viernes, 25 de marzo de 2011

¡A la huelga!


Andrés Pérez | Ya estarán al tanto: la Liga de Fútbol Profesional pretende realizar una huelga los próximos 2 y 3 de abril. O lo que es lo mismo, no jugar los partidos correspondientes a la jornada 30. La decisión del parón se ha tomado entre todos los clubes que forman la Liga. ¿Todos? No. Un pequeño reducto de rebeldes resisten ahora y siempre al invasor y han presentado ante los juzgados de primera instancia de Madrid una demanda para que se tomen medidas que garanticen que esa jornada se jugará los días previstos por el calendario fijado antes del comienzo de la temporada. Estos clubes son los mismos que reclaman un mejor reparto de los derechos televisivos y que ya se posicionaron en su día contra el actual sistema, a saber, Villarreal, Sevilla, Athletic, Real Zaragoza, Real Sociedad y Espanyol.

La polémica sigue rotando en torno a los derechos televisivos. El montante de equipos que han decidido realizar la huelga pretenden por esta vía presionar al Gobierno para que retire la emisión del partido en abierto, tradición que se mantiene vigente desde los años 60 en aras del «interés general» —algo regulado por la Ley de Interés General promulgada en 1997—. Según los partidarios del parón, no hay ningún interés general en la emisión de un partido todos los fines de semana. Además de esta reivindicación, estos equipos también reclaman un mayor porcentaje de los ingresos obtenidos mediante las apuestas del Estado, esencialmente la Quiniela. En suma, más dinero.

Entre los clubes que han optado por secundar la huelga se encuentran Real Madrid y Barcelona. Se desconocen los motivos que pueden llevar a ambos a reclamar más dinero. Aún más. Sorprende que el resto de clubes estallen ahora ante lo que consideran una «inviable» situación y sin embargo se conformaran en su día con las migajas del reparto de derechos televisivos más desigual y pernicioso para la competición de todo el continente europeo. Augosto César Lendorio, presidente del Deportivo de la Coruña desde tiempos inmemoriales, se ha mostrado como uno de los agentes más activos y llamativos de la lucha por el fin de las emisiones en abierto. Estas han sido algunas de sus palabras al respecto:

El gobierno está provocando sensibles pérdidas por la expropiación de derechos que nos corresponden a clubes de fútbol y si nada lo evita se va a producir un parón empresarial (...) Da la impresión de que la gente no se lo toma en serio pero yo apostaría a que ocurrirá

[...] Me gustaría que hubiera igualdad. O café para todos o para ninguno. Al Depor no le apoya nadie económicamente (...) El fútbol no es comparable a ninguna empresa. No es negocio. Quizá se salven el Barcelona, Madrid y algún otro. Los demás no son buen negocio ahora. Por ejemplo, todo el trabajo del Depor se vino abajo con el penalti de Djukic en 1994. En otro tipo de empresas eso no ocurre, no es comparable. Los equipos que descienden se ven abocados a la Ley Concursal. Se habla mucho de mala gestión, pero cuando se pasa de tener unos ingresos de cuarenta millones a otros de diez, y se conservan al tiempo las mismas obligaciones, se hace difícil salir adelante (...) No es una huelga, es un cierre empresarial por parte de los clubes. Pasan por una situación complicada, deben 694 millones de Hacienda, y todavía falta por saber los datos de la Seguridad Social. La situación no es buena, y ése es un aspecto a tener en cuenta.

Según el máximo dirigente de la entidad coruñesa, los problemas económicos de un club se deben única y exclusivamente al rendimiento deportivo del mismo. Es probable que tanto en Inglaterra como en Alemania muestren objeciones al respecto, pero no lo es tanto que Lendoiro lo entienda. En España lo importante es que la realidad se amolde a la opinión, no al revés. Desde ese punto de vista, desde el que defiende Lendoiro, es incluso lógico culpar a Djukic de los problemas económicos de la entidad que él dirigía en su día. En cualquier caso los futbolistas del Rayo Vallecano, cuyo sueldo se encuentra actualmente congelado tras llevar la familia propietaria del club su conglomerado de empresas a la quiebra, seguro que se mueren de ganas de rebatir a Lendoiro.

El problema de los derechos televisivos pone de relieve una vez más la pésima gestión económica de la mayoría de los clubes de fútbol españoles. Como bien apunta Lendoiro, un club no es una empresa al uso. La mayoría son máquinas de quemar dinero, muchas veces de forma absurda. A modo de reflejo de la situación actual del país, la irresponsable gestión de la mayoría de los clubes españoles se han encontrado con la cruda realidad tras el estallido de la burbuja económica en la que vivían. Y ahora culpan al empedrado. No en vano, se calcula en torno a 700 millones de euros la deuda total que los equipos deben a Hacienda. Según los números de Ángel Torres, presidente del Getafe, club que secunda la huelga, el cierre del partido en abierto cada jornada supondría, atención, 180 millones a repartir para todas las entidades.

Si calculan lo correspondiente a cada uno, obtienen 9 millones de euros. Sin duda una cantidad que solventaría sus agujeros financieros. ¿Es realmente el partido en abierto una desventaja para los equipos? La respuesta la dibuja de forma maestra Roger Sesenrrich en este post:

Es bien sabido que los equipos profesionales en España son, con muy, muy contadas excepciones, una forma excelente de quemar dinero. La mayoría de clubes de fútbol y baloncesto malviven a base de créditos un tanto dudosillos (uno de los múltiples usos de las cajas de ahorros estos últimos años), ayudas públicas más o menos encubiertas, formas de impago creativas o la intervención "amigable" de algún rico potentado. Ganar dinero, lo que se dice ganar dinero, no lo hace nadie (...)

Algo que también me parece bastante incomprensible (especialmente en la liga de fútbol) es la extraña alergia de muchos equipos a que sus aficionados los vean jugar. No es sólo cosa de estadios medio vacios y entradas caras, es la extraña insistencia en tener tantos partidos codificados como sea posible (...) Los equipos americanos acostumbran a tener todos sus partidos en televisión en su mercado local, casi sin excepción (...)

Para evitar que esta emisión constante de partidos reduzca el número de espectadores en los estadios, los equipos americanos en la NFL acostumbran a tener otra estrategia: si no llenan, el partido no se emite por televisión. Esto les da un incentivo enorme en intentar llenar el estadio (si no llenan, no cobran por esa publicidad), y hace que curren en serio para aumentar la afición.

Vaya. Las entidades españolas caminan en la dirección opuesta.


Los seis clubes que se oponen afirman en un comunicado conjunto que la decisión es «una medida desproporcionada, inoportuna, contraria a los intereses de los clubes, de la competición y de los aficionados y, además, contraria a la Ley». Tanto Fernando Roig, máximo dirigente del Villarreal, como Del Nido, del Sevilla, se han mostrado muy críticos con la convocatoria a la huelga. O al parón patronal, como gusten. El primero cree que «plantear una huelga en el fútbol estando como está el país es ridículo y va contra toda lógica», y el segundo se muestra aún más crítico: «Es vergonzoso que la liga española sea la de reparto más desigual del entorno europeo (...) la Liga es tercermundista». Las quejas de este grupo de disidentes rotan en torno al desigual reparto de los derechos televisivos. Es algo que va mucho más allá de la retransmisión o no del partido en abierto. Del Nido, de hecho, aprovecha la ocasión y también critica agriamente la postura de Madrid y Barcelona.

En todo este proceso, lo que más llama la atención es que la mayor parte de clubes que se posicionan a favor de la huelga y en su día a favor del actual reparto sean los más perjudicados por el sistema. Más allá de Atlético y Valencia, la mayoría de equipos que no luchan por una mayor justicia económica no son precisamente ejemplos de viabilidad financiera. El Mallorca, por ejemplo, no ha podido competir en Europa esta temporada dadas sus penosas cuentas. El Levante está en Ley Concursal. Y así sucesivamente. ¿Soluciona algo la huelga? No parece que al Ejecutivo de Zapatero, bastante ocupado en otras lides, le suponga mayor incordio el ruido que puedan ejercer la mayoría de clubes con un parón patronal. ¿Solucionaría algo la eliminación del partido en abierto? Económicamente, según las propias cuentas de Torres, no. Ni de lejos. Y, además, perjudicaría al aficionado medio.

En el fondo sólo hay una solución posible al drama que narra Lendoiro, y es un plante real y valiente el día en que toque negociar de nuevo el reparto de los beneficios obtenidos por las televisiones. Por parte de los clubes perjudicados. No ahora, en este chapucero e improvisado ejercicio de cobardía. Aunque sea evidente a todas luces que no es la mejor del mundo, la Liga no merece tanta mediocridad intelectual y empresarial.

Imagen | Fútbol Report | El País

miércoles, 23 de marzo de 2011

El resurgir de Benzema


Andrés Pérez | Sobrevivir al Madrid no es sencillo. Lo sabe bien Benzema, cuya presión mediática ha soportado durante año y medio para luego resurgir de unas cenizas de las que nadie, probablemente ni él mismo, esperaban gran cosa. En el Madrid la ley es rendir. No hay periodo de adaptación, no hay edad que sirva de excusa y, en términos genéricos, no hay lógica que permita comprender la manifiesta incapacidad del club y sus aficionados de ser pacientes. Dicho nerviosismo, acompasado por una presión mediática inigualable en cualquier otro conjunto deportivo, conduce a no pocos futbolistas al ostracismo, sumergidos en la vorágine de rendimiento inmediato y duda eterna que se cierne sobre ellos.

Benzema era uno de tantos. Como Kaka', su fichaje aupó las esperanzas del aficionado la temporada pasada cuando junto a Cristiano Ronaldo conformaban, en apariencia, una tripleta letal en la parcela ofensiva del Madrid. Tanto el brasileño como él no rindieron nunca al nivel previsto y entre lesiones y periodos depresivos transcurrió una temporada antera. Benzema no pudo consigo mismo, con la presión y con Higuaín. El argentino, que también sufrió del mismo mal que el francés en su primer medio año en Madrid, alcanzó su cénit como delantero centro el año anterior formando con Ronaldo una pareja demoledora de cara a portería. El buen estado de Higuaín parecía ir de la mano del declive prematuro de Benzema. Al tiempo que uno subía, el otro bajaba.

