Andrés Pérez | Puede que sean importantes los amistosos previos a un gran torneo para calmar los ánimos de la afición. Para que toda al ilusión generada se vea satisfecha con un buen partido, con juego brillante y goleada espectacular. Puede que sirvan para todo eso, no lo niego, pero en realidad no sirven para nada. Simplemente son partidos de rodaje, previas a la gran cita. No es más que el acicalamiento antes de quedar con una chica. Imprescindible, sí, pero no augura nada. Por eso prefiero no darle ninguna importancia al partido que esta noche enfrenta a España contra Perú, aunque, a buen seguro, si se gana la prensa bautizará a los seleccionados como los golden boys y si se pierde los negativos augurios de los mayores pesimistas del país sobrevolarán las cabezas de la expedición que viajará a Austria. A mí no me parecerá ni para tanto ni para tan poco. Si se juega bien y se gana será mejor, claro, pero si se pierde no significará que no podamos hacer algo interesante esta vez sí.
Esta vez sí, o, podemos, es la campaña que Cuatro está llevando a cabo para concienciar a la audiencia de que vamos a ganar la Eurocopa. No aprendemos de nuestros errores. Ninguno. Porque obviamente casi todos nos hemos convencido ya de ser los mejores, los más jóvenes, los más guapos y los más afortunados. Y puede que seamos todo lo primero pero no es menos probable que no seamos ni de lejos lo último. La selección, desde que ganó su Eurocopa, no tiene suerte. Ni con los rivales, ni consigmo misma ni con los árbitros. Por eso, es mejor callarse, dejar hacer a los chavales que viajarán a Austria y no meterles en el cuerpo la presión de un equipo ganador que en absoluto son. Sin embargo como jamás aprende la prensa y como jamás aprenderemos la afición, no podemos evitar vernos ya en la final. Ni podemos ni queremos quizá, a fin de cuentas el fútbol se creó para ver cumplidos los sueños o para como mínimo tenerlos, pero no vendría mal rebajar la euforia. No somos nada, no somos nadie y vamos precisamente a demostrar que queremos ser alguien.
A demostrar. Algo que el resto de favoritos ya han hecho varias veces. En sus respectivos amistosos todos han ido ganando convenciendo más convenciendo menos. El caso es que ganan o empatan (Holanda) y España podría utilizar el partido contra Perú como arma de doble filo. No para demostrar nada, sino para hacer creer algo. No importa ganarle a Perú, pero probablemente con un 5-0 en Holanda, Italia, Francia, Alemania y Portugal se pongan un poquito más nerviosos con España, la invitada a la fiesta a última hora, como siempre. Y para cumplir el objetivo de jugar, ganar y convencer Luis cambiará de esquema. Luis tiene un problema filosófico de alcance. ¿4-4-2 o 4-5-1? ¿Villa o Cesc? Quiero creer que reserva a Fábregas para el momento adecuado y que su temporadón con el Arsenal tiene consecuencias musculares. Quiero creerlo porque no me imagino esta selección sin Cesc. El caso es que Villa tendrá que convencer aunque temo que si convence no deje de ser un espejismo. Perú hará de Rusia pero si Villa mete tres goles sospecho que obligue a Fábregas a ver la Eurocopa desde el banquillo. Y eso me da miedo. Porque este partido no va a decir mucho. O nada.
Andrés Pérez |El eco de las bombas todavía resonaba en las calles de Europa. Corría el año 1954 y se celebraba el Mundial de Suiza. El primero tras la guerra que asoló Europa durante casi cinco años. Más allá de la gesta alemana en Berna, hubo un acontecimiento que probablemente cambiaría la historia del fútbol europeo. Aprovechando el Mundial se citaron las 33 federaciones de fútbol europeas de la mano de Henry Delaunay. Se creó la UEFA como organismo y se propuso de la mano del propio Delaunay la creación de una Copa de Europa de Naciones, algo por lo que los diferentes pueblos de Europa volvieran a caminar de la mano tras años y años de sangre, sudor y lágrimas. Algo, en definitiva, por intentar olvidar el siniestro telón de acero que partía Europa en dos, como una daga clavada en el corazón. Eran tiempos de guerra fría y los países occidentales comenzaban a salir de la miseria. Los orientales no. Allí la sombra del muro de Berlín y de Kruschev era demasiado grande. Algo por lo que luchar y algo por lo que creer, o bien, algo por lo que demostrar el poderío de los países soviéticos -el fútbol en la URSS, como en todas las dictaduras, no dejaba de ser una perfecta máquina de propaganda-. No estaba nada mal en todo caso.
