Andrés Pérez | La Operación Galgo ha despertado la capacidad de sospecha de una gran parte del aficionado español. Durante los últimos días se suceden los críticos con los atletas implicados en la trama y las preguntas incómodas acerca de otros deportes, entre ellos el fútbol. El fenómeno se extiende a periodistas y meros foreros o twitteros. En este sentido, ya he leído algunos posts relacionando fútbol y dopaje. Desconozco porqué, quizá el hartazgo creciente, quizá la propaganda cada vez cala menos o quizá Marta Domínguez ostentaba tal situación de prestigio en la sociedad que su caída ha supuesto una reacción en cadena. Lo desconozco. Pero aquí van dos ejemplos de lo que en este blog ya se trató en su día.
Primero, Chimo Baeza (@chimoeneas), en Café Fútbol, un excelente blog colectivo de fútbol:
Los sputniks, como bien explica Chimo, son ciclistas que de la nada comienzan a ganar. Cita a Kohl o a Schumacher, pero ejemplos los hay a patadas, también en España. Un saludo, Isidro Nozal. El artículo, titulado Si el fútbol fuera ciclismo, plantea de manera inteligente la doble vara de medir en lo tocante al dopaje cuando se habla de un deporte u otro. Poco más que añadir cuando se ejemplifica el asunto con un caso tan evidente y poco investigado como aquel de la Real en 2003.
El otro artículo, o mejor dicho, los otros dos, los he descubierto gracias al enlace que ha colocado Chimo en Café Fútbol. Dos artículos en Que Viva El Deporte que pretenden plantear las mismas dudas que desde aquí y desde Café Fútbol se han lanzado al aire. Notablemente bien documentado (1 y 2). Un ejemplo:
Por último, unas breves palabras de lo que se escribió en este blog a raíz de la muerte de Jarque:
La mayoría sigue sin acordarse. Pero poco a poco los ojos comienzan a abrirse. Aunque solo sea por eso, la Operación Galgo es todo un éxito.
Lectura recomendada | Sobre la Operación Galgo (Yo no estuve allí)
Primero, Chimo Baeza (@chimoeneas), en Café Fútbol, un excelente blog colectivo de fútbol:
No suele haber sputniks en el fútbol, un deporte, además de colectivo, estamental y fiel a las jerarquías tradicionales. Pero se me ocurren dos ejemplos. Como aquel Valencia de cambio de siglo que llegó a dos finales de Champions (2000, 2001) y cuyas grandes figuras (Mendieta, Gerard, Farinós,...) fracasaron enormemente cuando salieron de Mestalla poco después. O, todavía más espectacular, aquella Real Sociedad que disputó la liga al Real Madrid hasta el último partido en la temporada 2002/2003. Tener una temporada (o temporadas como el equipo che) históricas es digno de elogio y admiración, pero todo se complica si tu médico es un tal Jesús Losa, viejo conocido de Iban Mayo, David Millar, Moisés Dueñas y Maribel Alonso y colega por SMS de cierto ciclista cuyo hermano juega a veces en el mejor club del siglo XX.
Los sputniks, como bien explica Chimo, son ciclistas que de la nada comienzan a ganar. Cita a Kohl o a Schumacher, pero ejemplos los hay a patadas, también en España. Un saludo, Isidro Nozal. El artículo, titulado Si el fútbol fuera ciclismo, plantea de manera inteligente la doble vara de medir en lo tocante al dopaje cuando se habla de un deporte u otro. Poco más que añadir cuando se ejemplifica el asunto con un caso tan evidente y poco investigado como aquel de la Real en 2003.
El otro artículo, o mejor dicho, los otros dos, los he descubierto gracias al enlace que ha colocado Chimo en Café Fútbol. Dos artículos en Que Viva El Deporte que pretenden plantear las mismas dudas que desde aquí y desde Café Fútbol se han lanzado al aire. Notablemente bien documentado (1 y 2). Un ejemplo:
Tras una visita al Rayo Vallecano, el 20 de enero de 2001, la Cadena SER desveló que en el vestuario utilizado por la UD Las Palmas, en el estadio Teresa Rivero se habían encontrado un elevado número de jeringuillas. Eufemiano Fuentes, poco después, dio una rueda de prensa en la que se defendió de las acusaciones. Meses después, con la marcha de Sergio Kresic y su grupo de colaboradores del club, Eufemiano Fuentes abandonó la UD Las Palmas donde su contratación no había contado con el visto bueno de Arturo Gómez (...)
Aunque todo aquello salió a la luz pública no adquirió la suficiente relevancia. A nadie le interesaba ni le interesa ensuciar el fútbol. Todo lo que no se repite en distintos medios de comunicación o no sale a la luz pública no existe. Da igual que cientos de personas tengan conocimiento de ello o que todos sospechemos lo que pasa. Si no está en los periodicos no existe. Y eso es lo que pasa con el dopaje en el fútbol, no existe.
Por último, unas breves palabras de lo que se escribió en este blog a raíz de la muerte de Jarque:
¿Alguien se acuerda de Cannavaro y la noche previa a la final de la UEFA cuando militaba en el Parma? ¿Y de Seedorf y otros tantos jugadores del Milan rehuyendo los controles anti-dopaje? ¿Alguien recuerda a los De Boer? ¿O a Stam, Couto, Davis, Gurpegui, Dugarry, Ferdinand y un largo etcétera?
La mayoría sigue sin acordarse. Pero poco a poco los ojos comienzan a abrirse. Aunque solo sea por eso, la Operación Galgo es todo un éxito.
Lectura recomendada | Sobre la Operación Galgo (Yo no estuve allí)