viernes, 30 de abril de 2010

Por imposición no sirve

No es de recibo, no, la actitud de cierta parte del público y la prensa. Ayer se perdió, y se perdió justamente. Ni un solo pero hemos de poner a la victoria del Inter. Mourinho jugó sus cartas y ganó. ¿Y la estética? ¿Y la excelencia –como escribe Sámano-? Sí, son conceptos muy edificantes, pero cuando se aplican a uno mismo. La estética, la moral, la excelencia, es algo muy bello cuando se exige a uno mismo, pero absolutamente grotesco cuando se exige a los demás. Como toda clave moral, por cierto, como todo modelo de comportamiento, por muy admirable que sea, comienza a pervertirse cuando se intenta imponer a terceras personas.

Dadan Narval en DDF. Uno de los párrafos más sensatos e inteligentes que se han escrito desde que el Inter eliminara al Barça antes de ayer.

jueves, 29 de abril de 2010

Mourinho es estratega, no poeta

Andrés Pérez | En España nos rasgamos las vestiduras: un equipo de preeminencia defensiva, anclado alrededor de su portería, desechando cualquier posibilidad de ataque, eliminó al mejor equipo del mundo. Más allá del mero calificativo trivial: eliminó al conjunto que el año anterior lo había ganado todo, al de la perfección en el dominio de los conceptos ofensivos básicos. Antes de dilapidar lo que muchos erróneamente conciben como anti-fútbol conviene intentar recordar sólo cinco equipos que, planteando el mismo partido que el Inter, hayan conseguido tumbar al Barcelona.

El Inter ha alcanzado la final de la Copa de Europa por méritos propios. Parapetado en torno a Julio César, Mourinho supo leer la eliminatoria mejor que Guardiola, o al menos supo aplicar mejor su objetivo sobre el terreno de juego. Recuérdenlo: en la ida el Inter marcó tres goles en seis ocasiones, presionó arriba, no se amilanó y venció con todo el merecimiento al Barcelona. Dicha ventaja le permitía ayer plantear una defensa férrea y un rechazo frontal al juego ofensivo. Porque caer en la hipocresía es el pecado de la soberbia: si el Barça es el mejor equipo del mundo, la única vía posible de victoria es lo que el Inter hizo ayer. Compartir tal axioma y rechazar la actitud del conjunto de Mourinho es dar la espalda a la coherencia.

Cabe aplaudir al Barça, que duda cabe. Jugó mal, pero el Inter le forzó a ello. Más allá de eso, murió con de pie e intentando ser fiel a su estilo a pesar de la imposibilidad manifiesta de serlo, o al menos de serlo al mismo nivel al que nos tenía acostumbrados, dada la perfección defensiva interista. No es un fin de ciclo, ni una mancha en ningún historial; no se trata de olvidar méritos pero tampoco de caer en la inquinia impotente de algunos otros: este Barça es igual de grande haya caído o no ante el Inter.

Desde el elogio al Barcelona de Guardiola hay que enfrentar el mérito absoluto del Inter. Cuentan que defender es más sencillo que atacar y hay que creerlo puesto que así está estipulado en España, enamorados como estamos del fútbol de combinación y ataque de la selección o del Barça. Pero no ha de ser necesariamente cierto. El Inter anoche dio una lección de cómo defender: coberturas, ayudas, concentración en todo momento, falta de errores, intensidad y sacrificio. Mantener tales aptitudes durante 90 minutos es una tarea que merece reconocimiento. Es cierto, no es bonito, pero no es menos cierto que porque su vistosidad sea escasa no sea complicadísimo.

Tachan ahora a Mourinho de racanería y maquiavelismo. También mentan a su madre. Mourinho será todo lo que la prensa mediática y la opinión pública desee, pero no es un poeta. Aplica las armas que tiene en todo momento a la perfección tras la lectura idónea de cada situación. Mourinho es un entrenador pragmático con un abrumador dominio de los conceptos tácticos. Tales cualidades le convierten en un estratega. Si necesita atacar lo hace y lo consigue; si necesita defender destruye espacios; si necesita contragolpear juega con dos extremos y un lanzador; y, si necesita no atacar para llegar a la final de la Copa de Europa con un equipo que no la alcanza desde el 65, no ataca.

Porque Mourinho es un estratega, no un romántico. Y no por ello debemos odiarle, sino más bien admirarle.

Lectura obligada | Mourinho: sobre méritos, justicias y racanerías (Planeta Axel), El Inter de Mourinho elimina al Barcelona (Diarios de Fútbol),
Imagen | RTVE, Marca

domingo, 25 de abril de 2010

El Ministerio de la Muerte


Andrés Pérez | Cuidado.

