Andrés Pérez | Por descontado, la situación es, será y jamás dejó de ser absolutamente catastrófica. Es decir, probablemente eso leerán en cualquier medio especializado del entorno del Real Zaragoza, conjunto dado al extremismo más fatal y reacio al optimismo o, directamente, a la valoración de aspectos positivos y negativos. La exageración, en cualquier caso, inmutable a lo largo de los años, para mal, siempre, tiene su base científica: a nivel económico la situación es francamente precaria y el presidente de la entidad ha tenido que lanzar un plan de ajuste presupuestario de aquí a ocho años para que el club no se vaya al garete; a nivel deportivo la plantilla es corta ya que son diecisiete los jugadores que lucharán por no descender, esto es, por la salvación, lejos de las aspiraciones de tiempos pretéritos en los que el Zaragoza optaba a la UEFA o a una Copa del Rey.
En efecto, lo han deducido correctamente, el Real Zaragoza es hoy un conjunto de mitad de tabla hacia abajo y por lo visto en el último día de mercado europeo lo seguirá siendo mucho tiempo. La realidad es esa. No se puede aspirar más que a la salvación y creer o querer creer que la situación debe y será reversible a corto plazo es una temeridad peligrosa ya que conduce al desencanto, y, por ende, a una ira irracional alejada de cualquier pensamiento crítico. El Real Zaragoza es hoy un conjunto que a nivel económico y deportivo lucha por mantener la categoría. Es doloroso pero es lo que hay. Analicemos pues, al Real Zaragoza, desde ese punto de vista y no desde el que nosotros creyéramos que debiera ser, puesto que no deja de ser un condicional y no una realidad.
La dirección deportiva ha actuado de forma nefasta, claro. Leerán eso y, de hecho, es el calificativo más adecuado. La misma dirección deportiva que el invierno pasado fue capaz de reconstruir un equipo, asearlo, y salvarlo de un descenso que ya había asumido cada rincón del zaragocismo, esa misma, ha sido incapaz de cerrar una mísera cesión o un triste traspaso de poca monta en la última jornada del mercado de fichajes. Sonó Rosenberg y se fue al Racing. Lo mismo sucedió con Waldo Ponce. Parecía Romaric la respuesta pero se quedó en Sevilla. Hablaron de Mario Bermejo y..., en fin, ahí sigue, en Xerez. El Zaragoza no ha contratado nada para suplir ninguno de los puestos en los que anda escaso de recursos, a saber: defensa y delantera.
No hay delantero referencia sobre el papel. El neoprofesional Marco Pérez apunta maneras pero apenas alcanza la veintena de edad; Sinama Pongolle lleva varios años extraviado para el fútbol; Braulio es un jugador que no ha dado la talla. Sobre el papel, insisto: Marco Pérez demuestra calidad y quién sabe si su rendimiento será ascendente y no anodino; Sinama Pongolle fue capaz hace años de hacer del Recreativo de Huelva un equipo interesante. Es decir, como la capacidad de adivinar el futuro parece reservada para un par de iluminados, curiosamente siempre los mismos, lo lógico es decir, eh, oigan, quién sabe.
Y, en defensa, el asunto clama al cielo: el Zaragoza cuenta con dos centrales y dos mediocentros defensivos lentos capaces de desempeñarse en esa posición. A pesar de ello y de tener a Laguardia lesionado, se ha desprendido de tres centrales para esta temporada. Especialmente sangrante es el asunto de Goni, que se largó ayer al Castilla cedido como si sobrara. ¿Los pros? Diogo, Jarosik, Contini y Obradovic es, probablemente, la mejor, sobre el papel, línea defensiva de los equipos que luchan por descender. Nos encontramos de nuevo ante una dirección deportiva caótica pero ante una realidad práctica que es cuanto menos esperanzadora habida cuenta de su rendimiento durante la segunda vuelta del año anterior.
Sucede que en el Zaragoza se mezcla todo, no se marcan los límites de la culpabilidad y el aficionado termina hecho un manojo de indignación en el que no sabe diferenciar al culpable de la víctima. Llegado a ese punto, cualquier jugador se veá imbuido en una espiral destructiva de la que no podrá salir. Llegados a ese punto, los aficionados reclamarán al presidente de turno una explicación coherente de porqué este año tampoco se ha ganado la Copa del Rey.
Lo que hoy es un clamor contra Herrera y Agapito, mañana serán insultos o calificativos poco simpáticos hacia Gay. "Es un inútil", dirán, cuando el día de antes echaban pestes de la dirección deportiva y asumían que efectivamente la plantilla era corta e insuficiente. En cualquier caso la realidad, como siempre, anda en un término medio. Se trata de una conclusión tibia: con una directiva incompetente, a pesar de todo, el Zaragoza tiene un equipo capaz de mantener la categoría. Sobre el papel, claro, como siempre, si las lesiones no lo machacan como vienen haciéndolo.
