martes, 14 de diciembre de 2010

La Operación Galgo y el fútbol

Andrés Pérez | La Operación Galgo ha despertado la capacidad de sospecha de una gran parte del aficionado español. Durante los últimos días se suceden los críticos con los atletas implicados en la trama y las preguntas incómodas acerca de otros deportes, entre ellos el fútbol. El fenómeno se extiende a periodistas y meros foreros o twitteros. En este sentido, ya he leído algunos posts relacionando fútbol y dopaje. Desconozco porqué, quizá el hartazgo creciente, quizá la propaganda cada vez cala menos o quizá Marta Domínguez ostentaba tal situación de prestigio en la sociedad que su caída ha supuesto una reacción en cadena. Lo desconozco. Pero aquí van dos ejemplos de lo que en este blog ya se trató en su día.

Primero, Chimo Baeza (@chimoeneas), en Café Fútbol, un excelente blog colectivo de fútbol:

No suele haber sputniks en el fútbol, un deporte, además de colectivo, estamental y fiel a las jerarquías tradicionales. Pero se me ocurren dos ejemplos. Como aquel Valencia de cambio de siglo que llegó a dos finales de Champions (2000, 2001) y cuyas grandes figuras (Mendieta, Gerard, Farinós,...) fracasaron enormemente cuando salieron de Mestalla poco después. O, todavía más espectacular, aquella Real Sociedad que disputó la liga al Real Madrid hasta el último partido en la temporada 2002/2003. Tener una temporada (o temporadas como el equipo che) históricas es digno de elogio y admiración, pero todo se complica si tu médico es un tal Jesús Losa, viejo conocido de Iban Mayo, David Millar, Moisés Dueñas y Maribel Alonso y colega por SMS de cierto ciclista cuyo hermano juega a veces en el mejor club del siglo XX.

Los sputniks, como bien explica Chimo, son ciclistas que de la nada comienzan a ganar. Cita a Kohl o a Schumacher, pero ejemplos los hay a patadas, también en España. Un saludo, Isidro Nozal. El artículo, titulado Si el fútbol fuera ciclismo, plantea de manera inteligente la doble vara de medir en lo tocante al dopaje cuando se habla de un deporte u otro. Poco más que añadir cuando se ejemplifica el asunto con un caso tan evidente y poco investigado como aquel de la Real en 2003.

El otro artículo, o mejor dicho, los otros dos, los he descubierto gracias al enlace que ha colocado Chimo en Café Fútbol. Dos artículos en Que Viva El Deporte que pretenden plantear las mismas dudas que desde aquí y desde Café Fútbol se han lanzado al aire. Notablemente bien documentado (1 y 2). Un ejemplo:

Tras una visita al Rayo Vallecano, el 20 de enero de 2001, la Cadena SER desveló que en el vestuario utilizado por la UD Las Palmas, en el estadio Teresa Rivero se habían encontrado un elevado número de jeringuillas. Eufemiano Fuentes, poco después, dio una rueda de prensa en la que se defendió de las acusaciones. Meses después, con la marcha de Sergio Kresic y su grupo de colaboradores del club, Eufemiano Fuentes abandonó la UD Las Palmas donde su contratación no había contado con el visto bueno de Arturo Gómez (...)

Aunque todo aquello salió a la luz pública no adquirió la suficiente relevancia. A nadie le interesaba ni le interesa ensuciar el fútbol. Todo lo que no se repite en distintos medios de comunicación o no sale a la luz pública no existe. Da igual que cientos de personas tengan conocimiento de ello o que todos sospechemos lo que pasa. Si no está en los periodicos no existe. Y eso es lo que pasa con el dopaje en el fútbol, no existe.

Por último, unas breves palabras de lo que se escribió en este blog a raíz de la muerte de Jarque:

¿Alguien se acuerda de Cannavaro y la noche previa a la final de la UEFA cuando militaba en el Parma? ¿Y de Seedorf y otros tantos jugadores del Milan rehuyendo los controles anti-dopaje? ¿Alguien recuerda a los De Boer? ¿O a Stam, Couto, Davis, Gurpegui, Dugarry, Ferdinand y un largo etcétera?

La mayoría sigue sin acordarse. Pero poco a poco los ojos comienzan a abrirse. Aunque solo sea por eso, la Operación Galgo es todo un éxito.

Lectura recomendada | Sobre la Operación Galgo (Yo no estuve allí)

martes, 30 de noviembre de 2010

La perfección arrolla al Real Madrid


Andrés Pérez | Los hagiógrafos a un lado y otro de la línea que, en apariencia, separa el bien del mal, aventuraban un partido espectacular. El del siglo, una vez más, pero esta la definitiva, los dos mejores jugadores del mundo frente a frente, los dos mejores entrenadores cara a cara, dos filosofías contrapuestas, dos formas de entender el fútbol, el juego, la competición, la vida, en suma. Eso decían, eso aparentaba el excelente partido de lunes que confrontaba a Barcelona, segundo, a un punto del líder, y Real Madrid, invicto en Liga hasta anoche. Nada de eso sucedió. Nada de eso, que nos contaban, era cierto. De hecho, sobre el campo tan sólo existió un conjunto: el Barça, poético como en las mejores ocasiones, perfecto, sutil, letal en la definición, metálico en la contención. Todo ello apagó un encuentro por el que se justifica toda una Liga, o eso nos dicen.

Recuerden que entre los dos conjuntos de anoche suman 280 millones de beneficios gracias a los derechos televisivos. Recuerden que, esta enorme cantidad de dinero que se embolsan, queda justificado por las millonarias audiencias que genera el encuentro, por el sublime espectáculo futbolístico que nos van a ofrecer. Sin duda, por la maravilla futbolística representada en los dos mejores equipos del mundo, del universo, de la Historia y de todo habido y por haber. Tampoco, esto último, parece ser real: el partido no tuvo emoción alguna, o no más allá de un ejercicio de superación personal por parte del Barça, para deleite de sus aficionados.

Para pasmo del espectador neutral. El Madrid, simplemente, se borró del mapa. Tampoco cabe interpretar en clave de temporada el partido de anoche: este Madrid, el mejor de los dos últimos años que llegaba al Camp Nou, no es el equipo deshilachado, psicológicamente débil e incapaz que sucumbió ante el conjunto de Guardiola. En el duelo de filosofías, que no lo es tal, una se impuso a la otra por el simple hecho de que una se puso en práctica. No es que el juego preciso, combinativo y abrumador del Barça definiera esta batalla atemporal entre un estilo u otro, es que el Madrid apenas presentó resistencia o argumentos con los que defender su forma de entender el fútbol.

Arrasado por completo por Xavi, excelso en la construcción, al Barça le bastó con tener una noche inspirada. A decir verdad, su noche más inspirada desde que comenzara la temporada. El gran mérito de este conjunto es saber rendir en los momentos decisivos, el de dar lo mejor de sí mismo cuando la oportunidad lo requiere. Más allá del talento, ese gen competitivo que atesora toda una generación de canteranos en la Masía es la que define los campeonatos, la historia. Ayer un equipo compitió con todas sus virtudes y defectos. Otro no lo hizo. El resultado es un evidente cinco a cero.

No significa, no obstante, este hecho que el Madrid esté cinco peldaños por debajo del Barça. El partido tiene que ser analizado en su contexto, en su justa medida: situación puntual por las circunstancias en las que se ha desenvuelto el juego. Por descontado, el Madrid de Mourinho es inferior al Barça de Guardiola, o al menos lo fue anoche. Es decir, el Madrid, este Madrid, aún no sabe compartir en situaciones de máximo rendimiento, algo que el Barça porta como seña de identidad. En cualquier caso, la de anoche no es la diferencia real: el potencial del Madrid se ha demostrado más alto y, de hecho, cuesta imaginar que el Barça termine esta temporada, por ejemplo, con dieciocho puntos de ventaja, seis victorias por encima del Madrid.

Sea como fuere queda felicitar a un Barça espectacular. Fascinante en todos sus aspectos, legendario. Los adjetivos se quedan cortos porque ya se han despachado en infinidad de ocasiones.

Cabe preguntarse, eso sí, si merece la pena adulterar toda una competición por un partido como el de anoche. Por un enfrentamiento que, les digan lo que les digan, les cuenten lo que les cuenten, sigue siendo otro partido de fútbol más, que asegura de antemano la misma emoción, el mismo espectáculo, la misma vibración que el resto de partidos de fútbol de la Liga: ninguno.

Imagen | El País

lunes, 29 de noviembre de 2010

Por qué la Liga española es peor que la Premier


Andrés Pérez | Ayer Twitter se revolucionó tras amanecer con un interesante artículo de John Carlin en El País. Las palabras del afamado periodista inglés causaron todo un aluvión de respuestas, gran parte de ellas negativas en tanto que los datos ofrecidos por el redactor estaban sesgados y eran tendenciosos. En lo esencial, Carlin criticaba el proceso por el cual la Liga española quedaba reducida año tras año a un pulso legendario pero solitario entre Real Madrid y Barcelona, advirtiendo al mismo tiempo de los riesgos que esta singularidad podría provocar en la competición: su propia muerte.