Sin solución de continuidad, esta situación se mantuvo al inicio de esta temporada. En lo que supuso una carambola del destino imagino que muy agradecida por Benzema, Higuaín se lesionó de gravedad para los siguientes seis meses. Todos miraron al francés. La oportunidad escondía una segunda lectura: si bien contaría con minutos, de no ser capaz de demostrar su valía estaría desterrado para siempre. No cabía otra opción en la cabeza de nadie, Benzema había de rendir. Lejos de ello, el delantero se mostró parsimonioso y ladino como pocas veces se le recuerda, a pesar de algunos destellos goleadores ante equipos menores como Levante en Copa o Auxerre en el Bernabeú. Sin ser aún decisivo y con un Madrid en crisis psicológica tras la goleada del Camp Nou, Mourinho exigió un delantero. Y llegó Adebayor.

Llegó Adebayor, se lesionó Ronaldo y Benzema, para sorpresa de la gran mayoría, ha resurgido en su posición natural, detrás de un delantero centro. Lleva alrededor de una decena de partidos marcando consecutivamente y ha sido decisivo en la mayoría de encuentros en los que lo ha hecho dado que en muchos de ellos abrió el marcador. Eso se traduce en puntos. El 2011 de Benzema está siendo estelar con actuaciones destacadas ante Racing o Lyon. Es decisivo en Champions y su carrera contra Higuaín, que en pocos días volverá a estar a tono para jugar, se ha decantado imprevisiblemente a su favor. Benzema atesora de nuevo las virtudes que le hicieron fichar por el Madrid. Es el delantero que todos estaban esperando tras salir de un pozo del que nadie ha salido —un saludo para Kaka'—. Es una excelente noticia para Mourinho.

Imagen | El Madridista

martes, 22 de marzo de 2011

La clase media de la Premier se atasca en Europa


Víctor Úcar | En el eterno debate por saber cuál es la liga europea más competitiva hay muchos que se posicionan a favor de la Premier League. Y no les falta razón. Hace unos meses, en Más que Futbol, Mohorte realizó una profunda reflexión acerca de esta cuestión. Sin embargo, a la hora de valorar el potencial de los equipos que forman cada campeonato hay que tener en cuenta otra serie de factores, puesto que es una cuestión que difiere. Un gran termómetro para evaluar el nivel de un equipo consiste en comprobar su rendimiento en competiciones europeas. De este modo, la Premier puede presumir este año, una vez más, de contar con tres equipos entre el selecto grupo de ocho que se disputan la corona del fútbol europeo: Manchester United, Chelsea y Totenham. El Arsenal se quedó por el camino por culpa de un Barça poderoso. Sin embargo, las potencias de la Premier han demostrado que lo son también en Europa.

En cambio, la clase media de la liga inglesa no ha sido capaz de seguir la estela de sus hermanos mayores. Y es que no habrá ningún conjunto inglés entre los ocho mejores de la Europa League; un torneo que sirve para demostrar que hay vida más allá de las potencias futbolísticas europeas, así como para conceder una segunda oportunidad a aquellos equipos a los que la Champions League se les ha quedado grande. Pero a la vez un campeonato difícil y exigente, sobre todo durante las últimas rondas eliminatorias. Al fin y al cabo hablamos de levantar un trofeo, y eso nunca es una tarea sencilla. Aunque parecía serlo para Liverpool y Manchester City. Sin duda, clubes con un presupuesto y una plantilla muy superiores a las de la mayoría —o la totalidad— del resto de equipos de la competición.

El caso de los reds puede hacernos sentir incluso lástima, pues se trata de un conjunto histórico que posee cinco Copas de Europa y tres Copas de la UEFA en sus vitrinas, y que, sin embargo, actualmente camina por un sendero infructuoso. Sin duda hablamos de un clásico, un histórico participante de la máxima competición europea —después de siete años consecutivos, esta temporada es la primera en la que no ha logrado clasificarse para disputar la Champions League—, pero que atraviesa una etapa de cambios y de renovación, tras la salida de jugadores importantes, que le está impidiendo rendir como el club grande europeo que debería ser. El año pasado, al menos, los reds alcanzaron las semifinales de la Europa League tras quedar terceros en la fase de grupos de la Champions. Pero este año no han sido capaces de vencer al Sporting de Braga, un equipo que ha dado la sorpresa —una más esta temporada— y ha impedido que el equipo de Anfield Road luchase por un título que le permitiese salvar la temporada.


Por su parte, el modelo impuesto por el jeque árabe del Manchester City sigue sin ser productivo. Muchos millones invertidos en fichajes, pero el equipo de Roberto Mancini no logra rentabilizarlos con títulos. En esta ocasión, los ucranianos del Dinamo de Kiev frenaron las aspiraciones de the citizens en esta edición de la Europa League, por lo que, un año más, los vecinos del Manchester United continuarán sin tener un nombre en el fútbol continental actual. El 2-0 de la ida se convirtió en una losa importante para el conjunto del norte de Inglaterra, que solo fue capaz de anotar un gol, por mediación de Kolarov, en el City of Manchester en el choque de vuelta. El italiano Mario Ballotelli se convirtió en un gran impedimento para sus compañeros al ser expulsado por una entrada injustificada a la media hora de partido. De este modo, una Recopa de Europa es el único título internacional que ha conseguido el City hasta el momento, y de eso hace ya más de 40 años.

Tampoco debemos olvidarnos que el Aston Villa, sexto en la Premier la temporada pasada, era el equipo que conformaba la terna de equipos clasificados para esta competición, pero los villanos tiraron por la borda su gran campaña 2009/2010 en Inglaterra al no clasificarse siquiera para la fase de grupos del torneo. Y es que este año, la clase media de la Liga Inglesa ha ofrecido un rendimiento muy inferior a lo esperado. Es cierto que, durante los últimos años, los equipos ingleses no han sido capaces de situarse entre los mejores conjuntos de la segunda máxima competición europea —únicamente un subcampeonato del Middlesbrough en la edición de 2006—. Pero la temporada pasada, en la que el Fulham fue subcampeón y el Liverpool semifinalista, los resultados invitaron a creer en un cambio de dinámica. Más aún viendo que este año un club histórico de la Copa de Europa, como el Liverpool, y un aspirante a ser un equipo grande con una plantilla temible, como la del Machester City, participaban en la edición de este año. Dos claros candidatos a llevarse el trofeo de la Europa League. Sin embargo, equipos con un potencial inferior, pero con mucha más entereza han tirado por tierra las expectativas de la clase media inglesa. Está claro que tienen mucho que aprender aún de sus hermanos mayores de la Champions.

Imagen | Zimbio

lunes, 21 de marzo de 2011

Un día más en casa de Su Majestad


Andrés Pérez | Viendo al Arsenal perder en West Bromwich uno podría caer fácilmente en la tentación de pensar que con un delantero como Van Persie el equipo londinense jamás ganará nada. Claro que para entonces Van Persie empujaba el empate a dos en la desangelada portería de Carson, certificando una muy emocionante remontada en un más que vibrante partido. Al Albion se le había pintado el partido de cara cuando en los primeros minutos la defensa del Arsenal decidió observar el transcurrir del universo en un córner. Más aún cuando ya en la segunda parte, sin especial intención del conjunto de Londres de poner en aprietos a la defensa blanquinegra, Almunia decidió hacer las delicias del realizador de la televisión inglesa saliendo a ninguna parte. Obviamente, el encargado de la retransmisión enfocó a Lehmann tras la espectacular pifia. Humor inglés.

Entre tanto el Arsenal dejaba escapar la Premier. Una vez más. La jornada pasada, cuando el United se mostraba ciertamente endeble en Anfield, el equipo de Wenger empató en casa ante el Sunderland. Así, a lo grande. El Manchester, del cual se puede afirmar que su capacidad de crear fútbol es como poco dolorosa, ya encarrilaba su decimonoveno título liguero a pesar de todo venciendo por la mínima y sin necesidad de mostrar mayores alardes. Para qué, se podría preguntar Ferguson cada jornada, si el Arsenal está empeñado en no ganar la Liga. Decía que observando al Arsenal perder ante un equipo que lucha por la salvación, Van Persie no se muestra como un delantero temible. Tampoco del joven Koscielny se podría decir lo mismo, espigado muchacho francés al que en un momento de la segunda parte se pudo ver caer presa de la desesperación a la que le sometió Odemwingie. Ni de Ramsey, que en la primera parte envió un balón al cuerpo de Carson a escasos metros de la línea de gol, con la admirable dificultad que ello conlleva. En general, el Arsenal no da miedo. Acaso inspira cierta compasión a estas alturas, pero no demasiado temor. Y generalmente es un factor que identifica a un equipo campeón.


Es cierto, sería injusto reclamar que el Arsenal volviera a convertirse en aquel conjunto puramente inglés del pasado, en lo que lo más parecido a un pase en el centro del campo era un cabezazo. Pero, en fin, un mínimo de competitividad entra dentro de los cabales de cualquier aficionado. Quien sí parece haber recuperado la dignidad extraviada es el Liverpool, que se impuso cómodamente ante el Sunderland y que en la segunda vuelta firma números de campeón. Una pena que Roy Hodgson lo estropeara todo con su absurdo propósito de tener la carrera de entrenador más bizarra de todos los tiempos. Luis Suárez abandera el rejuvenecido Liverpool de Dalglish en su segunda etapa como entrenador. Sin Torres, quien ejerce de delantero es Carrol, gigantón delantero comprado al Newcastle y al que, en forma, se le adivinan interesantes virtudes junto al uruguayo. Suárez vive desatado. En todos los sentidos. Ayer estuvo a punto de marcharse a la caseta expulsado segundos antes de firmar una obra de arte digna de un genio. Junto a ellos Kuyt vuelve por sus fueros y hasta Lucas Leiva aparenta ser un mediocentro convincente. Cuestión de psicología.