Delaunay pidió la opinión de todas las federaciones. 16 aceptaron -absolutamente todas las repúblicas soviéticas adscritas a la UEFA-, 7 lo rechazaron y seis se abstuvieron. A una hora para que finalizara el plazo, Irlanda del Norte envió por fax su voto positivo. 17 contra 16. Un voto a última hora permitió que Delaunay viera cumplido su sueño desde la tumba. En realidad siempre fue un Delaunay quien llevó los trámites para la creación de la Copa de Europa de Naciones, sin embargo primero fue Henry, y luego Perry, luego de la muerte de su padre. Como curiosidad, destacar que en un principio el gobierno español se negó a participar. Los trámites del presidente de la federación, Alfonso de Lafuente Chaos, permitieron que la selección española pudiera participar en la primera edición, la de 1960. En realidad conocemos esta edición como Francia 1960, pero no fue una sede en concreto donde se llevó a cabo la Eurocopa sino que las rondas preliminares se llevaban a cabo a ida y vuelta en el país de cada selección y a partir de semifinales se elegía una sede fija de entre los cuatro semifinalistas. Los cuatro de 1960 fueron Checoeslovaquia, CCCP -Rusia-, Yugoslavia y Francia. Que Delaunay fuera francés y que el resto de países se situaran más allá del telón de acero propició que semifinales y final se disputaran en territorio francés.
España hizo un papel decente hasta que la política intervino. El equipazo de aquella Eurocopa pocas veces podrá ser igualado en la historia de España. De hecho, el inusitado interés de Lafuente de Chaos en participar en la Copa de Europa de Naciones era el pleno convencimiento de triunfar. El Real Madrid había dominado Europa media década y el Barça era un equipo de proporciones épicas y los futbolistas más prestigiosos jugaban en España y, además, muchos de ellos eran españoles. La época dorada del fútbol español podía dejar también huella en Europa, no así en los Mundiales, donde tanto en el 58 -no se participó- como en el 62 -fracaso con Di Stéfano lesionado- pasaron a la historia como proyectos rotos. Inacabados. Quien no rompió nada, más allá de las redes suecas, fue Pelé en el 58. En aquel año se consagró como la mayor promesa del fútbol siendo con tan sólo 17 años el máximo valedor de la mejor selección del mundo, Brasil. En la primera Eurocopa destacaron las ausencias de selecciones importantes. Inglaterra, Italia, Escocia o Alemania Federal no quisieron participar. Los primeros debido a su supremacía en el Campeonato Británico, y el resto debido a discrepancias con la UEFA.
Como iba diciendo, España tuvo un papel encomiable hasta que la política intervino. Rumanía había sido eliminada tras un 2-4 y un 3-0 -Madrid pero el emparejamiento en los cuartos de final contra la URSS y las discrepancias entre Franco y el régimen soviético provocó que España se retirara. La URSS pidió en compensación 600.000 dólares, pero la buena mano de Lafuente de Chaos consiguió que la UEFA se convenciera de lo extraordinario del caso, evitando de esta manera la cuantiosa multa. Las semifinales depararon un interesante duelo entre Francia y Yugoslavia y otro entre la URSS y Checoeslovaquia. Era Francia contra países del este y comunistas. El todo o nada. Se quedó en nada tras la exhibición plavi con Sekularaca la cabeza en un partido para la historia. 4-5 y Francia fuera. La otra semifinal fue un paseo para la URSS, que apisionó a una de las mejores selecciones checoeslovacas de la historia, Masopust al frente. Y llegó la final. La primera. En el Parque de los Príncipes. URSS contra Yugoslavia. Fuerza contra talento. En esencia, este contra este. El comunismo de Tito contra los sóviets de Krushev. Comenzó adelantándose Yugoslavia pero finalmente la URSS, comandada por un excelente Ivanov, remontó el partido y venció ante el público francés. Supuso la cima a una excelente generación de jugadores que cuatro años más tarde llegaría a la final, y ocho más, a las semifinales.