El titular era todo un preludio de lo que se desarrollaría en el texto, Crónica anunciada de la muerte de la Liga española:

Échenle un vistazo a la tabla de la Premier League escocesa y a la de la Primera División española. Los números del Celtic y el Rangers son casi iguales que los del Real Madrid y el Barcelona, con la diferencia de que los dos grandes españoles conceden menos goles por partido y marcan más. Los locutores de televisión españoles nos siguen chillando que aquí tenemos la mejor Liga del mundo, pero ni ellos se lo creen. ¿Cuándo se van a enterar de que insistir en semejante bobada demuestra una enorme falta de respeto hacia el telespectador?

No le falta razón a Carlin cuando señala que la competición española no difiere tanto de la escocesa, al menos en la estructura del campeonato. Algo, claro, que devalúa el prestigio de la Liga.

No crean que en el resto de Europa no se dan cuenta. Los periodistas, los ex jugadores, los blogueros y demás opinadores de Inglaterra, Italia, Alemania, Francia, Noruega o donde sea se cachondean de lo que está pasando aquí. La Liga española no solo no es la mejor del mundo, dicen, sino que compite con la escocesa por ser la peor.

Hasta ahí bien, Carlin no dice nada que más o menos no se haya señalado en otros foros españoles. El problema, y por lo que deduzco se desata la polémica, surge cuando Carlin aporta como argumentos de peso las goleadas que tanto Barça como Madrid consiguen cada fin de semana, siendo el Almería 0 - 8 Barcelona la cima de la superioridad del poderoso sobre el débil. Cuesta entender cómo un inglés, conocedor del fútbol y periodista de prestigio cae en un error tan tendencioso. Porque es un dato tendencioso.

Una breve relación de goleadas en la Premier League inglesa que tan felizmente glosa Carlin: el Chelsea consiguió nada más comenzar la Liga dos 6-0, y este mismo fin de semana el Manchester United ha anotado siete tantos, cinco de ellos de Berbatov. No parece pues una goleada el mejor baremo para medir la calidad de uno y otro campeonato.

Diferencias entre los grandes y los pequeños las habrá siempre. Goleadas también. Es absurdo intentar medir la calidad de una Liga por el número de goles anotados puesto que, en ese caso, la italiana pasaría por ser el campeonato más igualado del planeta cunado no se trata más que de otra forma de entender el fútbol. Claro que, hay diferencias y diferencias. Y Carlin le hubiera dado un mayor peso a su artículo con los siguientes ejemplos, que reflejan algo mejor la actual situación de desnivel en la liga española y en la liga inglesa:

Partidos perdidos

Me remitiré únicamente a los datos de la temporada pasada, culmen en este sentido de la enorme diferencia creada entre el Madrid, el Barça y el resto.

El campeón de la Liga española, el Barça, perdió un único partido en toda la temporada. El Madrid, su único e inmediato seguidor, cayó en cuatro ocasiones. En total, ambos equipos, primero y segundo, perdieron cinco partidos en todo el campeonato. Esto implica una brecha evidente entre los dos grandes y el resto de conjuntos: tan sólo en momentos de lógico bajón de rendimiento algunos conjuntos fueron capaces de vencerles.

En total, sólo tres equipos pudieron imponerse a uno de los dos: Atlético de Madrid, Sevilla y Athletic de Bilbao. Situaciones puntuales. Por lo demás, tanto Madrid como Barça cumplían como meros trámites el resto de partidos: ganaron 31 de 38 partidos.


Premier League: el Chelsea, campeón, perdió seis partidos. El Manchester United hizo lo propio una vez más, siete. Entre ambos suman trece derrotas en toda la temporada, más del doble que los dos primeros del campeonato español. La lectura preliminar da a entender que en Inglaterra hay un mayor elenco de conjuntos capaces de imponerse a los dos principales favoritos y que, por tanto, hay mayor igualdad.

Ocho equipos hincaron el diente a los dos primeros clasificados: Manchester City, Aston Villa, Everton, Tottenham, Wigan, Burnley, Fulham y Liverpool. Paradójicamente, el tercer clasificado, el Arsenal, perdió sus dos partidos ante Chelsea y United. En la relación de equipos que se impusieron a los dos más poderosos encontramos, incluso, a un descendido. Algo impensable y muy improbable en la Liga española.

Diferencia de puntos

Otro factor que mide la competitividad de un campeonato u otro es la diferencia de puntos entre los primeros y los siguientes.

En la Liga española Barça y Madrid obtuvieron 99 y 96 puntos respectivamente, rozando conjuntamente los 200. La diferencia entre el primer clasificado y el tercero es abrumadora: el Valencia consiguió 71 puntos, 28 menos que el Barça y 25 menos que el Real Madrid.


En Inglaterra, por contra, el tercer clasificado, el Arsenal, se mantuvo a 10 puntos del Chelsea. Para encontrar una diferencia semejante a la del Barça (primer clasificado en España) y el Valencia (tercer clasificado) en Inglaterra hay que irse hasta la octava posición. Allí se ubica el Everton, que hubiera necesitado 24 puntos más para igualar la puntuación del campeón. Esto es: mientras que en Inglaterra hay ocho equipos en menos de treinta puntos, en España hay dos.


En la Liga española, el octavo clasificado, el Athletic de Bilbao, se clasificó a 42 puntos del campeón. Para encontrar una diferencia semejante en la Liga inglesa hay que descender hasta la decimotercera y decimocuarta posición: Sunderland (-42 respecto al Chelsea) y Bolton (-47). Parece evidente que las diferencias son menos acusadas en el campeonato británico.

Conclusión

En Inglaterra hay un elenco de equipos mucho más amplio capaz de plantar cara a los dos conjuntos favoritos a alzarse con el campeonato. ¿Significa esto que hay más candidatos al campeonato? No. Significa que los favoritos y los que al final se jugarán la Liga por presupuesto y plantilla tienen mayores dificultades a la hora de cumplir sus objetivos y que las posibilidades de que aparezca un tercer equipo en discordia son más altas dada la menor brecha entre los dos primeros y el resto. En España, esta última posibilidad, habida cuenta de la facilidad con la que Madrid y Barça se imponen al resto, es muy improbable.

En esencia, los campeonatos se disputan entre dos o tres equipos anualmente. Siempre sucede así. En Inglaterra han ganado el campeonato cuatro equipos distintos en los últimos quince años. En España cinco. ¿Significa eso que hay un mayor nivel competitivo, en la actualidad, en España? No. La competitividad se debe medir por la dificultad mediante la cual los grandes obtienen sus victorias, y, habida cuenta de los datos, los grandes en Inglaterra encuentran mayor oposición que en España, donde apenas hay resistencia.

Es cuanto menos discutible pretender equiparar la situación de ambas ligas hoy aportando datos de hace quince años. El problema de la Liga es del presente y nace en el ya comentado fatal reparto de los beneficios televisivos, donde Madrid y Barcelona se llevan 140 millones de manera independiente. En este post de Ruben Uría se aprecian las notables diferencias entre la Liga española y el resto. Las diferencias económicas aquí son mucho más acusadas.

A menor reparto equitativo del dinero, mayor es la brecha entre poderosos y débiles. No hay que ser ningún erudito para deducirlo. A fin de cuentas, nos guste en mayor o medida Carlin, se equivoque en sus argumentos y haga un análisis sesgado o no, todo se reduce a lo que comenta al final del artículo:

No importa cuál sea la posición en la tabla de los rivales del Chelsea, el Manchester United o el Arsenal: antes de cada partido, todos saben que puede pasar cualquier cosa. Los estadios están llenos, las gradas vibran. Hay teatro, hay emoción.

Y en España no hay emoción.

Fuente | Wikipedia

viernes, 26 de noviembre de 2010

Pensamientos a vuela pluma sobre los derechos televisivos


Andrés Pérez | Imaginen que en el mundo solo existieran el Barça y el Madrid. Plantéense la posibilidad: qué maravilla, tener un clásico todos los fines de semana, disfrutar de Messi y Ronaldo todos los días del año, sumergirnos en la vorágine dulce, épica y gloriosa de la eterna rivalidad, de la bipolarización absoluta del deporte, de dos equipos luchando por La Gloria, en plan grandilocuente.

A los cuatro fines de semana usted, yo y cualquier ser humano con un mínimo de expectativas se sentiría defraudado por completo. El misticismo terminaría porque se convertiría en rutina, la muerte cerebral del aficionado que habría sucumbido a un juego sin interés, sin alternativas, sin posibilidades de reinventarse.

La actual disposición de los derechos televisivos en España conduce exactamente a la alegoría remota y, deseemos, imposible que se ha descrito más arriba. Barça y Madrid, únicamente, se reparten un 34% de los beneficios de las televisiones. Más de la mitad de los equipos de Primera División el 43%. No parece muy equitativo.

Sí, se sabe: el Madrid y el Barça generan audiencias millonarias, son los equipos a los que todo el mundo desea ver. No hay noticias de quien prefiera un Espanyo - Getafe. Lo que no les explican es que sin Getafes de la vida ante los que jugar cada semana no existiría el Barça - Madrid como concepto. La competitividad es la base del espectáculo, y para eso son necesarios más de dos equipos.

Los dos grandes no están dispuestos a hacer un bote común del 50% en la tarta de los beneficios televisivos y repartir el restante en función de la posición y las audiencias. Eso, al parecer, es un grave inconveniente para ambos a pesar de que, como la lógica indica, sus beneficios seguirían siendo muy superiores al resto y semejantes a los actuales.