Psicología que enfrenta a Torres con sus demonios. Lejos de la camiseta que portó en Liverpool, el delantero español parece otro futbolista. Ayer ante un Manchester City realmente deprimido tras su eliminación en la Europa League, Torres jugó junto a Kalou en punta y revoloteó entre Kompany y Lescott de aquí para allá, conduciendo hasta el área pero siempre en el lugar inoportuno en el momento requerido. Demasiado lejos o demasiado cerca del pase, nunca en el punto exacto. Así Torres fue incapaz también en su séptimo partido de anotar un gol vistiendo de azul, y posiblemente la ansiedad comenzará a apoderarse de su cabeza. Implicando, por consiguiente, un menor rendimiento dadas sus cuitas internas. A pesar de todo ello, el Chelsea jugó bien, lo cual no deja de ser noticia en Inglaterra. David Luiz volvió a demostrar que es el central del futuro para pasmo del City, incapaz de comprender que el auténtico baluarte ofensivo de los blues no es ninguno de sus cuatro excelsos delanteros, sino un chaval melenudo proveniente de Brasil. Cosas de un día más en casa de Su Majestad, ya ven.

Información adicional | Así está la Premier
Imagen | El País | Los Tiempos

viernes, 18 de marzo de 2011

Que venga el que sea


Pablo Orleans | Tenía el Villarreal la eliminatoria encarrilada tras el gran triunfo en el Bay Arena de Leverkusen en el que demostró que es un firme candidato a estar en la finalísima de Dublín, en el Aviva Stadium. Los de Garrido, fieles a su estilo, fieles a su filosofía de juego y conscientes de la enorme calidad de su plantilla saltaron al césped de El Madrigal sin complejos, a no especular con la ventaja de la ida y a matar el partido a las primeras de cambio, regalándole a su afición otra noche mágica europea. Ante uno de los conjuntos más en forma de la Bundesliga, los castellonenses mandaban con superioridad en la posesión del balón, convirtiendo en un monólogo un partido de entrenamiento y en un títere a los de Heynkes.

Tuvieron ocasiones. El magnífico italiano con el 22 a la espalda es un elegido. Sus movimientos, sus desmarques, su constante trabajo y sus pases domaban a un conjunto bávaro que deambulaba tras el balón y encontraba en la suerte a un aliado perfecto. Pero en el fútbol actual, aunque sigue siendo de once contra once, aunque sigue teniendo sorpresas contundentes —no olvidemos los tropiezos de Liverpool y Manchester City—, no siempre ganan los alemanes. Que no, no hay mal que cien años dure ni suerte infinita. Así, tras dos claras oportunidades locales —una disipada por el colegiado holandés Bjorn Kuipers; la otra extrañamente errada por Joe Red, Guissepe Rossi, el bambino—, la dupla estelar de la noche rubricó una combinación fugaz y, en dos magníficos movimientos, Cazorla acertó y puso distancia en el marcador ante Adler.

El control estaba en la acera amarilla; el pase a cuartos, más cerca; y las esperanzas, intactas. Los de Garrido, una vez más, estaban noqueando a un «segundón» europeo y dominaban con claridad absoluta el juego, sobradamente desequilibrado como para poner en peligro el trabajo realizado. Y así, con la constancia ofensiva, con la casta ambición de vencer y con el perfecto guión escrito llegaba el remate. De nuevo el yanqui italiano, aprovechándose de un genial movimiento en la delantera castellonense, recibió el favor de Cazorla y anotó el segundo de la noche. Nada podía frenar la alegría y el alivio recibido en Vila-real como un soplo confirmador y reconstituyente. Ni el gol de Derdiyok en los minutos finales quitaba ese orgullo incomparable. De nuevo, un equipo modesto, en una ciudad de poco más de 50.000 habitantes, ese grupo unido y conectado, volvía a tumbar a un gigante europeo. El segundo italiano cayó. El segundo germano cayó. Que venga quien sea, el Villarreal lo volverá a tumbar. Hoy no me queda ni las más mínima duda.

Imagen | El País

jueves, 17 de marzo de 2011

El Madrid rompe con su pasado reciente


Andrés Pérez | Acudía el Madrid con gran urgencia al partido de vuelta de los octavos de final. La urgencia que provoca el peso de seis años sin superar una ronda que comenzaba a mostrarse maldita y que era reflejo de las miserias del conjunto madridista durante los últimos años a pesar de los exiguos campeonatos de Liga. Ante el reto que proponía su historia reciente, el conjunto de Mourinho respondió con virulencia ocasional y espesura general. En cualquier caso doblegó a su bestia negra, el Lyon, domado a pesar de su buen sentido del juego y excesivamente blando en las pocas ocasiones de las que dispuso. Su inocencia defensiva la aprovechó un Madrid, esta vez, desbocado.

Como lo lleva durante toda la temporada. Al Madrid se le podrá achacar falta de fluidez en el juego, excesiva verticalidad o demasiada dependencia de sus individualidades, pero no capacidad de remate e intimidación. Cerca del área rival, Benzema, Ronaldo, Ozil o Di María son jugadores versátiles en todas las zonas del campo, rápidos y potentes. Además dotados técnicamente. Una pesadilla para la defensa rival, por más que no encaje el esquema o el centro del campo no gobierne como debiera con Xabi Alonso y Khedira. Es el recurso del Madrid, aferrarse a la violencia ofensiva de sus mejores jugadores. No deja de ser un recurso lícito y, ante todo, efectivo.

El Madrid salió con la intención de controlar el juego pero no pudo hacerlo dados sus evidentes nervios y el buen hacer del centro del campo francés, donde Toulalan y Kallstrom ofrecieron la calma que la parcela ofensiva del Madrid nunca encontró. Los tres primeros minutos fueron un frenesí que auguraba serios problemas para Lloris. Sin embargo, el Lyon clamó el tempo del partido y trianguló con sobriedad para poner en apuros a la defensa blanca en más de una ocasión. Transcurrió la primera parte con la sensación de que era el Madrid el equipo necesitado de un gol para pasar a cuartos de final y no el Lyon. Mal presagio. En los últimos minutos del primer periodo, no obstante, el Madrid decidió aplicar la misma línea de juego que el Lyon y enarbolando jugadas a ras de suelo consiguió acercarse con más inteligencia al área francesa. Fue Marcelo, en una de sus muchas subidas por banda, quien tras tirar una pared con Ronaldo y un recorte excelso anotó el primero.


El panorama no difería en exceso para el Lyon dado que seguía necesitando un gol para estar en la eliminatoria. El escenario, sin embargo, era el ideal para el Madrid, que exigía menos paciencia y más juego directo dadas las urgencias del Lyon, más volcado hacia arriba y cediendo más espacios en su retaguardia. En ese contexto, el papel de los defensores franceses fue clave. Excesivamente inocentes, un robo de balón deparó en un balón largo de Marcelo a la espalda de Lovren, anoche calamitoso, que no acertó a despejar. La pelota se quedó franca para Benzema, que la cosió a su pie y la encajó bajo las piernas de Lloris, al que se le cayó el larguero encima.

Para entonces el partido y la eliminatoria estaban sentenciados. Fue entonces cuando se encontró mejor el Madrid, anotando incluso un tercero tras otra actuación desafortunada de Lovren. No debe engañarse el Madrid: ha doblegado a su rival con la autoridad que refleja el resultado, no su juego. No hay más superioridad que su voracidad y brutalidad en el área rival. Su primera parte fue gris y mediocre y ante un rival de mayor talla se le adivinan más problemas a un Madrid que, en ocasiones, peca de ansiedad. No piensa y resume su plan ofensivo en balones rápidos a sus veloces delanteros, incluido Ozil, desaprovechado en circunstancias así. Sea como fuere, la maldición, el peso de la historia, se ha resquebrajado. De la historia reciente, se entiende. El Madrid ya está en cuartos, de nuevo. Dispone de plantilla, entrenador y capacidad para ser temible en cualquier circunstancia. Pero ha de mejorar. Inevitablemente si desea ganar esta Champions.

P.D.

Comentario aparte merece la actuación de Pepe. Agredió en dos ocasiones a dos jugadores diferentes del Lyon sin motivo aparente. La primera, un planchazo injustificado a Lisandro al borde del área de Casillas. La segunda, un arrebato encolerizado que casi termina con la cara de Cissoko en el hospital. Pepe tiene un grave problema psicológico. Sus arrebatos de ira le pueden costar muy caros al Madrid, y con Albiol en el banquillo no parece que merezca la pena de este modo arriesgar. Alguien debería hablar con él.

Imagen | El País

miércoles, 16 de marzo de 2011

El periodismo deportivo estira su límite

Andrés Pérez | Parecía imposible que el periodismo deportivo español se aprovechara del tumor recientemente descubierto a Eric Abidal, defensa del Barcelona, para darle una nueva vuelta de tuerca al clima de falsa crispación creado en los periódicos del país. Parecía. Lo han conseguido.

Noticias como ésta, la de que Abidal, uno de los jugadores más en forma del Barça en la presente temporada, será operado de un tumor en el hígado, deben alegrar la cara de los enemigos más perversos del barcelonismo. Estas sí que son noticias buenas para ellos. Eso lo aprendí en los viajes con la selección española, en los que en la cola del avión, donde siempre van los periodistas, se coreaba por parte de algunos pro Madrid, medio en broma medio en serio, aquello de "malo para el Barça, bueno para el Madrid".

La novedad es que este eructo verbal ha sido publicado en La Vanguardia, no en cualquier otro medio a los que estamos acostumbrados. Para completar la jugada, anoche en Defensa Central, una web madridista dirigida por Siro López, se publicaba —por parte de un usuario anónimo de la página— lo siguiente —clic para ampliar a tamaño normal—:


Hoy mismo Siro López ha dimitido tras llevarse notorios palos en distintos foros barcelonistas. Entre ellos Twitter. La consigna es clara: todo vale. Incluso el tumor de una persona. Además, las veladas acusaciones de dopaje del artículo anónimo enlazado más arriba se une al serial de reportajes sobre los controles antidoping en el fútbol español publicados por Marca hace poco —de los que ya habrá tiempo de hablar— y a las palabras de Juan Antonio Alcalá en las que relacionaba a Eufemiano Fuentes y el Valencia y definía como poco reputados a los médicos del Barcelona. Todas ellas dichas en boca del Real Madrid, según él. Más tarde no tuvo más remedio que retractarse cuando el club blanco lo negó todo.