Si pasean ustedes por Zaragoza anden con ojo. Hay un grupúsculo de once personas cuyo oficio es deshollar seres vivos. Si les ven, cámbiense de acera. Corran. Huyan. Llamen a la policía. O al Equipo A. Pero jamás, repito, jamás, se acerquen a ellos. Son máquinas preparadas para la aniquilación.

¿Creen que exagero? Ese no soy yo. Repasando la prensa deportiva de hoy uno imagina que en el vestuario del Zaragoza no reparten botas, sino navajas. Al parecer, el partido de ayer en el que el Madrid salió victorioso, se asemejó a la batalla de Kursk, con once futbolistas vestidos de blanco representando al Ministerio de la Muerte. Contini y Eliseu los señalados. El resto, cómplices —la negrita es mía—:

Nunca le importó la de Casillas, acomplejado como estuvo toda la noche, sólo gallardo para el cuerpo a cuerpo. Por si fuera poco, perdió a Suazo, con el hombro derecho tendido hasta por tres veces. Poco más tiene el Zaragoza, por mucho que se remendara en el mercado invernal. Al equipo le falta un guión, carece de genética y algunos de los recién llegados necesitan un diván. Eliseu, por ejemplo, al que el árbitro consintió su particularísimo combate pugilístico. Con Contini no le quedó más remedio. Su codazo a Higuaín fue un navajazo sin sentido para su equipo, por mucho que Undiano propiciara la barra libre.

Lo cuenta Jesús Sámano en El País, en la habitualmente brillante sección de deportes. La crónica del redactor del diario de Prisa del encuentro de anoche no destaca precisamente por su calidad, ya que parece más bien un parte de guerra en el cual el enemigo masacró sin piedad. Ya saben, cabezas rodando y piernas a modo de bayonetas. "Por mucho que Undiano propiciara la barra libre", y un jugador del Madrid murió en el terreno de juego.

Violencia, sangre, sudor, lágrimas, morbo, ventas.

Undiano no pitó un penalti a Higuaín, perdonó la expulsión a Eliseu y retardó la de Contini

Ese es un titular de la web de As. A lo citado, le falta añadir un contundente "y merecen ir todos a la cárcel". Sería el perfecto colofón. Es el Zaragoza un equipo indudablemente violento a tenor de lo leído tras el encuentro frente al Madrid y el Atlético, donde Reyes rozó la mutilación pero Ander Herrera sufrió los conocidos lances del juego.

Ayer también. No se lee gran cosa de las reiteradas faltas de Xabi Alonso al canterano ni, para qué narices contarlo, la clamorosa agresión cobarde de Sergio Ramos, ese buen central de cabeza alborotada. Tras el lamentable codazo de Contini a Higuaín, el teatro exagerado del argentino a falta de argumentos futbolísticos mejores y la consiguiente y justa expulsión, las cámaras captan a Herrera volando entre la trifulca.

La respuesta se encuentra en Sergio Ramos. Su acción, sin embargo, no queda recogida en ningún medio observado por este blog hasta la fecha. Se ve que es la justa represalia ante la barbarie perpetrada por el Zaragoza, ese conjunto de hombres sacados de La Naranja Mecánica. Pongan música de Beethoven al partido de ayer. Seguro que así la dramatización es completa.

P.D.

Y de regalo, aquí tienen una recreación bastante fidedigna de la charla previa al partido de José Aurelio Gay a sus jugadores.



Imagen | Qué

jueves, 22 de abril de 2010

El Bayern frente a la lógica

Andrés Pérez | El halo de mito que rodea al Bayern de Münich parece más que suficiente para que este año alcance la final de la Copa de Europa, de manera inverosímil y con un equipo plano y robusto, carente de talento pero sobrado de espíritu y de suerte. El mito juega en otro plano a la realidad. La segunda es física, el primero es psíquico: libra su batalla en la mente de quien lo teme o de quien cree en él alterando el curso de los acontecimientos.

Suena a ideal remoto pero en el fútbol el mito, bautizado por Valdano como miedo escéncio, obtiene competiciones. Es el caso del Bayern de Münich y su leyenda alemana; aquella que Lineker describió a magistralmente como el fútbol como deporte que enfrenta a once hombres frente a once hombres y en el que siempre los alemanes salen victoriosos. La victoria sobre el imposible. Olic lo certificó en el partido de ida frente al Manchester en Champions League cuando anotó en el 93' tras el tanto en el minuto 2' de Rooney.

Los últimos minutos, las gestas idílicas, aquellas que atentan contra la lógica. Supuso un golpe a la racionalidad que el Bayern, pobre y romo a la hora de practicar fútbol de alto nivel, golpeara en el mentón al Manchester. Lo hizo descaradamente pero sin estridencias: mantuvo una actitud ofensiva, obligada al ir por detrás durante los 180 minutos, pero no lanzó oleadas de fútbol, sino de entrega. Así el Manchester, de mayor talento, cayó, víctima de los errores de Ferguson y del mito del Bayern.