No, el presente no es un pozo negro de frustración. Eso es el Celta. Oirán cantos de cisnes que llaman a la revolución, como si hubiera un líder al que seguir, una solución a lo existente, como si en vez de por medio del dinero el dueño del club lo fuera por sangre, como si de sentimientos se pudiera financiar una entidad, como si de un cambio fuera posible. Hagan caso omiso. Acudan al campo. Observen. Sigan observando. Oberven más. Reflexionen. Saquen sus conclusiones. Animen. Sigan animando. No decaigan en su empeño. Y, cuando el Zaragoza esté este año en Segunda, esperemos que no, entonces, vuelvan aquí y llámenme de todo. Pero sólo hasta entonces, hagan el favor.
Lectura recomendada | Imposible convencer a nadie (Heraldo de Aragón)
Imagen | Heraldo | El Zaragoza.com
En efecto, lo han deducido correctamente, el Real Zaragoza es hoy un conjunto de mitad de tabla hacia abajo y por lo visto en el último día de mercado europeo lo seguirá siendo mucho tiempo. La realidad es esa. No se puede aspirar más que a la salvación y creer o querer creer que la situación debe y será reversible a corto plazo es una temeridad peligrosa ya que conduce al desencanto, y, por ende, a una ira irracional alejada de cualquier pensamiento crítico. El Real Zaragoza es hoy un conjunto que a nivel económico y deportivo lucha por mantener la categoría. Es doloroso pero es lo que hay. Analicemos pues, al Real Zaragoza, desde ese punto de vista y no desde el que nosotros creyéramos que debiera ser, puesto que no deja de ser un condicional y no una realidad.
Romaric, uno de tantos que finalmente no llegó. |
No hay delantero referencia sobre el papel. El neoprofesional Marco Pérez apunta maneras pero apenas alcanza la veintena de edad; Sinama Pongolle lleva varios años extraviado para el fútbol; Braulio es un jugador que no ha dado la talla. Sobre el papel, insisto: Marco Pérez demuestra calidad y quién sabe si su rendimiento será ascendente y no anodino; Sinama Pongolle fue capaz hace años de hacer del Recreativo de Huelva un equipo interesante. Es decir, como la capacidad de adivinar el futuro parece reservada para un par de iluminados, curiosamente siempre los mismos, lo lógico es decir, eh, oigan, quién sabe.
Y, en defensa, el asunto clama al cielo: el Zaragoza cuenta con dos centrales y dos mediocentros defensivos lentos capaces de desempeñarse en esa posición. A pesar de ello y de tener a Laguardia lesionado, se ha desprendido de tres centrales para esta temporada. Especialmente sangrante es el asunto de Goni, que se largó ayer al Castilla cedido como si sobrara. ¿Los pros? Diogo, Jarosik, Contini y Obradovic es, probablemente, la mejor, sobre el papel, línea defensiva de los equipos que luchan por descender. Nos encontramos de nuevo ante una dirección deportiva caótica pero ante una realidad práctica que es cuanto menos esperanzadora habida cuenta de su rendimiento durante la segunda vuelta del año anterior.
Sucede que en el Zaragoza se mezcla todo, no se marcan los límites de la culpabilidad y el aficionado termina hecho un manojo de indignación en el que no sabe diferenciar al culpable de la víctima. Llegado a ese punto, cualquier jugador se veá imbuido en una espiral destructiva de la que no podrá salir. Llegados a ese punto, los aficionados reclamarán al presidente de turno una explicación coherente de porqué este año tampoco se ha ganado la Copa del Rey.
Lo que hoy es un clamor contra Herrera y Agapito, mañana serán insultos o calificativos poco simpáticos hacia Gay. "Es un inútil", dirán, cuando el día de antes echaban pestes de la dirección deportiva y asumían que efectivamente la plantilla era corta e insuficiente. En cualquier caso la realidad, como siempre, anda en un término medio. Se trata de una conclusión tibia: con una directiva incompetente, a pesar de todo, el Zaragoza tiene un equipo capaz de mantener la categoría. Sobre el papel, claro, como siempre, si las lesiones no lo machacan como vienen haciéndolo.
No, el presente no es un pozo negro de frustración. Eso es el Celta. Oirán cantos de cisnes que llaman a la revolución, como si hubiera un líder al que seguir, una solución a lo existente, como si en vez de por medio del dinero el dueño del club lo fuera por sangre, como si de sentimientos se pudiera financiar una entidad, como si de un cambio fuera posible. Hagan caso omiso. Acudan al campo. Observen. Sigan observando. Oberven más. Reflexionen. Saquen sus conclusiones. Animen. Sigan animando. No decaigan en su empeño. Y, cuando el Zaragoza esté este año en Segunda, esperemos que no, entonces, vuelvan aquí y llámenme de todo. Pero sólo hasta entonces, hagan el favor.
Lectura recomendada | Imposible convencer a nadie (Heraldo de Aragón)
Imagen | Heraldo | El Zaragoza.com
3 Comentarios:
Plas, plas, plas, plas
Yo tambien me apunto a la "esperanza" de que haya equipos peores que nosotros...si no ya se abrira el mercado en invierno
El animar al equipo no quita para arremeter y quejarnos a la Directiva, su trabajo ha sido malo no, horroroso!
Sinceramente, la mitad de la culpa del no-gol de Marco Pérez el otro día contra el Depor es de Antonio Prieto y Pedrito Herrera; al chaval no queda otra que animarle y sacarle el máximo partido porque de cara a gol vamos a sufrir este año.
JM4 :)
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