Cuando el fútbol se acerca al dopaje algo se mueve. Cuando los periodistas, los mismos que durante años han permanecido callados ante el dopaje en todos los deportes imaginables, exculpando a deportistas españoles de todo en aras de su heroicidad patria y culpando de todo a pérfidas conspiraciones externas, deciden bucear en los profundos lodos del dopaje, patinan y no crean más que confusión. Porque desconocen, por ignorancia, el tema y porque no saben tratarlo sin forzar los límites de lo que es información y lo que es mera acusación sin fundamento.

Cruz de periodismo deportivo nos ha tocado vivir.

Vía | La Libreta de Van Gaal | Forocoches

Eto'o es una joya


Andrés Pérez | Antes incluso de que muchos aficionados se dieran cuenta, Eto'o ya había empatado la eliminatoria. Con un gol de manual, tirando el desmarque entre los dos centrales y definiendo con la pierna izquierda, el camerunés había deshecho las estadísticas: la primera, aquella que decía que el Bayern no perdía una eliminatoria cuando la comenzaba ganando en campo rival; la segunda, otra que indicaba que tan sólo una vez un equipo logró remontar un resultado adverso en casa. Corría el minuto cuatro y Eto'o, el mejor jugador del Inter, el único que ha mejorado su rendimiento exponencialmente tras la salida de Mourinho, engrandecía su leyenda.

El Inter deambula desalmado, sin el espíritu del año pasado ni la capacidad de sacrificio que impuso Mourinho. La plantilla, esencialmente idéntica a la que el año anterior se proclamara, a su modo, brillante campeona de Europa, parece sentirse huérfana. Alejada del frenesí competitivo que el entrenador luso impone a todas sus plantillas, Lúcio es una sombra de lo que fue, Diego Milito ha perdido su voracidad goleadora y Maicon apenas intimida con sus galopadas desde el carril derecho. La marcha de Mourinho ha supuesto algo más: una pérdida total del sentido defensivo, cualidad que fue el pilar fundamental de los triunfos de la temporada pasada. Anoche en el Allianz Arena, la zaga del Inter fue un espectáculo y un gozo para los delanteros del Bayern, cuya actuación merece párrafo aparte.

El Bayern, por su parte, también ha empeorado respecto al año anterior sin causa aparente. Mario Gómez ha mejorado su rendimiento en la punta de ataque. Müller sigue creciendo como jugador y es uno de los mejores segundas puntas de Europa. Robben continúa ejerciendo de nervio electrizante desde el extremo derecho. Riberý continúa demostrando porqué no son pocos los equipos europeos que un día quisieron hacerse con sus servicios. A pesar de todo ello y de mostrar una clarividencia ofensiva mucho mayor que la de su rival anoche, todos ellos fallaron en conjunto un sinfín de ocasiones que finalmente les dejaría fuera de los cuartos de final.


Tras el gol de Eto'o, el Bayern se hizo el dueño del partido. No tenía por qué hacerlo dado que la eliminatoria estaba empatada, pero un Inter perezoso, presa de sus propios miedos y sin capacidad de continuar con el ritmo martilleante del inicio del partido le invitó a ello. Un nuevo error de Julio César tras otro disparo de Robben lo aprovechó Mario Gómez para empatar el partido, y de otro cúmulo de despropósitos en el área interista se valió Müller para adelantar al Bayern en el marcador y dejar, en apariencia, sentenciada la eliminatoria. De ahí al final de la primera parte el Bayern pudo golear sin ambages: un mano a mano de Riberý vergonzosamente resuelto, una ocasión de Mario Gómez que a punto estuvo de empujar Müller, otra de Robben tras estupor general de los defensas italianos y un error fatal de Lúcio sacando el balón que pudo costarle el tercero al Inter de no ser por el mal entendimiento entre Müller y Gustavo cuando sólo restaba fusilar a Julio César.

De manera sorprendente, el partido continuó 2-1 en el descanso. El Bayern le había perdonado la vida al Inter. Como era de esperar, tal oportunidad no iba a dejarla escapar Eto'o. Su labor en la delantera, bajando a recibir, presionando cuando se antojaba necesario y buscando los espacios presumiendo de una velocidad aún hoy sorprendente sirvió para que el resto del Inter se animara. A pesar de aparentar una apatía como poco desconcertante, el caso es que el conjunto de Leonardo se volcó sobre la meta de Kraft, el joven portero alemán. Fue Eto'o en su segundo destello de la noche quien sirvió en el área a Sneijder, que llegaba desde la segunda línea, para que el holandés utilizara el guante que acostumbra a tener en la pierna derecha. Un empate que aún no expulsaba al Bayern de Europa puso de los nervios a los jugadores de Van Gaal. Resultaba que, aún después de todo, el Inter estaba vivo. Ver para creer.

El Bayern había desperdiciado un sinfín de ocasiones y ahora pagaba por ellas. El Inter no creaba excesivo peligro en la puerta de Kraft, pero en dos saques de esquina a punto estuvo de amargar la existencia del Allianz Arena. Para entonces los alemanes eran un trapo indeciso y el Inter se había puesto el mono de trabajo. Con todo lo que ello implica para jugadores como Lúcio, Cambiasso o Motta. Sin excesivos alardes, Leonardo metió en el campo a Coutinho y Eto'o y Pandev lo agradecieron en detrimento de un lento y apático Stankovic. Un balón largo final a la espalda de la defensa del Bayern lo aprovechó Eto'o, listo como nadie, para al borde del área aguantar la llegada de Pandev, de nuevo desde segunda línea, y sentenciar el partido. De un modo inverosímil, el Inter estaba en cuartos. Gracias a Eto'o, que es un diamante.

Imagen | El País | RTVE

martes, 15 de marzo de 2011

Ryan Giggs, eterno «diablo rojo»


Miki Salazar | El 2 de marzo de 1991 Ryan Giggs vestía por primera vez la camiseta del Manchester United en un partido oficial. Lo hizo en Old Trafford ante el Everton, en un encuentro en el que los locales perdieron por 0-2. El resultado no fue ninguna sorpresa ya que por entonces los «diablos rojos» vivían tiempos de vacas flacas. Llevaban casi 25 años sin conseguir un título liguero y el partido de su debut se convirtió en su octava derrota consecutiva. Sin embargo, los tiempos cambian. Dos décadas más tarde hablar del Manchester United es hablar uno de los equipos más laureados de la Premier League y de Europa. Pero no sólo eso, sino que hablar de este Manchester, el de los 90’s y 00’s, el de Sir Alex Ferguson, el de los éxitos, es hacerlo de Ryan Giggs.

El galés ha batido todos los récords que se ha propuesto a lo largo de su carrera como profesional, vistiendo siempre los mismos colores. Sin ir más lejos Sol Campbell y él son los únicos jugadores que hasta el momento han disputado todas las ediciones de la Premier League desde su creación en 1992. Pero además, Giggs también puede presumir, esta vez en solitario, de haber marcado en las 19 ediciones disputadas hasta la actualidad. Y amenaza con engrosar sus marcas, ya que ha renovado por una temporada más con su equipo de toda la vida.

Pero «the whels wizard» —el mago galés— no vive solo de los números. El extremo ha sido una pieza clave las últimas dos décadas en el Manchester United y ningún jugador con los que ha compartido vestuario ha sabido transmitir tan bien como él lo que es el amor a unos colores. No en vano, es historia viva del Club, máximo exponente del cambio y de los éxitos que los «red devils» han cosechado desde los noventa.

Formó, junto con Beckham, los hermanos Neville, Butt y compañía, aquel equipo que devolvió la gloria al Manchester United y que consiguió el triplete en la temporada 98/99. Ni Giggs ni ningún aficionado al fútbol olvidarán nunca aquella final de infarto disputada en el Camp Nou ante el Bayern de Munich. El protagonismo lo acapararon otros futbolistas pero poca gente recuerda que el primer tanto nació de las botas del galés que conectó una volea en la frontal del área tras un córner que incluso Schmeichel había subido a rematar. Sheringham, como siempre en el mejor momento, en el mejor lugar, solo tuvo que impulsar el balón a escasos metros de la línea de gol. Sin desprestigiar al fantástico delantero inglés, faltaría más.


Aunque si hubiera que destacar una jugada a lo largo de su carrera sería la realizada esa misma temporada en la semifinal de la FA Cup ante el Arsenal. En el minuto 110 de partido y con empate a uno, Giggs recibió el balón en su propio campo y comenzó la carrera. Carrera que nadie pararía y en la que Ryan mostró sus más punzantes cualidades: velocidad y slalom. De esa forma recorrió todo el campo rival, zafándose de tres contrarios y definiendo con un misil imparable para Seaman. Uno de los goles antológicos anotados en la competición inglesa.

El jugador, nacido en Cardiff, jamás ha visto una tarjeta roja en sus 20 años como profesional, algo que por sí solo habla de su caballerosidad y juego limpio. La misma caballerosidad le llevó a rechazar jugar en la Selección Inglesa absoluta, pese a que en las categorías inferiores había sido incluso su capitán. La decisión de representar a su Gales natal le privó de disputar una Eurocopa o un Mundial, algo de lo que el extremo nunca se ha arrepentido aunque seguro le hubiera gustado hacerlo. Todavía hay personas que se pregunta qué hubiera pasado con los «pross» si hubiera escogido jugar con ellos. Nunca lo sabremos.

Lo que sí que es seguro es que Ryan Giggs es una leyenda viva. No solo por los títulos obtenidos a lo largo de su carrera profesional —-11 Ligas, 4 Copas de Inglaterra, 4 Copas de la Liga, 8 Supercopas de Inglaterra, 2 Champions, 1 Supercopa de Europa, 1 Intercontinental y 1 mundialito de Clubes— sino por todo lo que representa su figura. Bobby Charlton, George Best y Denis Law tienen una estatua en los alrededores de Old Trafford rememorando la «Santa Trinidad» de los «diablos rojos». Cuando definitivamente Giggs cuelgue las botas, si la historia es justa con él, no sería nada descabellado que terminara compartiera destino con ellos en las inmediaciones del Teatro de los Sueños. ¿Quién mejor que él para definir el actual United?