La avaricia suele romper el saco. Media Liga se hallará en la cuerda floja de seguir así el reparto de los beneficios. Entre tanto, Alemania e Inglaterra disfrutan de un alto nivel competitivo. Pero la realidad es secundaria. Lo importante es no ceder.

(Este artículo se ha escrito en los últimos quince minutos de un módulo impartido por Alejandro Lucea en el Título de Experto en Periodismo Deportivo que estoy cursando actualmente. Y, además, me sirve para retomar Más que Fútbol)


(click para agrandar)

Lectura recomendada | Sobre el reparto de los derechos televisivos (Diarios de Fútbol) | Veintiséis equipos denuncian una injusticia en el reparto de los derechos televisivoste (Marca)

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Piqué y la palabra del futbolista


Andrés Pérez | Qué previsibles son los dos sectores mediáticos que dominan la prensa deportiva española. Durante los dos últimos años, Alfredo Relaño, director del periódico As, llevó a sus páginas con frecuencia el término "villarato", una suerte de complot federativo en favor del Barcelona, cuyo presidente, Joan Laporta, ahora acusado de malversar fondos del club, gozaba de la amistad de Ángel María Villar, presidente de la RFEF. No se engañen: una ilusión, nada más lejos de lo que Relaño quería hacer creer. Por aquel entonces el Real Madrid sucumbía al Barça superlativo de Guardiola.

Ahora el turno es de la prensa de Barcelona, que no tiene nada que envidiar a la de Madrid en volumen de caspa generado por página, por más que sus columnistas gusten en mofarse de la supuesta habitual incultura castiza de los habitantes de la meseta. Tampoco podríamos exigir mucho más a Sport, por ejemplo, un periódico que cuenta entre sus columnistas a Carazo, este personaje. La libre se ha soltado: ahora que el Real Madrid aparenta ser un equipo con ínfulas de campeón, hoy por hoy ligeramente superior al Barça, quien habla de favoritismo arbitral es la prensa catalana. En favor del Madrid, faltaría más.

Es la historia mil y un veces repetida de una prensa forofa y radical que no atiende a razones sino a número de ventas. Aunque sea por ello imprescindible dinamitar el prestigio de su profesión, de su cabecera y la inteligencia de sus lectores. Sorprende, en todo caso, que a tan estúpido juego de declaraciones cruzadas y campañas arbitrales se sumen los futbolistas. Digamos que un futbolista no destaca habitualmente por su don de palabra: algunos privilegiados sí, como Xavi, Xabi Alonso, Fernando Torres o, retrocediendo en el tiempo, Michael Robinson o Cañizares, pero la mayoría se sienten incómodos ante los micrófonos. Villa es un ejemplo. Los menos, caminan entre dos aguas: hablan, pero se pasan de frenada.

Piqué afirma de manera contundente que "dentro de la Liga, el Madrid y el Barça son los equipos más favorecidos por los errores arbitrales porque hay mucha presión hacia los árbitros. Pero entre Madrid y Barça hay una gran diferencia a favor del Madrid". Sorprende que en estos tiempos de corrección política en todos los niveles sociales un futbolista se desmarque con estas palabras. El central considera abiertamente, de cara a la galería, algo novedoso, que el Madrid se ve "mucho" más beneficiado por las decisiones arbitrales que el Barça. Pobres. Del resto de conjuntos de la Liga ni hablamos, son meros comparsas que están ahí porque a alguien hay que ganar, ¿no, Gerard?

A falta de credibilidad, los complots buscan fuentes fiables que refuten sus paranoias. En este caso la fuente fiable, de prestigio, la que vive el día a día de la competición, es Piqué, un futbolista, la palabra de la que más se fía el aficionado ya que, no en vano, es él el protagonista, el portador de las penas y de las glorias, el todo en el fútbol. Su ejercicio es irresponsable y patético. Piqué se ha llenado del habitual victimismo catalán para reclamar no se sabe exactamente qué, imaginamos que muy frustrado al ser sancionado con tarjetas, algo habitual en la vida de un central. Así pues, el círculo se cierra: ahora también los futbolistas contribuyen a avivar un fuego falso, sucio e inmoral. El de la prensa deportiva y las conspiraciones arbitrales.

Lectura recomendada | Piqué acusa: "Al Madrid le ayudan más" (SportYou)
Imagen | SportYou

viernes, 5 de noviembre de 2010

Caminos cruzados


Andrés Pérez | Comienza el Madrid a parecer un equipo de altos vuelos. Su primera parte el pasado miércoles ante el Milan fue sencillamente asombrosa. Lo fue en dos sentidos: por un lado, demostró una capacidad inédita en los últimos cinco años de mostrarse profundamente superior a un rival de tallaje elevado como lo era este Milan, venido a menos, envejecido, desordenado, sí, todo eso, pero Milan a fin de cuentas; por otro, Higuaín anotó un tanto en San Siro: no es una noticia menor puesto que si algo se le podía reprochar al delantero argentino era precisamente su carencia de oportunismo y determinación ante conjuntos poderosos. Anoche su partido siguió siendo un espejismo de lo que demuestra frente a equipos de media tabla en la competición doméstica, pero un paso es un paso.

En lo tocante al rendimiento del Madrid, Mourinho comienza a observar los frutos de los automatismos que tan buenos resultados le dieron en Chelsea e Inter. Esto es, conseguir que cada jugador sepa en todo momento qué debe hacer. Se trata de una creatividad mecanizada y altamente efectiva que entronca con el caos habitual en el que el Real Madrid se sumía cada temporada, incluida la pasada, récord de goles superado inclusive. Comienza a jugar el Madrid de memoria y la calidad de sus jugadores permite triangulaciones rápidas, internadas por banda con dos falsos extremos como Higuaín —anoche obligado al ocupar Ronaldo la punta de ataque— y el creciente pero aún obtuso Di María.

A la electricidad que sus rápidos delanteros imprimen al ataque, el Madrid suma, a buen seguro, una de las mejores parejas de mediocentros de toda Europa: Xabi Alonso y Khedira aúnan una colocación táctica notable, llegada, disparo desde media y larga distancia, capacidad defensiva, técnica depurada, desplazamientos en largo, desplazamientos en corto y jerarquía. Ambos reflejan todo lo que debe ser un mediocentro entendido como tal, y la inteligencia sobrenatural de Xabi Alonso para leer los partidos del modo más simple pero más efectivo posible potencia las virtudes de su compañero Khedira, menos dotado para la creación, más peligroso y vertical en sus internadas hacia el área.

En honor a la realidad, toca aplaudir al Milan. De ser aficionados del Milan, deberíamos haber terminado todos con una enorme sonrisa y sensación de satisfacción tras el partido: como decía, un conjunto que cuenta con los principales jugadores de su plantilla y estandartes durante toda una década de la poderosa imagen rossonera en decadencia fue capaz de remontar un partido complicadísimo a base de inteligencia y coraje. La lucha casi embriagadora de Gattuso durante todo el partido o la forma en la que Inzaghi revolucionó el partido son suficientes atributos para satisfacer al aficionado medio. Dentro de la marea en la que se convirtió el partido, Inzaghi pescó como lo lleva haciendo toda su vida, y a este hombre no queda sino aplaudirle.

El partido, precioso, fue reflejo de lo que tanto uno como otro equipo representan: uno su potencial candidatura a rey de Europa, a falta de ajustar aún más la maquinaría y aprender de fallos garrafales de concentración como el que impidió que ganara el partido; el otro, los últimos coletazos de un grupo irrepetible, fenómeno, como el que representan los previamente citados junto a Pirlo o Nesta, últimos genios de una quinta a la que la historia colocará en su lugar. Parece, eso sí, un espejismo la travesía hacia ninguna parte en un equipo sin proyecto la de Ibrahimovic, Robinho o Ronaldinho. Pero esa ya es otra historia.

Imagen | El País

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Los amistosos están para perderlos

Andrés Pérez | Apenas cuesta recordar cuando desde los tronos de la prensa mediática se calificaba a España como la campeona del mundo en amistosos. El término, a mitad de camino entre lo jocoso y lo autocomplaciente, servía para rellenar notables actuaciones ante selecciones de nivel, candidatas, campeonas del mundo, competitivas. Por aquel entonces España y su título no solían atravesar la barrera de los cuartos de final. El feliz título se vio enterrado tras ganar la Eurocopa y comenzamos a bailar sobre su tumba cuando la selección se proclamó campeona del mundo. Como tal, ayer, perdió abultadamente ante Argentina.

Se podría decir que Argentina es la campeona del mundo en amistosos. En honor a la verdad, Argentina fue algo más: fue una selección que durante los primeros quince minutos supo aprovechar su exceso de revoluciones y la apatía desesperante de su rival; fue un conjunto no rejuvenecido pero sí inteligentemente dirigido, no como en el Mundial; y fue un equipo, en suma. El resultado es justo pero abultado e irreal. Amén de los primeros quince minutos de absoluto caos español, Argentina no demostró tener ningún atributo futbolístico superior a España. Prueba de ello fue la constante y progresiva mejora del seleccionado nacional, que poco a poco consiguió conectar ideas para encerrar a una Argentina que, también hay que decirlo, no pareció preocuparse.