La lógica dice que el Bayern no debería ser finalista de esta competición. Incluso el apañado Lyon de Puel, elegante en el trato del balón y moderadamente talentoso en su línea ofensiva, es mejor equipo. El peso psicológico podrá con él. Eso y Robben. Cuando Riberý decidió abandonar el campo tras rozar lo criminal en una entrada a Lisandro, el holandés comprendió que su papel en este Bayern sobrepasa lo humano. Se ha convertido en el hombre franquicia, en quien, a pesar de ser un extremo puro, Van Gaal confía para actuar con libertad entre líneas.

Cuando ya en la segunda parte Müller se apartó a la banda izquierda y Olic dejó paso a un delantero fetiche como Mario Gómez, Robben se liberó. Y en campo abierto supo encontrar el momento de perforar la mea de Lloris. Fue con un disparo lejano y seco. Cuando estuvo a punto de certificar la victoria muniquesa con un segundo tanto, Van Gaal, temeroso de su fragilidad, le apartó del campo. Arjen se fue al banquillo entre visibles porfías y allí recriminó a su entrenador el cambio. "Yo soy este equipo", debió pensar. No le faltaba razón, en lo terrenal. En lo espiritual, el Lyon supo que sucumbió de nuevo al mito alemán.

Imagen | Qué

miércoles, 21 de abril de 2010

El arte de la presión adelantada


Andrés Pérez | Cuando Balotelli se desquitó de todo el odio interno que alberga, aún no se sabe exactamente hacia qué, el partido ya había finalizado y Materazzi le esperaba en la puerta de los vestuarios. Lo que sucedió dentro lo cuenta Ibrahimovic, una vez más apagado en el campo, sin chispa, indolente, perezoso, despreocupado: "Materazzi ha atacado a Mario en el túnel de vestuarios; no había visto algo así en toda mi carrera. Tendría que haberlo dejado y haber salido a celebrar. Si me llega a hacer algo así a mí, lo tumbo".

Zlatan amenaza pero sus palabras se las lleva el viento. No infunde respeto como delantero del Barcelona, hasta el punto que Guardiola, en un ataque de entrenador extraño en él, sustituyó al sueco por Abidal. Perdiendo, colocó a un lateral izquierdo por un delantero. Bojan observaba desde el banquillo cómo Messi jugaba para sí mismo, Xavi se desesperaba en busca de apoyos y Pedro intentaba maravillas imposibles desde la posición de delantero centro.


El Barça sucumbió a la locura del Inter en San Siro. Tras diez minutos de dominio inocuo visitante, Mourinho mandó adelantar líneas. La agresiva presión en el medio de Cambiasso y Motta, dos medios sin creación pero con espíritu, y el incansable trabajo de Pandev y Eto'o en los extremos ofuscó la salida de balón de Puyol y Piqué, obligados constantemente a jugar en largo. En los balones aéreos perdió siempre el Barça, amilanado por el poderío físico de Lucio y Samuel, centrales de peso pero sin talento para jugar el balón.

Así el partido tornó en un correcalles donde el Inter, a pesar de recibir el tanto inicial, venció con justicia. Leyó mejor el partido. De hecho, jugó el partido que propuso. Su idea venció ante la del Barcelona, cuya posesión fue estéril en un ejercicio desesperante de pases cortos y horizontales frente a un muro. Podrán acusar al árbitro: no es óbice, el Inter siempre mereció más; podrán tachar al Inter de catenaccio, palabra estrella cuando un equipo español juega frente a los neroazurri: mentirán puesto que el conjunto de Mourinho jugó al ataque.

A su manera. Buscando la presión y el robo rápido, pero con las líneas adelantadas. Sneijder lanzó los ataques vertiginosos, sin tiempo apenas para pensar, y el trío de delanteros se encargó de desgastar la defensa del Barça, ayer caótica. Diego Milito se movió con inteligencia y Eto'o diseminó sus esfuerzos entre la defensa y el ataque de prodigioso modo. Así venció el Inter 3-1. Hacía mal el entorno del Barcelona en desmerecer este equipo, y se demostró.

Vía | El País
Imagen | RTVE

martes, 20 de abril de 2010

El Inter o la querencia a la derrota

[...] Mi simpatía por el club se ha acrecentado viendo perder, una y otra vez, y ganar ocasionalmente a jugadorazos como Ruben Sosa, al muy reivindicable Yuri Djorkaeff, al Ronaldo astro y gordo, a Roberto Baggio o a ese genio de la jugada loca que atiende al nombre de Kanu. El Inter ha sido, sin duda alguna y desde que yo alcanzo a recordar, el mayor elenco de talentos de la historia del fútbol empecinados en lograr un objetivo común: la derrota.