Imagen | The Guardian

viernes, 11 de marzo de 2011

Delanteros para una década

Andrés Pérez | La pasada década (2000-2009), como la gran mayoría, ha dejado imborrables imágenes en el memorial colectivo y una pléyade especialmente prodigiosa de futbolistas para el recuerdo. Si los 90 supusieron un cambio en los usos y hábitos del fútbol, es decir, si en el anterior decenio se fraguaron los mimbres del fútbol plenamente moderno, en éste que ya hemos abandonado hemos asistido a su confirmación. Entre algunos de los futbolistas de mayor talla que la primera década del siglo XXI ha dejado es posible destacar a un grupo de delanteros que durante los mejores años de su madurez asombraron a Europa por su capacidad goleadora, su voracidad de cara a portería y su violento compromiso con el gol cada jornada. Éstos son los goleadores para recordar una década:

Ruud Van Nistelrooy

Van Nistelrooy, a pesar de su aspecto bonachón, fue posiblemente el mayor depredador de área que Europa ha visto jugar en los últimos diez años. El holandés fue un compendio de virtudes que todo delantero debe manejar con eficacia si quiere convertirse en alguien algún día: descomunal en el juego aéreo, inteligente al espacio, capacidad técnica a ras de suelo, táctica impecable de espaldas a la portería y un oportunismo en las jugadas claves desesperante para sus marcadores. El holandés es el más alto de los grandes goleadores de la última década y el que peor suerte tuvo de cara a títulos europeos: no jugó apenas una final de Copa de Europa puesto que cuando llegó al Manchester éste ya había obrado el milagro en Barcelona y, para cuando quiso aterrizar en Madrid, el conjunto de la capital se hallaba lejos de tamañas metas.

En cualquier caso, Van Nistelrooy es uno de los máximos goleadores de la historia de la Champions League, lo cual son palabras mayores. Tras deslumbrar en Holanda anotando un sinfín de goles, el tulipán se acercó al hombro de Ferguson anhelando cotas mayores. El Manchester de Scholes, Giggs, Beckham, Keane o Verón se elevó a las alturas: con Van Nistelrooy el conjunto ganó en voracidad goleadora y obtuvo todos los títulos imaginables en las islas. El holandés suplió el puesto vacante que ya había abandonado años atrás Cantona y dejó una huella indeleble en Old Trafford. Berbatov, años después de su último partido vistiendo de rojo, aún tiene sobre sí la alargada sombra de quien, un día, amagó con alcanzar las cotas de excelencia de Marco Van Basten. Lejos de ser un futbolista total, a Van Nistelrooy le bastó con su apabullante media goleadora: 337 goles en 546 partidos.

Andriy Shevchenko

Shevchenko deslumbró al mundo en la Champions League 1998/1999 llevando a su Dinamo de Kiev a las semifinales de la competición, tras dejar por el camino a equipos tan notorios como Arsenal o Real Madrid, al cual, por cierto, le anotó tres goles. Shevchenko terminó aquella Champions como máximo goleador con ocho tantos. Su Dinamo cayó en semifinales ante el Bayern, posterior mártir de la final en el Camp Nou. El Milan se fijó en él y llamó a sus puertas previendo el elevadísimo rendimiento que el ucraniano podría dar en una liga de alto nivel dadas las virtudes que había mostrado: una velocidad desorbitante compaginada a la perfección con su poderosísimo disparo.

En Italia Shevchenko se salió. Consiguió una Champions League anotando el penalty decisivo en la tanda final ante la Juventus y, como cruz, premió involuntariamente con su fallo, también en la ruleta de los penaltys, en Estambul a aquel Liverpool inverosímil de 2005. Shevchenko causó pavor. Su endiablada potencia en carrera y sus buenos fundamentos técnicos le permitieron vivir por detrás del delantero, jugueteando con sus marcadores en la línea de tres cuartos, apareciendo y escondiéndose, buscando romper las costuras rivales o resolviendo la impotencia de encontrar una jugada con lanzamientos lejanos. A Shevchenko le sobraba con un espacio. Su voracidad y poderío físico se terminaron cuando emigró a Londres tras siete temporadas en Milán donde anotó más de 170 goles. Una recta final mal llevada y decadente a mitad de camino entre el Chelsea y, breve y nuevamente, Milan, ensució la impresionante carrera del mejor jugador ucraniano de siempre. ¿El balance? 309 goles en 614 partidos.

Ronaldo Nazario de Lima

De Ronaldo hablaba Juandi Mora recientemente a raíz de su retirada. Es el primero en retirarse de todos los grandes delanteros del pasado decenio y es, con total seguridad, el que mayor impronta deja en la memoria colectiva. En honor a la verdad, el Ronaldo que maravilló al mundo no jugó a partir del 2000 sino en los últimos años del 90: primero en el PSV, como Van Nistelrooy, posteriormente en Barça e Inter de Milan. El del Barça, en concreto, se postuló como heredero de Pelé y como nuevo gran rey del fútbol. Un trono que alcanzó a medias dadas sus continuas y graves lesiones en la rodilla.

Ronaldo era un ciclón. Un jugador que combinó como ninguno la velocidad y potencia en carrera con la técnica excelsa de los mejores brasileños de siempre. A todo eso, Ronaldo le sumaba la innata capacidad de anotar goles, de perforar porterías y de sentar porteros. Su temporada en Barcelona fue una locura: en 49 partidos marcó 49 goles. Cifras históricas. Se desprendió el Barça de él y aterrizo en el Inter, donde alzó la UEFA, su único trofeo internacional y continuó su apabullante progresión. Entonces se rompió. Se rompió y deambuló tres años en un mar de impotencia e inactividad para volver en 2002, proclamarse pichichi del Mundial y, con dos goles en la final, devolver a Brasil el cetro del fútbol Mundial. Ronaldo viajó al idílico Madrid de Florentino Pérez y allí, ya convertido en un delantero de más área, de menor recorrido, volvió a anotar goles en sus últimos grandes destellos. A partir de ahí, la ruina, decadencia, Milan, Brasil, altercados con los aficionados del Corinthians, y exceso de peso marcaron su final. Para el recuerdo, esto. Y sus 352 goles en 515 partidos.

Samuel Eto'o

De los hasta ahora nombrados, el camerunés es el único que disfruta de un presente esplendoroso. Actualmente en el Inter de Milán, Eto'o lleva 15 goles esta temporada en Liga y ejerce de líder dentro del campo del vigente Campeón de Europa. En lo concerniente a Copas de Europa, Eto'o tiene amplia experiencia: ha ganado tres y ha anotado goles en dos finales diferentes. Ambas con el Barça. Hablar de Eto'o es hablar de la voracidad insaciable de un futbolista que tras ser repudiado por el Madrid se hizo un nombre y una auténtica leyenda en el Camp Nou, abriendo el marcador en las dos finales de Champions que el conjunto culé ha disputado en los últimos años.

Historia viva del fútbol, Eto'o era y es todo fibra. Un jugador que lejos de ostentar una calidad técnica notoria radicaba sus virtudes en la voracidad insaciable que le provocaba la portería rival. Su angustia, no marcar. Su plenitud, inexistente. Para Eto'o lo imposible siempre pareció poco y así, temporada tras temporada, terminó con números de auténtico escándalo. Polémico fuera del campo, abnegado trabajador dentro del mismo, el africano aún tuvo, por orgullo propio, por profesionalidad, los arrestos de marcar más de 30 goles la misma temporada en la que Guardiola le había declarado transferible en verano, antes de iniciarse la competición. De palmarés envidiable, la palabra indomable se creó para Samuel Eto'o, cuya impronta de rebelde sin causa quedará grabada a fuego en el imaginario colectivo tras sus reivindicaciones en pleno Bernabéu, al anotar un tanto, de jugar en el Real Madrid. 247 goles en 479 partidos. Nació en el 81. Los tres delanteros antes nombrados en el 76. Calculen ustedes mismos.

Thierry Henry

Durante muchos años, Henry fue considerado sin ambages el mejor jugador del planeta. Virtudes no le faltaban. A una zancada esplendorosa, Henry sumaba disparo desde larga distancia, técnica exquisita y carisma dentro del campo. El francés había sido campeón del mundo y campeón de Europa con su selección pero aún, a principios de la década, tenía los mejores años de su vida futbolística por delante. Todos ellos, a excepción de los tres últimos, en el Arsenal, en el mejor Arsenal de siempre que lo ganó todo, que durante dos años apenas encontró resistencia en Inglaterra y que, en 2006, acarició la primera Champions League de su historia.

Precisamente Henry sufrió de vértigo, quién lo iba a decir, en aquel partido. Valdés, quien más tarde seria su compañero, impidió que Henry anotara en aquella final. El Arsenal perdió ante el primer gran Barça de la década y Henry, rodeado de un equipo de viejas leyendas y jóvenes valores, aparentó reisgnarse a su sino. Dos años más tarde aterrizaría en Barcelona y, uno más, alzaría la Copa de Europa vistiendo los colores del equipo que un día le torturó. Por aquel entonces Henry era un jugador pegado a la banda, aún de prodigioso desplazamiento y capaz frente a cualquier lateral del planeta. El peso del equipo no lo soportaba ya él, pero su rendimiento fue inconmensurable. Atrás quedaban los años de liderazgo y capitanía en el Arsenal, donde su elegancia sobre el tapete verde le otorgaron el halo de ángel caído del cielo. Un ángel voraz y luminoso que dejó goles de impagable factura. 303 goles en 647 partidos.

Filippo Inzaghi

Inzaghi pertenece a esa clase de delanteros que viven de su oportunismo. Lo lleva haciendo desde que debutara siendo un imberbe en el Piacenza, a mediados de los noventa hasta sus últimos días en Milán. Inzaghi no es rápido, no es alto, no es fuerte, no es un futbolista técnico y tampoco posee una pegada temible. A pesar de ello, es uno de los máximos goleadores históricos de la Copa de Europa y un ídolo irrepetible en Milán, donde ni siquiera ha fraguado los mejores años de su carrera. Es Inzaghi, la excentricidad por bandera y el mito como mayor aval. Uno de esos extraños casos que el fútbol decide premiar.