Intentar extrapolar conclusiones definitivas de un amistoso ante Argentina en Argentina es temerario y absurdo. Lo es por diversos motivos: el once titular de España, el espíritu con el que Del Bosque —sus cambios mecánicos en la segunda parte son buena prueba de ello— afrontó el encuentro, y la notable falta de agresividad de más de la mitad de los jugadores. En fin, un amistoso. Lo que habitualmente no sería en absoluto noticiable hoy es un drama. España es así. El término medio es un incómodo intruso, aquí nos van los extremos.

Cabría plantearse lo injusto de verter críticas sobre Del Bosque y este plantel de jugadores que apenas han sufrido dos derrotas en dos años y lo han ganado absolutamente todo; esto es, cabría plantearse lo injusto de crucificar a alguien por el mero hecho actuar lo más humanamente posible, errando, pero el terreno de la ética es un fangoso lugar para el debate futbolístico. Probablemente. Se cuestiona la importancia del partido, pues. En ese caso, no cabe remitirse más que a la definición que da la RAE: 2. adj. Dicho de un encuentro deportivo: Que no es de competición. Realmente, no parece factible que el prestigio logrado en la competición más importante del mundo se desvanezca por la primera derrota clara, por resultado, en dos años.

Leerán que la derrota oscurece el brillo de la estrella en el pecho. En fin, más allá del bonito recurso poético, los amistosos están para perderlos.

Imagen | El País

sábado, 4 de septiembre de 2010

La estabilidad lograda

Andrés Pérez | En Portugal andan increíblemente enfadados con su selección tras empatar a cuatro, en casa, ante la débil Chipre. Francia palmó ante Bielorrusia a falta de cinco minutos para el final del partido continuando así, a pesar de la renovación de los seleccionados y del seleccionador, Laurent Blanc, su infernal trayectoria desde que perdiera la final del Mundial en 2006. Estonia pudo amargarle la noche a una Italia también en busca de una identidad nueva que haga olvidar los dramas de Sudáfrica. Holanda y Alemania, dos selecciones hechas y que saben qué rumbo seguir, consiguieron sendas victorias sin mayor relumbrón e Inglaterra cambió de equipación para golear a Bulgaria.

No cuesta recordar los tiempos en los que España caía lamentablemente en Chipre o en Irlanda del Norte. No están tan lejos. Apenas cuatro años, ocho como mucho. Una primera década de desencantos hasta que llegara la Eurocopa, cuya fase de clasificación no fue ni mucho menos un camino de rosas, tras el destierro lógico de Raúl, la derrota ante Suecia y el ridículo en la ya citada Irlanda del Norte. España, en cambio, ayer, venció con notoriedad, estrella en el pecho, a Liechtenstein. Como mandan los cánones, goleando sin abusar en exceso, haciendo valer su condición de campeona del mundo. Viendo jugar a España y escuchando las calamidades de Francia o Portugal, evoqué aquellos tiempos pretéritos en los que cada partido de clasificación era un drama en el que evaluar el pésimo estado del combinado nacional.

España ya no es un manojo de nervios e indecisiones. Ha logrado estabilidad, ha logrado, aunque ahora lo veamos como algo normal, ser la única selección del mundo con aplomo y seguridad ante cualquier rival imaginable. De siempre, el galardón de selección infalible lo ha merecido Alemania; el de admirable se lo ha llevado Brasil; el de fogosa y competitiva Argentina; y, el de temible hasta un punto irracional por su mística y leyenda, Italia. Ahora ninguna de ellas es lo que fue y todos esos adjetivos los acapara una España que infunde temor, admiración y, sobre todo, la seguridad de que no va a fallar, de que es capaz de absolutamente todo. Cerca de dos meses después de lograr lo máximo, cuesta no seguir alucinando con España.

Lectura recomendada | España no se duerme (El País)
Imagen | El País

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Real Zaragoza, sobre el papel

Andrés Pérez | Por descontado, la situación es, será y jamás dejó de ser absolutamente catastrófica. Es decir, probablemente eso leerán en cualquier medio especializado del entorno del Real Zaragoza, conjunto dado al extremismo más fatal y reacio al optimismo o, directamente, a la valoración de aspectos positivos y negativos. La exageración, en cualquier caso, inmutable a lo largo de los años, para mal, siempre, tiene su base científica: a nivel económico la situación es francamente precaria y el presidente de la entidad ha tenido que lanzar un plan de ajuste presupuestario de aquí a ocho años para que el club no se vaya al garete; a nivel deportivo la plantilla es corta ya que son diecisiete los jugadores que lucharán por no descender, esto es, por la salvación, lejos de las aspiraciones de tiempos pretéritos en los que el Zaragoza optaba a la UEFA o a una Copa del Rey.

En efecto, lo han deducido correctamente, el Real Zaragoza es hoy un conjunto de mitad de tabla hacia abajo y por lo visto en el último día de mercado europeo lo seguirá siendo mucho tiempo. La realidad es esa. No se puede aspirar más que a la salvación y creer o querer creer que la situación debe y será reversible a corto plazo es una temeridad peligrosa ya que conduce al desencanto, y, por ende, a una ira irracional alejada de cualquier pensamiento crítico. El Real Zaragoza es hoy un conjunto que a nivel económico y deportivo lucha por mantener la categoría. Es doloroso pero es lo que hay. Analicemos pues, al Real Zaragoza, desde ese punto de vista y no desde el que nosotros creyéramos que debiera ser, puesto que no deja de ser un condicional y no una realidad.

Romaric, uno de tantos que finalmente no llegó.
La dirección deportiva ha actuado de forma nefasta, claro. Leerán eso y, de hecho, es el calificativo más adecuado. La misma dirección deportiva que el invierno pasado fue capaz de reconstruir un equipo, asearlo, y salvarlo de un descenso que ya había asumido cada rincón del zaragocismo, esa misma, ha sido incapaz de cerrar una mísera cesión o un triste traspaso de poca monta en la última jornada del mercado de fichajes. Sonó Rosenberg y se fue al Racing. Lo mismo sucedió con Waldo Ponce. Parecía Romaric la respuesta pero se quedó en Sevilla. Hablaron de Mario Bermejo y..., en fin, ahí sigue, en Xerez. El Zaragoza no ha contratado nada para suplir ninguno de los puestos en los que anda escaso de recursos, a saber: defensa y delantera.

No hay delantero referencia sobre el papel. El neoprofesional Marco Pérez apunta maneras pero apenas alcanza la veintena de edad; Sinama Pongolle lleva varios años extraviado para el fútbol; Braulio es un jugador que no ha dado la talla. Sobre el papel, insisto: Marco Pérez demuestra calidad y quién sabe si su rendimiento será ascendente y no anodino; Sinama Pongolle fue capaz hace años de hacer del Recreativo de Huelva un equipo interesante. Es decir, como la capacidad de adivinar el futuro parece reservada para un par de iluminados, curiosamente siempre los mismos, lo lógico es decir, eh, oigan, quién sabe.

Y, en defensa, el asunto clama al cielo: el Zaragoza cuenta con dos centrales y dos mediocentros defensivos lentos capaces de desempeñarse en esa posición. A pesar de ello y de tener a Laguardia lesionado, se ha desprendido de tres centrales para esta temporada. Especialmente sangrante es el asunto de Goni, que se largó ayer al Castilla cedido como si sobrara. ¿Los pros? Diogo, Jarosik, Contini y Obradovic es, probablemente, la mejor, sobre el papel, línea defensiva de los equipos que luchan por descender. Nos encontramos de nuevo ante una dirección deportiva caótica pero ante una realidad práctica que es cuanto menos esperanzadora habida cuenta de su rendimiento durante la segunda vuelta del año anterior.

Sucede que en el Zaragoza se mezcla todo, no se marcan los límites de la culpabilidad y el aficionado termina hecho un manojo de indignación en el que no sabe diferenciar al culpable de la víctima. Llegado a ese punto, cualquier jugador se veá imbuido en una espiral destructiva de la que no podrá salir. Llegados a ese punto, los aficionados reclamarán al presidente de turno una explicación coherente de porqué este año tampoco se ha ganado la Copa del Rey.

Lo que hoy es un clamor contra Herrera y Agapito, mañana serán insultos o calificativos poco simpáticos hacia Gay. "Es un inútil", dirán, cuando el día de antes echaban pestes de la dirección deportiva y asumían que efectivamente la plantilla era corta e insuficiente. En cualquier caso la realidad, como siempre, anda en un término medio. Se trata de una conclusión tibia: con una directiva incompetente, a pesar de todo, el Zaragoza tiene un equipo capaz de mantener la categoría. Sobre el papel, claro, como siempre, si las lesiones no lo machacan como vienen haciéndolo.

No, el presente no es un pozo negro de frustración. Eso es el Celta. Oirán cantos de cisnes que llaman a la revolución, como si hubiera un líder al que seguir, una solución a lo existente, como si en vez de por medio del dinero el dueño del club lo fuera por sangre, como si de sentimientos se pudiera financiar una entidad, como si de un cambio fuera posible. Hagan caso omiso. Acudan al campo. Observen. Sigan observando. Oberven más. Reflexionen. Saquen sus conclusiones. Animen. Sigan animando. No decaigan en su empeño. Y, cuando el Zaragoza esté este año en Segunda, esperemos que no, entonces, vuelvan aquí y llámenme de todo. Pero sólo hasta entonces, hagan el favor.

