado entre todos los clubes que forman la Liga. ¿Todos? No. Un pequeño reducto de rebeldes resisten ahora y siempre al invasor y han presentado ante los juzgados de primera instancia de Madrid una demanda para que se tomen medidas que garanticen que esa jornada se jugará los días previstos por el calendario fijado antes del comienzo de la temporada. Estos clubes son los mismos que reclaman un mejor reparto de los derechos televisivos y que ya se posicionaron en su día contra el actual sistema, a saber, Villarreal, Sevilla, Athletic, Real Zaragoza, Real Sociedad y Espanyol.
La polémica sigue rotando en torno a los derechos televisivos. El montante de equipos que han decidido realizar la huelga pretenden por esta vía presionar al Gobierno para que retire la emisión del partido en abierto, tradición que se mantiene vigente desde los años 60 en aras del «interés general» —algo regulado por la Ley de Interés General promulgada en 1997—. Según los partidarios del parón, no hay ningún interés general en la emisión de un partido todos los fines de semana. Además de esta reivindicación, estos equipos también reclaman un mayor porcentaje de los ingresos obtenidos mediante las apuestas del Estado, esencialmente la Quiniela. En suma, más dinero.
Entre los clubes que han optado por secundar la huelga se encuentran Real Madrid y Barcelona. Se desconocen los motivos que pueden llevar a ambos a reclamar más dinero. Aún más. Sorprende que el resto de clubes estallen ahora ante lo que consideran una «inviable» situación y sin embargo se conformaran en su día con las migajas del reparto de derechos televisivos más desigual y pernicioso para la competición de todo el continente europeo. Augosto César Lendorio, presidente del Deportivo de la Coruña desde tiempos inmemoriales, se ha mostrado como uno de los agentes más activos y llamativos de la lucha por el fin de las emisiones en abierto. Estas han sido algunas de sus palabras al respecto:
El gobierno está provocando sensibles pérdidas por la expropiación de derechos que nos corresponden a clubes de fútbol y si nada lo evita se va a producir un parón empresarial (...) Da la impresión de que la gente no se lo toma en serio pero yo apostaría a que ocurrirá
[...] Me gustaría que hubiera igualdad. O café para todos o para ninguno. Al Depor no le apoya nadie económicamente (...) El fútbol no es comparable a ninguna empresa. No es negocio. Quizá se salven el Barcelona, Madrid y algún otro. Los demás no son buen negocio ahora. Por ejemplo, todo el trabajo del Depor se vino abajo con el penalti de Djukic en 1994. En otro tipo de empresas eso no ocurre, no es comparable. Los equipos que descienden se ven abocados a la Ley Concursal. Se habla mucho de mala gestión, pero cuando se pasa de tener unos ingresos de cuarenta millones a otros de diez, y se conservan al tiempo las mismas obligaciones, se hace difícil salir adelante (...) No es una huelga, es un cierre empresarial por parte de los clubes. Pasan por una situación complicada, deben 694 millones de Hacienda, y todavía falta por saber los datos de la Seguridad Social. La situación no es buena, y ése es un aspecto a tener en cuenta.
Según el máximo dirigente de la entidad coruñesa, los problemas económicos de un club se deben única y exclusivamente al rendimiento deportivo del mismo. Es probable que tanto en Inglaterra como en Alemania muestren objeciones al respecto, pero no lo es tanto que Lendoiro lo entienda. En España lo importante es que la realidad se amolde a la opinión, no al revés. Desde ese punto de vista, desde el que defiende Lendoiro, es incluso lógico culpar a Djukic de los problemas económicos de la entidad que él dirigía en su día. En cualquier caso los futbolistas del Rayo Vallecano, cuyo sueldo se encuentra actualmente congelado tras llevar la familia propietaria del club su conglomerado de empresas a la quiebra, seguro que se mueren de ganas de rebatir a Lendoiro.
El problema de los derechos televisivos pone de relieve una vez más la pésima gestión económica de la mayoría de los clubes de fútbol españoles. Como bien apunta Lendoiro, un club no es una empresa al uso. La mayoría son máquinas de quemar dinero, muchas veces de forma absurda. A modo de reflejo de la situación actual del país, la irresponsable gestión de la mayoría de los clubes españoles se han encontrado con la cruda realidad tras el estallido de la burbuja económica en la que vivían. Y ahora culpan al empedrado. No en vano, se calcula en torno a 700 millones de euros la deuda total que los equipos deben a Hacienda. Según los números de Ángel Torres, presidente del Getafe, club que secunda la huelga, el cierre del partido en abierto cada jornada supondría, atención, 180 millones a repartir para todas las entidades.