A Inzaghi se le recuerdan sus mejores años en Turín, vistiendo los colores de la Juventus y marcando durante cuatro años seguidos más de veinte goles por temporada, números asombrosos, especialmente las de su primer año allí, alcanzando la muy admirable cifra de 36 goles en un equipo italiano. Le es indiferente, al Pippo le da igual, como le ha dado igual todo. Sus enfervorizadas celebraciones, su cartel de alborotador nato, su piel cetrina, su eterno pelo lacio y moreno, su histrionismo, todo es tan inherente a su nacionalidad, la italiana, que observándole cuesta no entender los motivos de su idolatría. A pesar de todo, Inzaghi ha sido capaz de anotar en dos temporadas más de diez goles en competición europea. Todo un logro. Algo común para Inzaghi, jugador que vive al filo de la red, en el área pequeña, buscándose la vida en cotos vedados para tipos como él: las alturas, las largas carreras, el cuerpo a cuerpo. Inzaghi, aquel futbolista que anotaría dos goles en una final de Copa de Europa para martirio de Reina, finaliza sus días aún amargando la vida a grandes equipos. El último en sufrirle fue el Real Madrid. Bendito sufrimiento, añado. 315 goles en 607 partidos.

Raúl González Blanco

Albergaba dudas sobre la posibilidad de incluir aquí a Raúl o no. Si bien es cierto que el mejor Raúl pertenece a la primera década del siglo XXI, sería un acto temerario obviar en el balance de su carrera las excelsas primeras cinco temporadas como profesional, todas ellas disputadas en los noventa, Champions League de 1998 inclusive. Asimismo, Raúl no es un nueve. No es un delantero al uso como los anteriormente nombrados. Posiblemente, éste último argumento en contra de su inclusión se volvió, de una forma algo irónica, a su favor: a pesar de no ejercer de delantero puro, Raúl tiene un promedio de goles apabullantes y lidera holgadamente la clasificación de máximo goleador histórico de la Copa de Europa con 69 goles. Números inmejorables, de leyenda, de uno de los mejores jugadores de siempre en España y en Europa.

A Raúl le pesará por siempre su vinculación madridista, su penalty ante Barthez y sus últimos años como profesional en Madrid, siempre rodeados de la polémica sobre su titularidad o estancia en el equipo. Ajeno a todo ello y mucho antes de que Raúl pasara a ser objeto de agrias disputas entre aférrimos a su causa y absolutos opositores, su trayectoria es impecable. De auténtico genio. Raúl, el más prematuro de todos los aquí nombrados, el más genio, el más inteligente, el que mejor supo sacar provecho de sus virtudes, el más puntual a su cita con la Historia, el más temido por hinchadas rivales, termina sus días en Alemania, vistiendo los colores del Schalke, aún a tiempo de amargar la existencia de algunos. En su día fue uno de los mejores jugadores del momento. Alejado siempre de los focos del fútbol mediático, obstinado en su trabajo en el Madrid, a Raúl se le negó un Mundial y un Balón de Oro, títulos que, no tanto el segundo, hubieran engalanado más si cabe su palmarés. Su historial de virtudes, de golazos, de goles inverosímiles, oportunistas, de cuchara, de rebote, de estar ahí. Porque Raúl está, estuvo y siempre estará ahí. Acechando. Oliendo a triunfador. 338 goles en 779 partidos.

Por el camino se quedan unos cuantos. Gracias a todos los que propusisteis nombres de grandes delanteros de la pasada década y al intenso debate que se creó en Twitter. Los nombres de aquellos delanteros que de un modo u otro serán herencia de esta década: Elber, Jardel, Forlán, Makaay, Morientes, Owen, Crespo, Claudio López, Larsson, Palermo, Klose, Drogba o Trezeguet entre otros muchos.

Lectura recomendada | Tabla histórica de goleadores de la Liga de Campeones
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jueves, 10 de marzo de 2011

Y sin embargo se mueve


Andrés Pérez | Sucede con frecuencia en el fútbol: ser mejor implica una demostración práctica. La teoría es papel mojado hasta que se aplica en el plano real. Es cierto, el Valencia tiene mejores mimbres que el Schalke 04, un desordenado conjunto alemán cuya defensa es caótica y cuyas principales virtudes son las individualidades talentosas en el frente de ataque. En apariencia, y a pesar del sufrido empate que los de Emery cosecharon en campo propio, gol de Raúl incluido, el Valencia era el favorito para pasar a los cuartos de final. Tanto la situación del conjunto alemán en Liga como el buen estado de determinados jugadores valencianistas invitaban al optimismo. En teoría. En la práctica no basta con ser mejor sino con saber ser mejor. Y en ese sentido el Schalke impartió una lección.

Se adelantó de nuevo el Valencia, como ya hiciera en Mestalla. Esta vez el encargado de abrir el marcador fue Ricardo Costa, de manera casi fortuita tras un buen destello de calidad de Topal en la banda izquierda, supuesta autovía para los deslices desmesurados del portento físico que es Mathieu. Supuesta puesto que Uchida, el joven lateral japonés que se desempeña en el carril derecho del Schalke, demostró cierta flaqueza defensiva en el campo valencianista pero apenas tuvo errores anoche. El gol de Costa no espoleó al Valencia sino que lo acomodó en una peligrosa tierra de nadie, donde el lento y anodino transcurrir de los acontecimientos, alejado el Schalke de Guaita, conformista el equipo valenciano de cara a la portería de Neuer, relajó en exceso a los de Emery. Al Schalke, equipo de limitaciones técnicas evidentes con un centro del campo huérfano desde la marcha de Rakitic al Sevilla, se le apreciaba más tesón que ideas, lo que, en un principio, no suponía mayores quebraderos de cabeza para David Navarro y Costa, pareja de centrales anoche.

Sin embargo, la acomodación fue excesiva. El Valencia no se relajó: directamente se durmió. Perdió de vista la portería rival y comenzó a preocuparse por el ímpetu plenamente físico que Farfán o Kluge imponían en las bandas. Jurado revoloteaba por el carril izquierdo acompañado de Escudero, grata sorpresa de la noche, y Raúl y Gavranovic buscaban recibir de espaldas a la portería de Guaita. No tuvo especiales contratiempos el canterano hasta que al borde del área, en una acción un tanto desafortunada de Navarro, Gavranovic cayó al suelo. Había transcurrido casi toda la primera parte y el Valencia, a pesar del tanto inicial, no aparentaba ser un equipo que tuviera el partido bajo control. Menos aún cuando Farfán, en un ejercicio fabuloso de precisión, superó la barrera valencianista y firmó el gol de la jornada.


El empate, no obstante, suponía cierto peligro para el Schalke. Tal es la paradoja: ante la falta de ambición del Valencia una vez se puso por delante, Neuer apenas se tuvo que esforzar. Sin embargo, el empate presagiaba malas noticias para el equipo de Magath: con un tanto el Valencia obligaría al Schalke a anotar otros dos. Una empresa algo utópica para un conjunto de limitaciones evidentes como el alemán. Lejos de ello, el Valencia siguió sin rumbo, sin plano, sin idea alguna que transmitir desde el campo. Banega no lograba conectar con Mata y Aduriz se perdía entre la enclenque defensa alemana hasta el punto de marrar un mano a mano claro ante Neuer. Fue un destello, casi un accidente provocado por la debilidad de la defensa del Schalke, en ningún caso el resultado de una tendencia ofensiva.

El Schalke, espoleado por el atronador rugido de su afición, apta como pocas para la entonación de cánticos corales en un estadio de acústica sublime, siguió concentrado en su particular batalla, la de vencer a sus propias limitaciones. Una acometida de Kluge en banda izquierda frente a un Bruno algo parsimonioso deparó en un altísimo centro. Guaita intentó despejar en vez de blocar y falló. El balón pasó por delante de Mathieu y llegó a Farfán, quien en primera instancia mandó el tiro, al borde del área pequeña, al cuerpo de Guaita. El rechace lo aprovechó Gavranovic para adelantar por primera vez al Schalke en la eliminatoria. De ahí al final, al conjunto de Magath sólo le restaba rezar.

Rezar por una defensa adelantada incapaz de medir los pases a su espalda. Hasta en dos ocasiones fueron capaces los centrocampistas valencianistas de superar por alto, en balones frontales, sencillos y francos, a los centrales locales. Ninguna de las dos ocasiones, de clara ruptura de la última línea del Schalke, fue aprovechada por el Valencia. Emery se ofuscó y retiró a Banega, el mejor dotado del equipo valenciano, para dar salida a Tino Costa. Con Soldado en el campo en detrimento de Aduriz la consigna estaba clara: balones por alto. Un caramelo para la defensa del Schalke, feliz en su desempeño aéreo, lo único realmente fiable de sus virtudes. Hasta el minuto final el Valencia dispuso de pocas ocasiones claras y el Schalke entre tanto sufrió para anotar el tercero y sentenciar la eliminatoria. Tras dos ejercicios de fútbol irrisorio, Farfán, con el Valencia en área contraria, marcó el tercero. Había muerto el Valencia víctima de sus propios errores. No es mejor equipo el Schalke, y sin embargo lo fue. No giraba la tierra en torno a nada, y sin embargo se movía. En el fútbol, la teoría es y será simple y mera teoría.

P.D.

En otro orden de cosas, el Tottenham empató a cero en White Hart Lane para echar fuera de los cuartos al Milan. Sólo resta el Inter en competición europea y parte en desventaja la semana que viene frente al Bayern. De caer en Munich, no quedará ningún equipo italiano en competición continental en marzo.

Imagen | El País

miércoles, 9 de marzo de 2011

Marcar cuatro goles, recibir un único disparo y sufrir hasta el último minuto


Pablo Orleans | A la tercera va la vencida. Eso debían pensar Wenger y sus secuaces tras el favorable resultado de la ida y el balance contrario de los últimos años. Ni en 2006, en la finalísima de París; ni en 2010, en una eliminatoria con vuelta catastrófica para los gunner. Un año después, el destino volvía a cruzar a Cesc con su equipo. Un año más tarde, el políglota francés tenía en bandeja una revancha encarrilada. Nada. El Arsenal, equipo joven, con calidad y velocidad, saltaba al Camp Nou asombrado ante tanto bullicio. Sus caras lo decían. El Arsenal, un proyecto que —como bien comentó Andrés Pérez y adelantó Víctor Úcar— es una idea romántica de Wenger, se agazapó atrás y aguantó con un fútbol atípico al que no está demasiado acostumbrado. La defensa como base de su juego. El contragolpe como una buena oportunidad.