Si hablamos de cuatro años más tarde hablamos de España 1964. España el año anterior, como ya hemos dicho, se había caído en cuartos, y la Eurocopa de 1964 supuso un cambio cuanto menos sustantivo en lo que al combinado nacional se refiere. Tras la medida impuesta por el propio Gobierno y -años más tarde- por la FIFA, los jugadores extranjeros desaparecieron de la selección española, y con ellos Di Stéfano y Kubala, entre otros. Además, los jugadores que participaban en equipos extranjeros tampoco fueron convocados para los primeros partidos. Entre ellos, nombres tan importantes como Luis Suárez, Peiró o Del Sol. En definitiva, una selección teóricamente rejuvenecida y teniendo poco que ver con la que cuatro años antes había renunciado a jugar contra la URSS. La Copa de Europa de Naciones de 1964 llegaba tras el mundial que encumbró a Garrincha como el mejor extremo de la historia: Chile 1962. Brasil era campeona de nuevo, y en Europa, la URSS partía otra vez como la máxima favorita, haciendo valer su papel de vigente campeona.
La primera ronda fue un paseo militar para España. Con una alineación absolutamente diferente de la que semanas después se proclamaría campeona -ni un jugador de los 11 que participaron contra Rumanía lo hicieron en la final- se goleó al equipo rumano 6-0 en el Bernabeú para permitirse el lujo de caer en Bucarest. Los favoritos pasaron, a excepción de Inglaterra y los subcampeones del mundo: Checoeslovaquia. El sorteo deparó que en octavos España se enfrentara a una selección que en el futuro daría muhcos quebraderos de cabeza al combinado nacional: Irlanda del Norte, que en la ronda previa había eliminado a una débil Polonia. El partido de ida, disputado en Bilbao, ya contó con jugadores que a la postre jugarían en la final (Amancio, Rivilla) y supuso una gran decepción. Una España sin ideas empató a uno ante una Irlanda defensiva que llegó una vez y le fue suficiente para marcar. La vuelta supuso un drama. El seleccionador Villalonga hubo de tirar de cualquier recurso, y Suárez, indiscutible estrella del Inter y de España, volvió a la selección. De su mano y de la del veterano Gento, España atacó sin cesar la portería de Hunter. La primera parte deparó un empate a cero que dejaba a España fuera, esta vez por razones deportivas. Sin embargo, Gento, el mítico extremo del Madrid, desempató la eliminatoria en el 65' y ya, con el resultado en contra, Irlanda del Norte no fue capaz de batir a Pepín, portero excepcional de aquel partido.
Mientras Luxemburgo humillaba a Holanda, Suecia eliminaba a los subcampeones yugoslavos, la URSS dejaba por el camino a la fantástica Italia de Fachetti, Riveray Mazzola y Francia seguía su camino, llegaron los cuartos. Los, a la postre, fatídicos cuartos de final para la selección española. España se emparejó con la otra parte de Irlanda. Con Eire. O Irlanda. El caso es que la eliminatoria tuvo más bien poca historia. 5-1 en Sevilla y 0-2 en Dublín. España estaba en semifinales y sería la sede de la fase final. Las semifinales emparejaron a España con Hungría y a Bulgaría con la URSS. De nuevo, tres equipos del este contra uno occidental, prueba testimonial de la hegemonía de los países del este en Europa durante los años 60. España se adelantó en el partido en Madrid al minuto 37', obra de Pereda. Cuando el partido finalizaba y Hungría moría, llegó el gol fatal. En el 87', Bene, marcaba y sentenciaba a España a la prórroga. Con los equipos cansados pero jugándose la vida, la prórroga fue un no parar de ambos equipos. Especialmente por parte húngara, ya que Iríbar tuvo que emplearse a fondo para evitar la eliminación española. Finalmente, a siete minutos del final, Lapetra puso un córner que Amancio -115'- remató para dar el pase a la primera final de España en un torneo internacional. Era un sueño.
