Andrés Pérez | Aquí van tres ejemplos de cómo el fútbol, a pesar de sus grandezas, está rodeado de miseria, para desgracia de todos sus aficionados.
El primero de ellos es de hoy mismo y nace en Alemania, teutón país donde ya en 2005 un árbitro llamado Robert Hoyzer fue condenado a dos años y medio de cárcel por pertenencia a una banda de apuestas ilegales internacional y amañar partidos. Resulta que la fiscalía de Bochum, de la que supongo sin miedo a equivocarme una mayor eficacia que cualquier fiscalía española que se ocupe de un escándalo deportivo, ha descubierto más de 200 partidos amañados por las apuestas ilegales. Entre ellos tres de la Copa de Europa y doce de la Europa League. El escándalo salpica a ligas menores del este de Eurpoa y a las segundas divisiones de, por ejemplo, Alemania, donde ya hay 15 detenidos.
Jugadores, árbitros y altos dirigentes. Todos metidos en la pomada. ¿Se acuerdan del caso del Málaga, la Real Sociedad y Jesuli? Su repercusión mediática duró dos días. El fraude está considerado como delito pero en España interesa muy poco investigar a fondo sobre estas peculiares prácticas delictivas que tanto daño causan al deporte.
De Alemania a Francia. Henry controló con la mano y en su infausta acción descubrimos porqué Francia acudirá al Mundial de Sudáfrica en detrimento de Irlanda. Fue una injusticia de calibre histórico pero el problema no radica en la solución que se quiera dar a posteriori sino en un retraso tecnólogico evidente. Con una sencilla televisión en la que el árbitro pudiera comprobar si se había cometido infracción o no, la polémica hoy sería inexistente e Irlanda caminaría rumbo Sudáfrica. No es nada descabellado: en el fútbol americano el tiempo se detiene cuanto sea necesario con tal te esclarecer los lances del juego.
Irlanda ahora pide que el partido se repita y Henry, protagonista arrepentido que en su momento advirtió al árbitro en cuestión de la ilegalidad que había cometido, también, en un gesto que le honra pero que servirá de poco consuelo para los irlandeses: la FIFA ya ha dicho que ni de coña. El tema es tan absurdo que hasta Sarkozý, muy preocupado, llamó al primer ministro irlandés para pedirle disculpas. Con lo fácil y sencillo que es colocar una televisión en la banda.
Y de Irlanda, Europa, el mundo occidental tan preocupado por estas injusticias diarias que envalentonan la opinión pública de todo un país, a África, donde los problemas van mucho más allá de una polémica decisión arbitral. Argelia y Egipto se odian. Son aficiones rivales y como tal así lo demuestran: el pasado miércoles la selección argelina tumbo a la egipcia y se clasificó para el Mundial. Lo que vino después fue una tragedia: 14 personas murieron en accidentes de tráfico en Argelia celebrando el pase de su selección. El ejemplo perfecto de cómo el fútbol radicaliza las conciencias y sirve como excusa para el fanatismo. Egipto y Argelia hubieron de jugar en Sudán su encuentro. Imaginen hasta qué punto enloquecieron las hinchadas respectivas como para reisgnarse a jugar en un país que lleva 25 años inmerso en una guerra civil.
El fútbol señores. Toda su grandeza oscurecida por sus miserias. Fin del noticiario fúnebre futbolístico de hoy.
Vía | El Mundo
Imagen | El Mundo, El País
El primero de ellos es de hoy mismo y nace en Alemania, teutón país donde ya en 2005 un árbitro llamado Robert Hoyzer fue condenado a dos años y medio de cárcel por pertenencia a una banda de apuestas ilegales internacional y amañar partidos. Resulta que la fiscalía de Bochum, de la que supongo sin miedo a equivocarme una mayor eficacia que cualquier fiscalía española que se ocupe de un escándalo deportivo, ha descubierto más de 200 partidos amañados por las apuestas ilegales. Entre ellos tres de la Copa de Europa y doce de la Europa League. El escándalo salpica a ligas menores del este de Eurpoa y a las segundas divisiones de, por ejemplo, Alemania, donde ya hay 15 detenidos.
De acuerdo con los datos de la fiscalía, Alemania está afectada con 30 casos, entre ellos cuatro de segunda división, tres de tercera y 18 de ligas regionales. La red internacional de apuestas futbolísticas ilegales ordenó al parecer pagos a jugadores, árbitros y dirigentes de alto rango de ligas europeas para manipular el resultado de los partidos.
Jugadores, árbitros y altos dirigentes. Todos metidos en la pomada. ¿Se acuerdan del caso del Málaga, la Real Sociedad y Jesuli? Su repercusión mediática duró dos días. El fraude está considerado como delito pero en España interesa muy poco investigar a fondo sobre estas peculiares prácticas delictivas que tanto daño causan al deporte.
De Alemania a Francia. Henry controló con la mano y en su infausta acción descubrimos porqué Francia acudirá al Mundial de Sudáfrica en detrimento de Irlanda. Fue una injusticia de calibre histórico pero el problema no radica en la solución que se quiera dar a posteriori sino en un retraso tecnólogico evidente. Con una sencilla televisión en la que el árbitro pudiera comprobar si se había cometido infracción o no, la polémica hoy sería inexistente e Irlanda caminaría rumbo Sudáfrica. No es nada descabellado: en el fútbol americano el tiempo se detiene cuanto sea necesario con tal te esclarecer los lances del juego.
Irlanda ahora pide que el partido se repita y Henry, protagonista arrepentido que en su momento advirtió al árbitro en cuestión de la ilegalidad que había cometido, también, en un gesto que le honra pero que servirá de poco consuelo para los irlandeses: la FIFA ya ha dicho que ni de coña. El tema es tan absurdo que hasta Sarkozý, muy preocupado, llamó al primer ministro irlandés para pedirle disculpas. Con lo fácil y sencillo que es colocar una televisión en la banda.
Y de Irlanda, Europa, el mundo occidental tan preocupado por estas injusticias diarias que envalentonan la opinión pública de todo un país, a África, donde los problemas van mucho más allá de una polémica decisión arbitral. Argelia y Egipto se odian. Son aficiones rivales y como tal así lo demuestran: el pasado miércoles la selección argelina tumbo a la egipcia y se clasificó para el Mundial. Lo que vino después fue una tragedia: 14 personas murieron en accidentes de tráfico en Argelia celebrando el pase de su selección. El ejemplo perfecto de cómo el fútbol radicaliza las conciencias y sirve como excusa para el fanatismo. Egipto y Argelia hubieron de jugar en Sudán su encuentro. Imaginen hasta qué punto enloquecieron las hinchadas respectivas como para reisgnarse a jugar en un país que lleva 25 años inmerso en una guerra civil.
El fútbol señores. Toda su grandeza oscurecida por sus miserias. Fin del noticiario fúnebre futbolístico de hoy.
Vía | El Mundo
Imagen | El Mundo, El País
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