Lo cuenta Sergio Cortina en Diarios de Fútbol.

martes, 13 de abril de 2010

Xavi Hernández Creus

Andrés Pérez | Al Barça se le entiende y se le define por Xavi Hernández Creus. El ordenamiento táctico en el campo, la forma ofensiva que toma el conjunto baulgrana en cada partido, obedece al ordenamiento mental, prodigioso, sensorial, de Xavi. Su percepción a lo largo y ancho del terreno de juego, su maduración lenta de la defensa rival, todo, quedó resumido el pasado sábado en el Bernabeú.

Es Messi el señalado como el hombre clave; se trata Guardiola del bautizado como arquitecto de este Barcelona histórico; pero su aspecto es el alma de Xavi. Xavi entiende el fútbol como una partida de ajedrez en constante movimiento, y en la capacidad para anticiparse a los movimientos de las defensas rivales descubrimos el porqué de las largas triangulaciones ofensivas del Barcelona. Una apertura a Alves no es una mera apertura, es el movimiento previo de una posterior jugada más hostil.

Cuando Messi agarró el balón tras recibir la falta de Ramos y se la dio a Xavi el Madrid estaba ya sentenciado. Un toque sutil en forma de globo por encima de Albiol bastó para que Messi controlara con el pecho y fusilara a Casillas sutilmente. Ya en la segunda parte Pedro amagó el desmarque y Xavi adivinó el espacio a la espalda de Garay. Las cámaras enfocaron a los goleadores, pero el tanto se originó en la materia gris del cerebro del de Terrasa.

Venció el Barça y pudo haber marcado dos más en otros dos balones de Xavi al espacio. El fútbol se juega en los espacios: la sincronización del cerebro de Xavi y de la disposición de los futbolistas a su alrededor en el campo los entiende como pocos privilegiados en la historia de este deporte. Su letanía, su particular partida de ajedrez cada tarde, es silenciosa. No acapara titulares, tampoco las cámaras le buscan. Y sin embargo, detrás de cada gol de Messi o de cada control de Ibrahimovic se esconde la mente de Xavi. La mente que prevé las genialidades de otro y que las posibilita.

Imagen | RTVE

miércoles, 7 de abril de 2010

Messi o el mejor jugador de la historia


Andrés Pérez | Decía Sergio Sauca en la retransmisión de ayer del Barça - Arsenal, otro día más triste y soporífera, que aunque Messi no pretendiera ser el mejor futbolista del mundo lo consigue. Desconozco si el anhelo del argentino lo es tal, pero desde luego la febril masa de aficionados al fútbol no duda en elevar al olimpo divino a quien, un día cualquiera, se marca una genialidad como la de Messi ayer. Marcó cuatro goles, metió al Barça en semifinales de la Copa de Europa.

No pretende ser este un trono donde minusvalorar a Messi ni tampoco pienso que sea flor de un día. Sus méritos pueblan los últimos tres años como para pretender restar relevancia a su meteórica temporada a pesar de su insultante juventud. Como suele suceder cuando un jugador marca las diferencias de forma tan notable, el título de mejor jugador del mundo, ficticio, falso y morboso, se le otorga de forma incontestable. Está bien, Messi es el más determinante. Pero no es Maradona.


La genialidad de anoche está al alcance de pocos. De privilegiados humanos que nacieron con el don de la oportunidad y del talento absoluto condensado en un pie. Es una obviedad que tan sólo un cretino o un ignorante podría negar: Messi marcará la historia y de hecho ya lo hace; Messi es un genio; Messi es el jugador a día de hoy; Messi es el futuro. Messi, Messi, Messi, Messi, por todas partes. Llegado el momento, las comparaciones, amén de odiosas, son inevitables.

Ayer Twitter era un hervidero. "Messi es el mejor de la historia"; "Messi es mejor que Maradona"; "Messi es Dios". Por recurrente no deja de ser sorprendente que con tamaña falicidad se otorgue semejante título. De comparar la edad de Messi y la de Maradona, gana el primero, qué duda cabe, pero sería una temeridad no tener en cuenta las circunstancias. Messi juega hoy en el mejor equipo del mundo y tiene por detrás a dos de los mejores centrocampistas del planeta, uno de ellos Xavi, otro de los que podría entrar en el olimpo de la historia.

Se trata de un factor diferencial que potencia las habilidades del jugador. ¿Sería el mismo Messi en el Almería? ¿En el Newcastle recién ascendido? ¿En un mediano Nápoles? Maradona en Italia lo fue. Preparen las piedras si lo desean, pero no es Messi el mejor jugador de la historia, término relativo y ventajista, no aún. En cualquier caso he de repetirlo: Messi a día de hoy es el jugador más determinante del planeta, el número uno, talento puro. Pero háganle un favor: no caigan en la idolatración ciega porque, de hecho, es ciega.

Vía | Más que Fútbol | El País | As
Imagen | RTVE