Lectura recomendada | Imposible convencer a nadie (Heraldo de Aragón)
Imagen | Heraldo | El Zaragoza.com

lunes, 30 de agosto de 2010

No disparen, aún, al pianista


Andrés Pérez | El Madrid es un equipo que vive en un constante vaivén de opiniones viscerales normalmente alejadas de todo punto de crítica racional. O se le ama o se le odia. El término medio es un indeseable punto de cordura inaceptable. En ese sentido, cabía imaginar que la llegada de Mourinho al banquillo blanco provocara a partes iguales reacciones eufóricas e iracundas. Así pues, llegado el primer partido de Liga y demostrado que el Madrid aún tiene que mejorar todos los aspectos del juego que durante el año pasado le llevaron a fracasar en tres competiciones, las alarmas se han disparado habida cuenta, además, del buen nivel mostrado por el Barcelona ante el Racing de Santander.

Es cierto que el Real Madrid arrastra serias carencias en la circulación y en la capacidad de funcionar como un bloque, pero aún así la temporada es larga y de la noche a la mañana, un entrenador, por más Mourinho que sea, no es capaz de reformar todas las líneas de un equipo que incorpora a un nuevo jugador en cada una de ellas. El proceso de encaje de los nuevos jugadores y de las nuevas ideas del entrenador lleva su tiempo y es relativamente normal y comprensible que en la primera jornada, aún cuando la máquina no está engrasada, las ideas apelmazadas por el calor y los jugadores mirándose de forma extraña ante una presencia desconocida de su mismo color, el juego sea anodino y soporífero.

No por ello se deberían disparar las alarmas. Los proyectos en el fútbol moderno se crean, o al menos se deberían crear, a largo plazo. Mourinho es un entrenador inteligente y capaz que probablemente mejorará lo presentado ante el Mallorca. En cualquier caso el radicalismo se impondrá desde las portadas de los grandes diarios y en los mentideros futbolísticos de la red. El Madrid sigue teniendo suficientes mimbres para afrontar una lucha de igual a igual frente al Barcelona. Sucede que en ese proceso de costura, es posible que haya lagunas durante un par de meses. No en vano, Guardiola y el equipo que ese mismo año ganaría todo lo jugable comenzó perdiendo en un campo tan inocente como Los Pajaritos de Soria.

Lectura recomendada | Mourinho se topa con Aouate (Diego Torres en El País)
Imagen | Qué

miércoles, 25 de agosto de 2010

La no clasificación del Sevilla no es un drama

Andrés Pérez | Y el titular ha de entenderse como una frase pronunciada por un espectador ajeno al sevillismo y subjetivamente honesto —siempre he detestado el término objetividad—. Esto es: para el aficionado del Sevilla, como es lógico, la derrota sufrida en la Supercopa de España y la eliminación posterior con dos derrotas ante un equipo de perfil muy bajo para la competición europea son dos batacazos sentimentales de altura. Sucede, sin embargo, que ambos hechos son consecuencia lógica de una realidad algo menos edulcorada de lo que se creía.

Primero los honores: el Sevilla es un grandísimo equipo que representa el buen hacer y el crecimiento escalón a escalón conjugando sabiamente la labor de la cantera y unos recursos económicos limitados pero increíblemente bien utilizados. Todo equipo de mitad de tabla hacia abajo que se precie debería fijarse en el Sevilla e intentar seguir su estela. Del pozo de Segunda y de una remota Liga prácticamente olvidada en el imaginario colectivo, el Sevilla pasó a llevarse dos Copas del Rey, dos Uefas, una Supercopa de Europa y otra de España. Es un palmarés espectacular y conseguido en un muy escaso margen de tiempo. Tan corto, que muchos jugadores, el bloque, la médula espinal, han estado presentes en todos y cada uno de ellos.

Además el Sevilla ha sabido vender bien y reinventarse. Las marchas de Sergio Ramos y Baptista parecían una losa. No lo fueron. La venta de Alves o Keita podían hacer desvanecer el empuje del conjunto: no lo hicieron parcialmente. En suma, una gestión excelente. Una vez recordado todo esto, cabe decir que el Sevilla no es un equipo que esté en la primera línea de la Champions League y su ausencia apenas será recordada como un factor sorpresivo para el resto de candidatos. A pesar de lo que Del Nido dijera el año pasado, el Sevilla nunca fue candidato potencial a alzarse con el trofeo continental.

Muy lejos de aquello quea ahora la realidad del Sevilla. A pesar de su buen hacer, el Sevilla sigue siendo un equipo incapaz de luchar por un título de más altas miras como la Liga y la Copa de Europa. La primera es coto privado de dos clubes, la segunda es un cetro inalcanzable habida cuenta del nivel de los conjuntos extranjeros candidatos al título. Así las cosas, el Sevilla haría bien en resignarse nada infelizmente a la Copa del Rey y a un título que puede ser apreciado menor como la Europa League, pero que no lo es. Centrado en la competición menor del fútbol europeo es más peligroso que desvivido en la Copa de Europa. Más aún: la afición disfrutará más la ilusión de alzar un nuevo título y seguir haciendo historia que un hipotético pase a los cuartos de final. Así que no. La no clasificación del Sevilla para la Champions League no es ningún drama.

Lectura recomendada | Batacazo del Sevilla (El País)
Imagen | Marca

lunes, 23 de agosto de 2010

El fútbol, Hangeland, el romanticismo

Andrés Pérez | Brede Hangeland es un tipo alto y desgarbado, de complexión endomórfica, rubio, y, se mire por donde se mire a primera vista, desde luego no la imagen idílica de un futbolística. Sus carencias técnicas son evidentes y se siente inseguro con el manejo del balón. Hangeland, noruego nacido en Estados Unidos, en Houston, es un defensa de empuje y despeje: lo suyo es ser expeditivo. No reúne ningún requisito particular por el que amarle en el ejercicio de su profesión ni por el que pasará a la historia. De momento.

Hangeland es uno de tantos. Está bien, su aspecto es especial, tiene una mirada inquieta y áspera, quizá alicaída, melancólica. En fin, es noruego, no son tipos efusivos. Pero, a fin de cuentas, Hangeland es otro central más, uno de tantos que honradamente trabaja cada fin de semana en los duros campos de la Premier League esperando que su contrato sea renovado, anhelando que Drogba o Rooney no tengan el día, volviendo a casa felizmente, saboreando la gustosa nula exposición mediática con su familia, probables hijos, novia, mascota o, simplemente, con cualquier amigo por fortuito que sea.

Cuando a mediados de al segunda parte Nani botó un córner y Hangeland empujó el balón con la espinilla hacia la red de su propio equipo, el Fulham, un coqueto y pequeño club del centro de Londres que viste la casaca de local en uno de los estadios más románticos que se imaginan, el mundo, al noruego, se le venía encima. Tras un partido espectacular, puramente inglés, e intenso, el Fulham caía víctima de una jugada fatal en la que su rival apenas hizo gran cosa por adelantarse. Caer por un gol en propia siempre es doblemente dramático y peripatético: ni siquiera se obliga al rival a ser mejor que uno mismo.

Por aquel entocnes Hangeland era la víctima. Al rato, el fútbol, una fuente inagotable de injusticia pero, de vez en cuando, gustosa en otorgar dosis de romanticismo a cuentagotas, premió, casualidad o causalidad, quién sabe, a Hangeland. En otro córner, cerrando el círculo de esta historia, Hangeland aprovechó su altura y aspecto desgarbado para empujar la pelota a la red. Empataba el Fulham y Hangeland lo celebraba pausadamente, en frío, asumiendo que era su cometido y el de nadie más. El Fulham empató. Quienes vieran el partido se emocionarían. Hangeland simplemente, saboreó en diez minutos las mieles del éxito y del fracaso.

El fútbol ha vuelto. Las últimas gotas de romanticismo en el deporte, con él.

Imagen | RTVE

lunes, 9 de agosto de 2010

Amaños en tierra de nadie

Andrés Pérez | A pesar del silencio cómplice de los medios de comunicación, muy ocupados hablando de los apasionantes, sin duda, partidos de pretemporada de los clubes españoles —hoy, por ejemplo, en El País no encontramos ningún reportaje ni noticia relacionada con el caso Brugal y el Hércules, y ni qué decir de Marca, As, Sport y otros medios, a pesar de la editorial de ayer de Relaño—, el asunto de los partidos amañados por Enrique Ortiz sigue su curso y sigue dando de que hablar.

Hace poco supimos que las declaraciones de Tote en las que afirmaba no tener nada que ver con el asunto de la compra-venta de partidos podrían ser falsas. Frente a la prensa, Tote dice que él no sabe nada. Al teléfono, hablando con su amigo y presidente Enrique Ortiz, Tote se expresa en otros términos:

Tote: ¿Qué pasa?

Ortiz: ¿Qué pasa tío?

Tote: Ya lo ves. Esto es así tío. ¿Has visto lo que tenían los demás?

Ortiz: Hombre, estos estaban primados todos.

Tote: No, no, primados no, escúchame, 300.000 [euros], 25.000 cada uno [de los jugadores], de los cuatro [equipos] de arriba. Eso para que digas que no sueltan pasta. Esto es la guerra monstruo.

Ortiz: ¿Y empatando les pagan?