El Barça, fiel a su patentada filosofía del toque y el juego raso imperativo, tomaba las riendas de un encuentro tenso para todos en el que el Arsenal guardaba posiciones con una estrategia tan poco sorprendente como defensiva. La situación de Robin «el insólito» Van Persie en punta presagiaba un choque lleno de idas y venidas, de balones largos y peligro constante. Su fugaz recuperación, la ajustada convocatoria y la titularidad esperada, hacían del tulipán el arma sorpresa de Wenger mientras los de Guardiola seguían a lo suyo. La posesión se volcaba del lado culé y las ocasiones, poco a poco aparecían como un ejemplo de necesidad. El pesado paso de los minutos giraba en torno a un domino claro sin marcador definido. Los azulgrana apretaban, pero el muro defensivo gunner se mostraba rígido en las acometidas del denominado MVP, Messi, que no cesaba en sus intentos fallidos.

El objetivo inglés se acercaba. Muy fiel a la mentalidad anglosajona, los metódicos londinenses veían en su resistencia del ecuador la clave para tener media eliminatoria ganada. Pero al filo del descanso, cuando el líder francés se frotaba las manos y pensaba en el discurso a los suyos en el vestuario, una iluminación del genio culé con el 8 a la espalda, dejaba en bandeja el esférico a Messi. Éste, en una complicación digna de un astro o loco del balompié, regalaba a los espectadores del Camp Nou un hermoso gol que les mandaba directamente a los cuartos. Con 45 minutos por delante, la eliminatoria estaba encarrilada, los ánimos elevados y la cena servida para disfrutar del segundo acto.


Falta de visibilidad. Así se puede resumir el accidentado empate del Arsenal. Balón al área botado desde la esquina, trío culé al salto y, Busquets, completamente tapado, hace de ése el único disparo legal del Arsenal. Pero tristemente para el fútbol y para la victoria del Barça entró en escena el protagonista de la noche. Massimo Busacca, el controvertido colegiado suizo, dejó destellos de su irregularidad. En primer lugar, por no señalar un posible e ignorado por TVE penalty sobre Messi. En segundo lugar, por expulsar de manera excesivamente rigurosa a Robin «el alterado» y dejar con uno menos a los de Wenger con lo que ello conlleva. El trencilla, exageradamente severo y legal. El holandés, atontado donde los haya y realizando el primer y último disparo inglés de la noche que le llevó prematuramente al vestuario.

A partir de ahí, el Barça dominó —más si cabe— el encuentro y sitió el área londinense con rapidez, internadas, movimientos y verticalidad hasta que, de nuevo el genio Andrés, combinó con Xavi y éste con Villa, que dejó solo al capitán para batir a un Almunia suplente-salvador. Pero la prórroga, si bien servía a los ingleses, no a los culés que siguieron volcados sobre la puerta gunner hasta que una zancadilla en terreno hostil mandaba el balón a los once metros para que Messi pusiese el 3-1 final. Bendtner tuvo en sus botas el 3-2 a falta de cuatro minutos, en un error defensivo incomprensible, que no supo aprovechar y que no habría hecho justicia, objetividad en mis palabras, para un equipo que llegó, especuló con el resultado y se va con la sensación de robo a la isla. Wenger dijo: «Busacca ha matado el partido. La expulsión de Van Persie ha sido frustrante», a lo que Guardiola respondió: «no han dado tres pases seguidos. Si ellos creen que la razón ha sido la expulsión de Van Persie no llegarán lejos y siempre se quedarán a las puertas de todo». Sólo los grandes llegan lejos. Los especuladores se quedarán siempre en el camino.

Imagen | El País

martes, 8 de marzo de 2011

Eufemiano Fuentes regresa al fútbol

Andrés Pérez | Estupenda noticia para los aficionados del Universidad Las Palmas. En el día de ayer se daba a conocer la noticia de su nuevo y flamante fichaje: Eufemiano Fuentes. El Universidad ficha al mejor en mejora del rendimiento deportivo, con todo lo que ello implica. Es tan netamente talentoso en el ejercicio de su trabajo que sigue ejerciendo libremente a pesar de haber sido procesado dos veces en cinco años por dopar depostistas. La primera en la Operación Puerto, donde se desveló que era el principal promotor de una trama de dopaje que abastecía a numerosos equipos ciclistas y corredores a título individual de alto linaje como Alejandro Valverde o Ivan Basso. La segunda en la Operación Galgo, mucho más reciente y en la que volvió a destaparse como uno de los mejores expertos en medicina deportiva, ya saben.

No es la primera vez que el galeno canario, ginecólogo en sus ratos libres, toma contacto con el fútbol profesional. De principios de siglo datan sus primeras incursiones en el fútbol: lo hizo como médico del UD Las Palmas en la temporada 2000/2001 y en la 2001/2002. Las investigaciones de la Operación Puerto determinaron que por aquel entonces compaginaba su actividad en el fútbol con el tratamiento del Kelme, puntero equipo ciclista de aquellos años donde finalmente se demostró un dopaje sistemático de los corredores inducido, dirigido, controlado y ejecutado por el propio Fuentes. Su vinculación con el fútbol en los papeles de la Operación Puerto es testimonial. A pesar de ello, no está de más recordar cómo salió de Las Palmas: tras la negativa de un jugador a tomar una sustancia desconocida y tras las acusaciones de un empleado del club de encontrar jeringuillas esparcidas por el vestuario.

De mayor utilidad fueron sus declaraciones a Le Monde en 2006, tras la Operación Puerto. Adquieren mayor valor transcritas que explicadas:

¿Con qué equipos de fútbol ha colaborado usted?
Con equipos de Primera y Segunda división de España. Trabajé con varios equipos al mismo tiempo, a veces directamente con jugadores, a veces compartiendo mis conocimientos con los médicos de los equipos. Fui el médico de Las Palmas en 2002, durante un año en el que jugó en Primera división. Eso estaba en los periódicos.

¿Usted sólo se ha ocupado de equipos españoles?
Tuve una oferta de un equipo italiano, pero la rechacé.

¿Cuál?
No puedo responder. He dicho al juez, en nombre del secreto profesional médico, que no diré nunca la identidad de mis clientes. Es lo que me ha dado credibilidad con los deportistas, es la discreción a la que estoy ligado profesionalmente.

¿Usted ha trabajado con Real Madrid y Barcelona?
No puedo responder. Me han amenazado de muerte si decía ciertas cosas, yo y mi familia podríamos tener problemas graves. Me han amenazado tres veces. Y no me van a amenazar una cuarta.

Sin embargo, ¿usted ha recibido dos ofertas del F.C. Barcelona?
De la segunda, no quiero hablar. La primera fue en 1996.

Más claro agua. «Es lo que me ha dado credibilidad con los deportistas, es la discreción a la que estoy ligado profesionalmente», afirma Fuentes, que conoce la clave del éxito. Quizá la misma que le permita volver repetidamente al entorno deportivo sin que nadie haga esfuerzos plausibles por evitarlo. La vinculación de Real Madrid o Barcelona jamás se investigó ni, por descontado, se demostró, así como la vinculación de ningún otro equipo de fútbol. Todo ello a pesar de que la Guardia Civil, en los primeros compases de la operación, señalara que tan sólo el 30% de los deportistas implicados eran ciclistas, así como el propio Fuentes. También surgieron algunos rumores en los que se comentaba la posibilidad de que famosos futbolistas o tenistas aparecieran en vídeos de la Guardia Civil entrando en la consulta de Eufemiano. Ésto último son meras tribulaciones.

Lo que no son ideas para alimentar el imaginario colectivo son «los 23 verdes». En mayo de 2006 el Kelme era ya el Comunitat Valenciana y corría de verde y azul. El sumario de la Operación Puerto relacionó el nombre en clave de «los 23 verdes» con el equipo dirigido por Belda. Los ciclistas se plantarían en el Campeonato de España de aquel año y solicitarían al CSD una comparación de muestras de su ADN con el de las bolsas de sangre incautadas en los pisos francos de la organización de Eufemiano, negándose el máximo organismo del deporte español. No por ello eran inocentes, claro: otros papeles del médico deportivo relacionarían con meridiana claridad uno por uno a la mayor parte de los corredores del equipo valenciano. Sin embargo la pista de los «los 23 verdes» siguió ahí: en tierra de nadie y una vez descartada la posibilidad de que perteneciera al Comunitat Valenciana —sus corredores disfrutaban de otros nombres en clave—, cabía preguntarse a quién podía pertenecer tan enigmática cifra. Piensen en una formación deportiva profesional que compita de verde y que tenga en nómina a 23 profesionales. Quizá lo relacionen con cierto equipo de fútbol de rendimiento estelar una temporada y paupérrimo la siguiente, precisamente por aquellos años.


Todo esto dentro del campo de la suposición, dado que ni se investigó ni falta que hace. A pesar de encontrarse 185 bolsas en los dos apartamentos que Fuentes utilizaba como pisos francos, el juez decidió enviar para su análisis tan sólo 99 de ellas sin que se conozcan los motivos por los que las restantes quedaron sin analizar, aún hoy en las dependencias de algún cuartel de la Guardia Civil. Las dudas sobre la investigación y sus puntos oscuros se antojan necesarias.

También por aquel entonces un intermediario italiano se hizo preguntas al hilo de la Operación Puerto. Sus planteamientos rotaban en torno al magnífico Valencia que dos años seguidos alcanzó la final de la Copa de Europa. Su nombre, Ernesto Bronzetti, sus palabras, las siguientes:

Tristemente, ese famoso grupo de jugadores del Valencia, y doy nombres como Gerard, Farinós, Mendieta, Kily González y otros, han desaparecido de la circulación. Y donde han ido han sido un fracaso. También sabéis que se ha destapado en España hace meses el caso del famoso doctor (Eufemiano Fuentes) (...) El doctor, en una radio española ha indicado que también había (trataba) muchísimos futbolistas, y hay que tener en cuenta que él residía en Valencia, que consumían sustancias, etc, etc. No ha querido dar nombres de jugadores porque dijo había recibido amenazas de muerte; al menos eso dijo.