Si calculan lo correspondiente a cada uno, obtienen 9 millones de euros. Sin duda una cantidad que solventaría sus agujeros financieros. ¿Es realmente el partido en abierto una desventaja para los equipos? La respuesta la dibuja de forma maestra Roger Sesenrrich en este post:
Es bien sabido que los equipos profesionales en España son, con muy, muy contadas excepciones, una forma excelente de quemar dinero. La mayoría de clubes de fútbol y baloncesto malviven a base de créditos un tanto dudosillos (uno de los múltiples usos de las cajas de ahorros estos últimos años), ayudas públicas más o menos encubiertas, formas de impago creativas o la intervención "amigable" de algún rico potentado. Ganar dinero, lo que se dice ganar dinero, no lo hace nadie (...)
Algo que también me parece bastante incomprensible (especialmente en la liga de fútbol) es la extraña alergia de muchos equipos a que sus aficionados los vean jugar. No es sólo cosa de estadios medio vacios y entradas caras, es la extraña insistencia en tener tantos partidos codificados como sea posible (...) Los equipos americanos acostumbran a tener todos sus partidos en televisión en su mercado local, casi sin excepción (...)
Para evitar que esta emisión constante de partidos reduzca el número de espectadores en los estadios, los equipos americanos en la NFL acostumbran a tener otra estrategia: si no llenan, el partido no se emite por televisión. Esto les da un incentivo enorme en intentar llenar el estadio (si no llenan, no cobran por esa publicidad), y hace que curren en serio para aumentar la afición.
Vaya. Las entidades españolas caminan en la dirección opuesta.
Los seis clubes que se oponen afirman en un comunicado conjunto que la decisión es «una medida desproporcionada, inoportuna, contraria a los intereses de los clubes, de la competición y de los aficionados y, además, contraria a la Ley». Tanto Fernando Roig, máximo dirigente del Villarreal, como Del Nido, del Sevilla, se han mostrado muy críticos con la convocatoria a la huelga. O al parón patronal, como gusten. El primero cree que «plantear una huelga en el fútbol estando como está el país es ridículo y va contra toda lógica», y el segundo se muestra aún más crítico: «Es vergonzoso que la liga española sea la de reparto más desigual del entorno europeo (...) la Liga es tercermundista». Las quejas de este grupo de disidentes rotan en torno al desigual reparto de los derechos televisivos. Es algo que va mucho más allá de la retransmisión o no del partido en abierto. Del Nido, de hecho, aprovecha la ocasión y también critica agriamente la postura de Madrid y Barcelona.
En todo este proceso, lo que más llama la atención es que la mayor parte de clubes que se posicionan a favor de la huelga y en su día a favor del actual reparto sean los más perjudicados por el sistema. Más allá de Atlético y Valencia, la mayoría de equipos que no luchan por una mayor justicia económica no son precisamente ejemplos de viabilidad financiera. El Mallorca, por ejemplo, no ha podido competir en Europa esta temporada dadas sus penosas cuentas. El Levante está en Ley Concursal. Y así sucesivamente. ¿Soluciona algo la huelga? No parece que al Ejecutivo de Zapatero, bastante ocupado en otras lides, le suponga mayor incordio el ruido que puedan ejercer la mayoría de clubes con un parón patronal. ¿Solucionaría algo la eliminación del partido en abierto? Económicamente, según las propias cuentas de Torres, no. Ni de lejos. Y, además, perjudicaría al aficionado medio.
En el fondo sólo hay una solución posible al drama que narra Lendoiro, y es un plante real y valiente el día en que toque negociar de nuevo el reparto de los beneficios obtenidos por las televisiones. Por parte de los clubes perjudicados. No ahora, en este chapucero e improvisado ejercicio de cobardía. Aunque sea evidente a todas luces que no es la mejor del mundo, la Liga no merece tanta mediocridad intelectual y empresarial.
Imagen | Fútbol Report | El País