Tote: La mitad. (...)

Ortiz: ¡Qué hijos de puta! (...) Bueno, no podemos fallar el próximo tiro (...) Allí tienes, allí tienes amigos, ¿no?

Tote: Sí. Lo que pasa es que yo no voy, tengo la tarjeta, este hijo de puta [por el árbitro] me ha sacado una tarjeta hoy. Pero ya lo hablaremos por otro lado.

Ortiz: No, es igual, aunque no vayas, vas.

Tote: Pero puedo encargar, lo puedo a encargar a Abraham [el segundo capitán del equipo], no hay problemas, ya hablamos esta semana.

Ortiz: No, no, no, pero haz cuenta que te vas para allá, tú y yo, los dos. ¿Van en avión, no?

Tote: Sí.

Ortiz: Pues cuenta, no te organices que nos vamos tú y yo para allá.

Tote: Bueno, vamos hablando, tranquilo.

Ortiz: Habla todo lo que tengas que hablar y aprieta, ¿vale?

Tote: Venga.

Las conversaciones publicadas por El País durante la semana pasada revelan algo que hasta el momento sólo se intuía: los jugadores, más allá de dejarse comprar por cuatro euros, participan de forma activa en la trama. Contactan con su presidente, analizan el precio de mercado que imponen otros equipos y utilizan los hilos de viejas amistades y compañías en el vestuario para alterar la competición. En fin, ya lo ven, Tote, aun pudiendo disfrutar de un día libre, prefiere acompañar a Enrique Ortiz para negociar in situ los pormenores del trato.

A pesar de las pruebas, el juez de Instrucción del juzgado número 7 de Alicante, el encargado de instruir las diligencias del caso, ha decidido no trasladar la causa a la justicia deportiva, esto es, al CSD y a la RFEF. El argumento para frenar en seco el proceso judicial es el de que, al ser conseguidas las conversaciones durante la investigación de un caso ajeno al fraude deportivo, el caso Brugal, pierden su validez ya que la legalidad de las escuchas no abarcaban ese ámbito, en teoría privado. Una excusa de mal pagador, un vericueto judicial que el juez, al que imagino vistiendo la camiseta de Farinós, utiliza para frenar la investigación.

De momento el CSD y la RFEF tienen la excusa perfecta para mantener la boca cerrada y no actuar: la justicia ordinaria no les transfiere el caso, ellos más no pueden hacer. En cualquier caso la Abogacía del Estado y la Fiscalía han recurrido la decisión del juez por lo que aún quedan posibilidades de que el asunto llegue a manos de los órganos deportivos y puedan, si consiguen demostrarlo —y si deciden procesarlo— sancionar el fraude.

No desesperen, quizá, si alguien se encarga de recordarlo, e intuyo que el Betis tomará ese camino, el 22 de diciembre se reabra un caso ahora paralizado: ese día el fraude deportivo se considerará delito, por lo que no será necesario derivar la causa a un organismo deportivo, acelerando el proceso judicial. Hasta entonces, los amaños seguirán en tierra de nadie. Como siempre.

Eso sí, tampoco tengan puestas demasiadas esperanzas. Miren, hoy, verano de 2010, año y medio después, qué sucedió con las declaraciones de Jesuli en las que primero afirmaba haberse recibido dinero para dejarse ganar por el Málaga para posteriormente desdecirse:

La federación abrió un expediente informativo, como tantos otros (nunca se ha sancionado un hecho de este tipo), y decidió enviar la documentación a la Fiscalía General del Estado, quien a su vez trasladó el expediente a la Fiscalía de Málaga por haberse producido los hechos en dicha ciudad, lo que no dio resultado porque el caso fue archivado.

Poncio Pilatos no se habría lavado las manos de mejor modo. La actitud de la Fiscalía, ahora con el caso Hércules, parece por tanto algo impostada: si en su día decidió hacer caso omiso de un futbolista que primero afirmó haber participado en un fraude deportivo y luego afirmó haber mentido es de extrañar que hoy muestre tan notable entusiasmo por buscarle las cosquillas al Hércules y a Enrique Ortiz. Mucho menos rédito merece la RFEF, que jamás ha sancionado a nadie por afirmar o dejar entrever que se ha dejado perder a cambio de una prima.

Por si acaso, el Hércules ya se ha personado en el caso para defender el honor de Enrique Ortiz, lo cual parece un gracioso oxímoron. España funciona así. Sus gentes, también. El fútbol es algo demasiado importante como para dejarlo en manos de todos estos mangantes, pero siempre habrá aficionados, o supuestos periodistas, fanáticos y ciegos ante la realidad. ¿Mi equipo? Intocable. Me dan igual las pruebas, otros son peores. Vomitivo:

(...) sospecho que hay 'caso Hércules' para rato. No digo que vaya a ser por culpa de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado, pero ambos organismos están mostrando un interés extraordinario para que las grabaciones que implicarían al presidente del Hércules (...)

El fiscal jefe de la provincia, Juan Carlos López Coig, sostiene, entre otras cosas, que es inconstitucional no perseguir el 'fraude' del Hércules y que «lo que protege la norma constitucional es la comunicación y no lo comunicado». ¿Acaso no es inconstitucional tener más de cuatro millones de parados? ¿Es constitucional que miles de españoles carezcan de una vivienda digna? ¿Llevarán la Fiscalía y la Abogacía del Estado a los tribunales al Gobierno por los parados y los sin techo?

Como ven, el argumento principal de Ramón Gómez Carrión no es la inocencia de su amado equipo, sino un defecto de forma. No dice demasiado en favor del nada sospechoso Enrique Ortiz y del Hércules que sus defensores opten por resaltar la maldad de quien procesa y no la bondad del procesado. ¿Y qué dicen los jugadores? Abraham Paz, por ejemplo, no defiende la inocencia de su persona y de su club. Más bien al contrario.

Si el CSD empieza a investigar, acataremos su decisión pero habría que investigar quince años para atrás y ver cómo subieron los equipos de la pasada temporada, la de la otra o investigar todos los partidos de la última jornada de la Segunda División de la última temporada, porque a los treinta minutos había muchos equipos ganando tres y cuatro a cero. Eso hay que analizarlo también.

"Hemos hecho trampas, vale, pero ellos más. Así que no somos culpables". Así son los pozos del fútbol español —y su nivel intelectual—, y lo que nos queda por conocer. Por cierto, los amaños del Hércules se remontan, supuestamente, eso siempre, a dos años antes de esta temporada. Otra chiquillada, imagino, sin importancia que no merece empañar el impecable aspecto de nuestro fútbol, blanco nuclear, impoluto. Tan refulgente que hay que mirarlo con gafas de sol. Como en los funerales.

La corrupción del fútbol en Más que Fútbol | Otro caso de partidos amañados, pero aquí no pasa nada | Que el espectáculo no pare | Un deporte de caballeros practicado por villanos | Noticiario fúnebre
Lectura recomendada | El Hércules se persona en la causa del Brugal por el presunto amaño de partidos en Segunda (El Mundo) | "Sin dar primas, jugamos otra liga" (El País) | Fútbol de compra y venta (El País)
Imagen | Blogdeporte | As

jueves, 5 de agosto de 2010

Autobombo barato

Andrés Pérez | Cada cierto tiempo, Wikio, una página que almacena y ordena contenidos generados en más de treinta mil blogs del mundo cibernético español, publica un ránking de relevancia de todos los blogs en español, o casi todos. Entre las múltiples secciones, Wikio tiene una reservada a los blogs de fútbol, auténtico fenómeno social que durante los últimos años han proliferado como setas en Internet. Hay un montón y muchos de ellos son de altísima calidad, demostrando que, lejos de morir, el periodismo deportivo está, simplemente, en las manos equivocadas.

En fin, que tras tres meses de ascenso continuado, este humilde blog, bastante veterano, inconstante y en continua evolución, cuatro años ya a sus espaldas, se ha colocado en el top 20 de blogs de fútbol en el Ránking Wikio. No suelo preocuparme por las visitas, comentarios o ránkings, pero siempre hace ilusión. Al mismo tiempo, está en el puesto 38 de blogs deportivos. Y este post, aunque también sea autobombo barato, no es más que un modo de agradecer a todos los lectores que se pasan habitualmente por el blog o que se han pasado alguna vez. La situación obliga: puede que el mes que viene, o el año que viene, este blog se sitúe por debajo del cien, doscientos o trescientos.

Nunca se sabe. Por eso, gracias.

1) Notas de futbol
2) La Libreta de Van Gaal
3) Diarios de Futbol
4) Dibuje maestro
5) Futbol Real
6) LigaFutbol.net
7) Café Fútbol
8) Jesus Alvarado
9) Foro Azulgrana/Blaugrana
10) MaTA-dor
11) Latidos de Nervión
12) Tic Espor
13) Actualidad Futbol
14) Zona Culé
15) Valencia y che
16) Uno o dos toques
17) Mundial Futbol - 2010
18) El taliban sevillista
19) La Palanga Mecánica
20) Más que Fútbol

Ranking generado por Wikio

martes, 3 de agosto de 2010

Otro caso de partidos amañados, pero aquí no pasa nada

Andrés Pérez | Ya está, aquí lo tienen: un nuevo escándalo en el fútbol español por un presunto amaño de partidos. Que el silencio imperante desde todos los estamentos conocidos del fútbol español no les lleve al engaño, vuelve a ser un pequeño borrón que, de actuar como suele hacerlo al RFEF, no llegará a ninguna parte. Como sucediera con el caso Jesuli y el supuesto ascenso fraudulento del Málaga en la temporada 2007/2008, todo lo que sabemos hasta la fecha es por escuchas al presidente de uno de los clubes implicados, aunque, en este caso, el protagonista no es indirecto, sino parte activa de la trama: Enrique Ortiz, máximo accionista del Hércules, reconoce, supuestamente claro, como todo, haber ofrecido cuantiosas cantidades de euros para que sus rivales se dejaran vencer y así facilitar el ascenso de un Hércules necesitado del mismo dada su precaria situación económica —quince millones de deuda, una losa para un equipo de Segunda División—.