Siendo levemente suspicaces y observando algunos rendimientos perfil montaña rusa de algunos equipos españoles durante la última década podemos hacernos unas cuantas preguntas. A fin de cuentas en eso consiste el periodismo, demasiado ocupado glosando las gestas deportivas patrias que intentando desvelar los misterios que rodean a Fuentes. El más evidente se plantea hoy: ¿por qué un hombre con tamaño historial de actividad en torno al dopaje y al deporte aún tiene bula papal para acceder a equipos de fútbol? ¿No puede la Federación de algún modo vetar la entrada de Fuentes, prohibirle ejercer la medicina deportiva dadas sus demostradas actividades al margen de la legalidad? ¿No sabe la Federación a qué se dedica Fuentes? ¿No quiere saberlo?

Quizá lo sepa y quizá no quiera enfrentarse al canario. Mientras estaba en el calabozo, durante la Operación Galgo, a Fuentes se le atribuyó esta declaración: «si yo hablo, España no tiene ni Eurocopa ni título Mundial». Un nuevo rumor propagado, al parecer, por su compañero de celda. El médico se retractaría posteriormente de dichas palabras. En cualquier caso, Eufemiano Fuentes ha regresado al fútbol. Yo que ustedes no dejaría de seguir el rendimiento del Universidad Las Palmas, actualmente segundo en el Grupo I de la Segunda División B, durante el resto de la temporada. Por simple y mera curiosidad, claro, ya por todos es sabido que en el fútbol el dopaje es inexistente.

Imagen | Marca

lunes, 7 de marzo de 2011

El Arsenal desaprovecha otra oportunidad


Andrés Pérez | Sobre el Arsenal recae constantemente la sombra de la duda. Tras la desmembración del último gran equipo construido por Wenger, con Vieira, Henry o Pires como principales baluartes, el Arsenal, hace ya seis años, se reestructuró. Wenger optó por una idea romántica: crecer en torno a jóvenes talentos, futbolistas adelantados a su edad, en estado de madurez prematura, siguiendo el espejo de Fábregas, principal exponente y líder del nuevo proyecto del francés. Como experimento ha resultado ser a un tiempo bello e impotente: el don de la eterna frescura es un deleite para el aficionado neutral pero no tanto para el gunner, dado que desde entonces el Arsenal no obtiene ningún título.

La última oportunidad perdida fue en la Carling, un trofeo en apariencia menor, ante el Birmingham. Este Arsenal adolece de una falta de competitividad alarmante que se prolonga en el tiempo y cierne sospechas sobre la idea romántica, y por el momento estéril, de vencer con críos superdotados. El último ejemplo de ello se pudo observar el pasado fin de semana ante el Sunderland: llegaban los de Wenger con la posibilidad de recortar distancias respecto al Manchester, que había perdido en el campo del Chelsea durante la semana. Lejos de mostrarse firme en su propósito y seguro de sí mismo, el Arsenal se estrelló repetidamente contra la defensa del Sunderland sin que, por más de que gozara de algunas ocasiones puntuales, pareciera doblegar al conjunto norteño. El Sunderland, incluso, pudo llevarse los tres puntos del Emirates.

La pifia fue doble cuando el Manchester se dejó a Nani y su imagen de intocable campeón en Liverpool, donde un estelar Luis Suárez y un oportunista Kuyt —tres goles— revivieron glorias pasadas. De haber vencido al octavo clasificado de la Liga, el Arsenal estaría ahora a un punto de los mancunianos con un partido menos y teniendo que enfrentarse aún al United, con toda la carga psicológica que ello tendría. No fue capaz. El juguete de porcelana construido por Wenger no es más que una bonita obra de arte ineficaz en los momentos clave. O al menos eso parece empeñado en demostrar. Mañana tiene la oportunidad de echar por tierra los argumentos de este artículo haciendo valer la ventaja que obtuvo en el Emirates ante el Barça en el partido de ida de los octavos de la Champions League. Sucumbir de nuevo en una cita clave de la temporada podría suponer el toque de gracia de la idea edulcorada y dulzona de Wenger, estilista pero perdedora.

Imagen | Medio Tiempo.com

sábado, 5 de marzo de 2011

Touré y su positivo, la historia mil y un veces contada


Andrés Pérez | El pasado tres de marzo el Manchester City hacía público que Kolo Touré había dado positivo en un control antidoping efectuado por la Federación Inglesa. Acto seguido, el club mancuniano decidía apartar provisionalmente al cental marfileño de la disciplina del equipo hasta que se aclarara el asunto. Ni el Manchester City ni la FA desvelaron hace dos días la fecha del control y la sustancia por la que el defensa había hecho pitar la máquina. A día de hoy, dos datos básicos mediante los cuales es posible juzgar un caso de positivo no son públicos por lo que es imposible decir si Touré está en serios problemas o no.

A la espera de que se haga pública la sustancia —extraño, en cualquier caso, que la FA no lo haya hecho público—, Kolo Touré ya se ha excusado. Evidentemente, a Touré sí le han notificado la sustancia mediante la cual ha dado positivo y, con toda seguridad, también la cantidad encontrada en su orina —¿se hacen controles de sangre en el fútbol?—. Que Touré dispone de esta información no es algo intuido sino confirmado por el propio Touré hoy en un comunicado emitido por sus representantes y adelantado el día anterior por Arséne Wenger, el que fuera su entrenador en el Arsenal. Wenger: «Quería controlar su peso porque tenía problemas con ello y le cogió productos adelgazantes a su mujer». Y añade: «Es una sorpresa porque entrené a Toure durante varios años. Lo traje al Arsenal y es un chico con una vida muy sana. Es muy honesto, siempre está en casa, es un hombre de familia y no sospecho de él. No creo que haya consumido nada para mejorar su rendimiento».

Según Touré y Wenger, el defensa, un deportista de élite que tiene controlada la alimentación y el peso por su cuerpo técnico, se encontraba pesado en el campo y no tuvo otra idea mejor que coger el bote de píldoras que su mujer estaba tomando para rebajar peso y consumirlas. Touré no acudió a sus preparadores físicos, en los que la mayoría de los clubes de alto nivel invierten un dineral para mantener la línea y la forma de sus jugadores, no, sino que optó por servirse del consejo de su esposa, la cual seguramente tendría más conocimientos médicos y fisiológicos que el conjunto de matasanos que le observan a diario entrenar. Hay dos opciones: o que Touré esté engrosando la larga lista de dopados que esgrimen excusas inverosímiles o que sea tonto.

Kolo Touré se enfrenta a una sanción de dos años, la prevista en este tipo de casos en la mayoría de los deportes de alto rendimiento a excepción del fútbol. Presumiblemente, sus abogados presentarán diversas alegaciones y estudios médicos que certifiquen la historia de Touré antes de que la FA decida. Quizá para entonces sepamos qué sustancia se ha hallado en el organismo del marfileño. Quizá no. El fútbol funciona así. Hay otros deportistas que ya tomaron el ejemplo de Touré y en algunos casos se roza el absoluto delirio. Muchos de ellos se dan en el mundo del ciclismo y tienen mucho que ver con familiares o mascotas: Rumsas, aquel ciclista lituano que se subió a un podio del Tour de Francia en 2002, excusó la posesión de hormonas de crecimiento en su caravana diciendo que estaban destinadas para su suegra. Mariano Puerta, tenista argentino, edificó una excusa muy pareja a la de Touré y contó que la epinefrina encontrada en su cuerpo antes de la final de Roland Garros de 2005 se debía a que había bebido del vaso de su mujer, la cual tomaba un medicamento con esa sustancia. También va de mascotas: el ciclista Vandenbroucke señaló que la EPO, la morfina y el clembuterol encontrados en su casa eran para su perro.

Al lado de Korda, tenista checó que justificó sus elevados niveles de nandrolona por su alto consumo de carne de vacuno —la ATP señalaría más tarde que tendría que haberse comido 40 vacas al día durante 20 años—, o de Tyler Hamilton, ciclista americano que tras su positivazo por transfusión de sangre explicó que el tener sangre de otra persona en su cuerpo se debía a un hermano gemelo con el que compartió útero y que posteriormente se perdió por el camino, Kolo Touré es un aficionado. En lo que a listado de despistes y positivos accidentales se refiere, claro.

Algunos optan por la versión recreativa, como Gasquet, tenista francés que relacionó su positivo por cocaína con el beso en la boca que le regaló a una mujer en una discoteca. También Simoni, ciclista italiano, tuvo una historia para la cocaína: en su caso se debía a unos caramelos que le habían traído desde Colombia y que contenían dicha sustancia. Más cocaína: Baumann, atleta alemán, especificó que la sustancia encontrada en su organismo se debía única y exclusivamente a que ésta se hallaba en su pasta de dientes. Otros como Boonen o Sotomayor simplemente se lo pasaban bien, aunque Fidel Castro salió en defensa del cubano alegando intereses imperialistas. Un último caso de positivo chanante: Dennis Mitchell creyó oportuno contar que la elevadísima nandrolona encontrada en su cuerpo se debía a que la noche anterior había practicado sexo cuatro veces. Todo un campeón.

Así pues, se antoja necesario cierto escepticismo ante las palabras de Touré. Su historia suena extrañamente familiar con las anteriores. Huelga decir que en la mayor parte de los casos todo son meras mentiras, tretas verbales, juegos de prestidigitación de deportistas y abogados empeñados en evitar la justicia. Ante todo escepticismo: como ya se ha señalado, no se conoce ni la cantidad ni la sustancia por la que el marfileño ha dado positivo. No deja de ser llamativo, no obstante, que antes incluso de ello su ex-entrenador y sus representantes comiencen a repartir excusas.

Por último, merece la pena recordar las palabras del campeón español de los 400 metros lisos, Santiago Ezquerro, tras conocer que LaShawn Merritt, pretendió hacer colar un medicamento para alargar el pene como el motivo de su positivo por dehidroepiandrosterona (DHEA):

Los deportistas no somos tontos. Yo tengo que mirar con lupa cada medicamento que me tomo -aunque sea por un catarro- y él, que lucha por unos objetivos deportivos y económicos mucho mayores, ¿quiere hacernos creer que toma algo sin informarse? Va a ser que no.

En ese caso, más le vale a Touré demostrar que, en efecto, es muy tonto.

Lectura recomendada | Antología de lo absurdo (El Mundo) | Las excusas más curiosas del mundo del dopaje (Mundo Deportivo) | Doping: las excusas más sorprendentes (Marca)
Imagen | Soccerjones