Los hechos

El pasado 10 de mayo el Hércules se imponía en el Rico Pérez al Córdoba por 4-0. Un mes más tarde, el 19 de junio, el Hércules vencía a domicilio por dos goles al Real Unión de Irún y se proclamaba oficialmente equipo de Primera División en detimento del Betis, partido al que, por cierto, volveremos más tarde.

El País hoy, 3 de agosto, en su sección de Deportes, habitualmente bien dirigida y redactada, desvela ciertas conversaciones que el máximo accionista de la entidad alicantina, el previamente mencionado Enrique Ortiz, turbio personaje que aparece en los papeles de la Trama Gürtel y que ahora capitaliza el protagonismo del caso Brugal, mantiene con un interlocutor del que no se desvela la identidad. Ortiz, imaginamos que henchido de gozo y satisfacción, se expresa en los siguientes términos: "Del anterior, del último que ganamos aquí. Le di 100.000 euros... En el primer gol de Tote se tira para el lado contrario... Es que fue la hostia, macho... El cuatro a cero... 100.000 euros le había dado al portero (...) Al Salamanca le ofrecimos 150.000 euros. No quisieron y les metimos también cuatro".

El gol al que se refiere Ortiz es éste, en el que Tote abre el contador para el Hércules. El portero en cuestión atiende al nombre de Raúl Navas y, según las grabaciones, habría recibido, supuestamente, o habría recibido la oferta, supuestamente, de cien mil euros para que consumara el fraude. Según El País, en esas mismas grabaciones se desvela que el presidente del Hércules habría ofrecido 300.000 euros al Córdoba para que se dejara vencer. El asunto no queda ahí: como expresa Ortiz, el Salamanca rechazó una oferta de 150.000 para perder a propósito; también aparecen los nombres del Girona y del Recreativo de Huelva como supuestos beneficiarios de las primas de Enrique Ortiz.

Cuatro partidos bajo sospecha. Los protagonistas lo niegan todo, como es menester. Raúl Navas, el portero del Córdoba en el ojo del Huracán, dice sentirse "indignado" y que "hacer daño es muy fácil. Todo el mundo va a suponer y nadie saldrá diciendo que me he vendido, por lo que se daña mi nombre". Tote también niega cualquier relación con el asunto. Por cierto, cuando Jesuli confesó a Badiola que cada jugador del Tenerife se había dejado ganar frente al Málaga por 6.000 euros, Raúl Navas era su compañero de equipo. Vasos comunicantes.

Las suposiciones y la teoría de los vasos comunicantes

Vasos comunicantes son los que nos llevan a Iñaki Descarga, defensor que actualmente se desempeña en el Real Unión de Irún y que en su día lo hizo en el Levante. El dato no es baladí: en la temporada 2006/2007, Descarga y el presidente por aquel entonces del Levante, Julio Romero, reconocieron, y así está grabado, que los jugadores de la entidad levantina se dejaron vencer en la última jornada de aquella Liga frente al Athletic de Bilbao para que salvara la categoría. Casualmente, aquel partido lo venció el Athletic con un gol en propia puerta de un jugador del Levante.

Cosas del destino, Iñaki Descarga, en una situación semejante pero inversa por la posibilidad del ascenso y no del descenso, se marcó un gol en propia meta escandaloso en la última jornada de esta temporada frente al Hércules, que se jugaba el ascenso al todo o nada. Repasen la jugada y piensen detenidamente sobre los hechos expuestos previamente. Vasos, casuales, comunicantes.



Como es menester, en los días posteriores al gol en propia meta, Descarga se mostró muy afligido por la presión social que había de soportar, tildándole el espectador de comprado. Tal y como dice sentirse hoy Raúl Navas. En el momento de anotarse el tanto Descarga rompe a llorar desconsoladamente. Observen, una vez más, detenidamente la jugada, pero no lleven sus ojos al número 23 blanco, Descarga, el autor de tan sorprendente gol; fíjense mejor en el dorsal 11 del Hércules. Interpreten el gesto que realiza nada más observar en primera fila la acción de Descarga: manos a la cabeza de incredulidad, sí, pero también, con una interpretación más sutil, de miedo ante una acción excesivamente evidente, ante un pastel descubierto de manera fragrante.

Vasos comunicantes. Nos llevan a la RFEF, máximo estamento del fútbol español. Antes de nada: el juez de Orihuela, encargado de llevar la instrucción del caso, se inhibió por causas que desconocemos y en su lugar el juzgado de instrucción número 7 de Alicante archivó el caso en lo referente a las supuestas primas al no considerarlas delito penal, ya que no lo son. Dejarse perder en un partido de fútbol no es constituyente de delito actualmente, por lo que la responsabilidad ahora recae sobre el Consejo Superior de Deportes y la Federación cuando el juez, que a pesar de la insistencia del fiscal aún no ha movido ficha, se decida a trasladar el caso al CSD.

De no derivar la causa al CSD y a la RFEF el juzgado número 7 de Alicante tampoco deberíamos sorprendernos: en fin, hablamos de la Comunidad Valenciana. En cualquier caso, tampoco nos hagamos especiales esperanzas de ver prosperar dignamente la investigación si llega a manos de los dos máximos organismos del fútbol en este país. Por un lado está Lissavetzky, que ya demostró todo lo que tenía que demostrar con la Operación Puerto y que anda muy ocupado ahora en la creación de una imagen de candidato para optar al liderazgo del Partido Socialista de Madrid; por otro, Ángel María Villar, cuya incompetencia no se puede resumir en un post pero si en un detalle: Descarga y Julio Romero señalaron que el presidente de la RFEF sabía de aquel amaño entre el Athletic, equipo del que es seguidor, y el Levante en 2007. Vasos comunicantes. Y así hasta el infinito.

Las consecuencias

Evidentemente, hay lío. Los implicados se lo han puesto mucho más fácil esta vez que Jesuli y Badiola en su día, las pruebas —¿también debería decir aquí que son supuestas?— apuntan a un amaño de partidos que dejó al Hércules en Segunda División. Huelga decir lo siguiente: no se valora el mérito del Hércules para ostentar una plaza en la máxima categoría del fútbol español, ni el éxito de las negociaciones de su presidente para amañar los partidos, sino la intentiva. Un paralelismo válido para esta situación: el árbitro no valora que un defensa le rompa la cabeza a un delantero, sino la intención de hacerlo. Con esto sucede algo semejante, no se debe valorar el hecho de que comprara o no Enrique Ortiz los partidos sino el hecho de que lo intentara, de que ejerciera el soborno aunque no tuviera el éxito esperado.

Tan sólo por las declaraciones de Ortiz la investigación debería ser abierta y, de demostrarse todo y resultar ser cierto, el Hércules castigado. Desconozco en qué grado, pero desde luego ejemplar. Los aficionados del Hércules no tienen la culpa de nada, claro, pero tampoco los del Betis, equipo que ya ha interpuesto una queja formal en la Federación exigiendo el descenso del Hércules y el ascenso del Betis. No se trata de castigar a una afición, olvidemos ese argumento demagógico, sino de demostrar que los actos ilegales al margen de las reglas establecidas en el fútbol queden castigados. De no hacerlo, la impunidad reinará.

Aunque, bien pensado, la impunidad ya reina. ¿Alguno de ustedes recuerda qué sucedió con el caso Jesuli? Nadie, claro. Yo tampoco, y el motivo es sencillo: no sucedió nada, y hoy, apenas dos años después, pocos recuerdan aquel turbio episodio. Agua de borrajas, pelillos a la mar, hagamos como que no ha pasado, nuestro fútbol es limpio, blanco nuclear, refulgente, impenetrable por la corrupción, oasis en un país corrupto, paradigma de la época de oro y de platino y de zirconio del deporte español —Chimoeneas dixit—. Mejor no tocarlo.

"Desconozco hasta dónde llegan los amaños de partidos. Desconozco quién puede estar dentro del escándalo. Pero pondría la mano en el fuego a que ni es ni será el último caso que salga a la luz. Barrer un poco el piso no viene mal de vez en cuando. Parece que sale algo y la gente se olvida de todo el polvo que queda dentro. La cuestión es ¿cuánto polvo tenemos en casa?" - Un deporte de caballeros practicado por villanos, Más que Fútbol, 3 de diciembre de 2008.

El párrafo sigue de rabiosa actualidad.

Lectura recomendada | Que el espectáculo no pare (Más que Fútbol) | Un deporte de caballeros practicado por villanos (Más que Fútbol) | "Le di 100.000 euros al portero y se tiró para el otro lado en el gol de Tote" (El País) | Betis y Cádiz apelan ante la federación (El País) | Más sombras sobre Ortiz y el ascenso del Hércules a Primera (El Mundo) | España: escándalo por un supuesto soborno de un club para ascender a Primera (Clarín) | Un promotor omnipresente (El País sobre Enrique Ortiz)
Imagen | Marca | El Mundo

miércoles, 14 de julio de 2010

Capítulo final | Comprender la magnitud de un Mundial

Andrés Pérez | Realmente no somos conscientes de la magnitud de lo conseguido. Quizá necesitemos varias semanas, o meses, quién sabe si años. En concreto cuatro, los que distan de Mundial a Mundial, los que separan la imagen de Casillas alzando el trofeo y otro jugador, llámenlo X de nacionalidad Y, repitiendo el mismo gesto, tan rutinario, tan místico, tan previsible pero tan enteramente embriagador. Quizá cuando dentro de cuatro años España no gane el Mundial y observemos a otra selección sustituirla en lo más alto del mundo comprendamos hasta qué punto es grandilocuente la gesta de este equipo. Quizá solo entonces entendamos el peso de la historia y la relevancia de esta selección.

Hasta entonces es momento de deleitarse. De mantener el vuelo en la nube en la que nos encontramos, nube alejada de la realidad pero hermosa y edulcorada, nube que nos impide, como decía, comprender la gesta. Hablo a modo particular pero creo que es denominador común: me sucedió en el pitido final que sentí la victoria como el deber cumplido, éramos favoritos y debíamos ser campeones, no cabía otra posibilidad, la euforia rebajada por la tranquilidad de saberse en lo cierto y no haber errado. También me sucedió que en el momento sentí una suerte de no era tan difícil, o tanto para esto.

Sea como fuere, alejados de lo real y de lo relevante o no, disfrutar de las calles repletas de banderas y gente celebrando un mísero triunfo en otro deporte más redime al fútbol, a la selección española y a todo lo que genera. No lo excusa, pero sí lo redime. Tiempo habrá de hablar del efecto sedante de este Mundial en la sociedad, si es que lo causa, pero ahora es tiempo de dejarse de absurdas diatribas sociológicas y centrarse en lo única y verdaderamente importante: la gente es feliz. Y con esa sonrisa colectiva basta para responder cualquier pregunta inquietante que nos haga sugerir la ostentosa celebración del triunfo.

España es campeona del mundo tras un Mundial si bien no excesivamente brillante sí inteligente y magníficamente planteado. Tanto desde el plano psicológico como táctico y técnico, España ha sido la selección superior a todas, la meta que deberían intentar alcanzar todas las demás. No hablo del estilo: hablo del plan, del idealismo, del morir al palo de un planteamiento, del romanticismo futbolístico. España ha jugado bien, en ocasiones de modo brillante, y se ha proclamado campeón por primera vez en su historia del modo más justo posible.

No hay peros a este Mundial para España, ni tampoco a esta generación. Copada por un puñado de futbolistas en lo más alto de su carrera deportiva, el conjunto destila además un aire desenfadado y amiguista que es un placer para los ojos del aficionado. Quizá sí, quizá no, quizá decenas de selecciones vencieron sin cruzarse una palabra sus jugadores, pero creo, quiero creer, imagino que queremos creer, que los 23 jugadores que vencieron a Holanda en la final son algo más que un equipo. Probablemente hayan comprendido como pocos la importancia de ser una selección y no un mero repertorio de mejores jugadores de cada pueblo. Es un factor a tener en cuenta a la hora de pesar la victoria de España.

El factor humano. Así se titula el libro de John Carlin en el que habla del nacimiento como nación civilizada de Sudáfrica gracias al Mundial de Rugby. El factor humano es el que ha hecho posible que jugadores de relumbrón como Fábregas o Torres, ensombrecido uno y opaco el otro, asuman su rol o no lo hagan y al menos finjan hacerlo. El mérito psicológico de los pesos pesados del vestuario y del entrenador es tan brillante y admirable como el técnico.

Hablando del plano técnico, honor obliga a recitar dos nombres: Xavi e Iniesta. Ejemplifican como pocos la importancia de lo colectivo puesto que su fútbol se entiende a partir de la asociación y brillan con los demás, no en el individualismo. España brilla asociando, un amigo en cada esquina. Es el triungo de lo colectivo, una lección de fútbol, sentar cátedra deportiva, en suma. Xavi e Iniesta son paradigmáticos de esa cátedra y por más reconocimientos que les niegue el presente la Historia les guarda un rincón de oro. Esta selección ha sido campeona del mundo sin que nadie recuerde un 10, una estrella rutilante que marque el camino. Nadie hablará de un jugador y sí de un equipo. A fin de cuentas el fútbol se trata de exactamente eso.

España es campeona del mundo. Lo es con el mejor equipo del planeta. Más allá del campeonato, el reconocimiento de esta selección, de su idea, se expande por el fútbol de los cinco continentes y perdurará en el futuro. Se trata de un equipo que prima el cómo al fin y por tanto de un equipo que entra en la posteridad por puro romanticismo. Desconozco si la erudición europea o sudamericana enrolará a este conjunto en un hipotético top 5 o 10 de grandes selecciones de la historia, pero desde luego y aun a riesgo de merendarme el calificativo de casero, para mí lo está. Más allá del título, insisto, lo loable de esta España es nadar a contracorriente en un fútbol que retrocede a los 60.

Báñense en oro. En mísitca. Casillas y sus lágrimas ya forman parte de las imágenes legendarias de los legendarios Mundiales. ¿Aún no comprenden la magnitud de la palabra legendaria? No se preocupen, afortunadamente es cuestión de tiempo para todos. Llegará porque se ha conquistado algo eterno: una Copa del Mundo.

Imagen | El País | The Big Picture

jueves, 8 de julio de 2010

Capítulo 23 | Llora Alemania


Andrés Pérez | Entre tanto futbolista técnico y desacomplejado, Puyol es un extraño. Sus pies cuadrados y su prevalencia del físico sobre lo técnico desentona en una selección que se desvive por el manejo del balón antes que por el corazón. En cualquier caso, Puyol es una leyenda. Lo es en el Barça, donde no desentona menos, y lo es en la selección, donde acumula un sinfín de internacionalidades con apenas un puñado de goles. El fútbol también sabe recompensar: en el futuro se contará que corría el minuto 75' cuando el tipo que no era como los demás fusiló a Neuer con la cabeza.

Puyol marcó anoche el gol más importante de su vida, el que otorgaba a una España vertical, descomunal, virtuosa y paciente el pase a la primera final de una Copa del Mundo en toda su historia. El domingo se enfrentará a Holanda en la primera final sin un campeón en liza desde 1978, donde también Holanda estuvo presente y donde cimentó su mística: la de un equipo bello incapaz de salir campeón. No es el caso de España: consiguió la Eurocopa, tiene aire de conjunto ganador, ha aprendido a competir al mismo nivel que Alemania, Brasil o Italia. El mérito hay que atribuirlo a la mejor generación de jugadores de la historia del país y a un desplante a los complejos necesario y liberador.

España está en la final. Repítanselo si aún no se lo creen, están en su derecho. Lo está tras borrar a Alemania del campo. Alemania se está acostumbrando a perder, pero mantiene su presencia: juega finales, alcanza semifinales y cae dignamente. El camino para reencontrarse con un título es el correcto y una espléndida generación de jugadores hará el resto. Honor obliga a reconocer las virtudes del derrotado, de la mejor selección de fútbol de la Historia. Llora Alemania otra vez frente a España, causante de pesadillas para Schweinsteiger o Lahm, presentes en Viena, presentes en Durban. Pocos mejor que ellos podrían explicar la magnitud de esta España.

Una magnitud que alcanzará a que en el futuro se recuerde su fútbol, su planteamiento, su filosofía futbolística, en el top cinco de selecciones memorables. La afirmación parece imprudente habida cuenta de la facilidad que tiene el fútbol de destruir mitos prematuros, pero lo hecho y, sobre todo, la forma de hacerlo, invita a creerlo. Frente a Alemania y con cinco centrocampistas, ya que Pedro lo fue, España deshizo las líneas defensivas de Alemania, jugó un fútbol perfecto, impidió hilar a una Alemania virtuosa y remató un partido espléndido de un modo cruel: con un gol de córner, precisamente a Alemania.

Eliminó, y hay que recordarlo, al conjunto que ante Inglaterra y Argentina en octavos y cuartos había acumulado a su favor ocho tantos. Como si el deceso del fantasma de cuartos hubiera espoleado la mente de Xavi, Alonso, Iniesta o Busquets, España encontró su camino en semifinales. Desacomplejada, desestresada, sabedora de que la marca histórica de los cuartos de final ya se había superado, de que su exigencia, esa, ya era un hecho, el conjunto de Del Bosque jugó como si no hubiera mañana. Deleitó, venció, provocó lágrimas en su rival.

España está en la final de la Copa del Mundo. De manera brillante. En el futuro, podrán contar que su selección bañó en fútbol dorado a Alemania.

Resultados de la vigésimotercera jornada:

Alemania 0 - 1 España

Más Mundial | Épica y mucho arte (José Sámano en El País)
Imagen | El País