En la otra semifinal, URSS - Hungría, como era de preveer, los húngaros cayeron ante los vigentes campeones. Así que la final repetía el teórico enfrentamiento de la Eurocopa anterior en cuartos de final. España - URSS. Esta vez los problemas políticos no fueron ningún impedimento y el propioFranco acudió a la grada para aplaudir al combinado nacional. No en vano, como dictador que era, sabía de la importancia del fútbol como aparato propagandístico y también sabía que una victoria española ante el enemigo natural, los comunistas, reforzaría su moral y la de su nación. Así que el partido, al ser una final, se jugó y en casa. En el Bernabeú. España salió con la ya mítica alineación de: Iríbar, Rivilla, Olivella, Calleja, Zoco, Fusté, Amancio, Pereda, Marcelino, Suárez y Lapetra. Más allá del partido, el ambiente era espectacular. Se calcula, que entre los once jugadores de la selección perdieron alrededor de 5 kilos tras el partido. Quizá porque la URSS era un equipazo física y tácticamente. Sin embargo quien empezó adelantándose en el marcador fue España. Pereda, tras un disparo de Suárez rechazado por el para muchos mejor portero de la historia, Lev Yashin, permitía soñar a España. Pero los soviéticos sabían lo que era jugar una final e impidieron que España levantara el vuelo.
A los dos minutos, en el 8', Jusainov empataba. Con más épica que lírica España se lanzó arriba. Comandados, de nuevo y por siempre, por los eternos Amancio y Luis Suárez, España trató de imponerse ante una dura URSS. No fue un gran partido, pero la emoción se dejaba ver en cada jugada. Especialmente en la última. Minuto 84'. Aunque las cámaras del NO-DO quisieran hacernos creer que era Amancio quien llevaba la pelota, realmente era Pereda. Se fue del defensor soviético, centró y su centro, lo remató Marcelino desde el punto de penalty. Yashin, no pudo hacer nada. Quedaban 6 minutos y la URSS de nuevo, por detrás en el marcador. España lo tenía hecho. Olivella levantaba la Copa y el Bernabeú era un delirio. A día de hoy, este, es el único triunfo que la selección española guarda en sus vitrinas. Tantos fracasos, tantas decepciones, no sirvió ningún equipo para igualar la gesta del 64'. Ellos, son héroes. Necesitamos otros. Necesitamos, al menos, pasar de cuartos este año. Por los genios del 64'. Por los genios de ahora. Por la afición. Por todos. Que esta no sea la única crónica de una victoria Española.
Reportaje de TVE sobre la jugada del gol de Marcelino:
Miguel Salazar | Tras la gran decepción sufrida, como aficionado maño que soy, me vuelvo a encontrar con fuerzas para escribir. Sin embargo, sigo enfadado por una razón: Pedro Herrera, el secretario técnico del Real Zaragoza. Un hombre que ha cumplido un ciclo y que no lo reconoce. Además, el señor Iglesias no tiene intención de desprenderse de él. Por eso, yo le escribo una carta, para decir lo que pienso.
"Señor Herrera:
No voy a negar que antaño lo pudo hacer bien, su palmarés lo demuestra: 1 Recopa, 2 Copas del Rey y 1 Supercopa de España. Pero, don Pedro, se le ha pasado el arroz y debe irse, como ha hecho Pardeza. Usted es uno de los culpables del descenso del Zaragoza debido a la planificación del equipo de este año (si así se puede llamar). Perdóneme, miento, no es uno uno de los culpables del descenso de esta temporada, es el culpable de dos, y repito, dos descensos del Zaragoza. ¿Ya está bien, no cree? Si no se fue con el primero es porque es usted un cobarde o porque de verdad pensaba que se debía a un mero fallo que nunca jamás se volvería a repetir pero, no olvide que el ser humano es el único ser que tropieza dos veces con la misma pierda, y usted, que yo sepa, es humano. Aún así se le podría pasar ese mero 'error'. Pero, que se no se vaya en su segundo descenso... me parece pregonar públicamente que usted es uno de esos a los que les gusta chupar del bote, y a mí no me gusta tener gente así en el equipo al que sigo desde siempre y por el que lo he dado todo. Yo sigo esperando que presente su dimisión y que se vaya del club porque gente así no es bien recibida, como antes he dicho. Además, estoy seguro que usted es uno de esos que siempre quiere salirse con la suya y que nubla la mente de los demás directivos. Y si no, ¿por qué todavía no tenemos un nuevo director técnico? Ahí lo tiene. Usted nunca ha dado la cara, como han hecho otros como Pardeza. Pero, mire, mejor déjelo porque tras esta carta me he dado cuenta que no es humano, aunque antes haya dicho lo contrario. Y me he dado cuenta porque el ser humano tropieza dos veces con la misma piedra, pero usted a tropezado muchas más: dos descensos por pésimas planificaciones y dos dimisiones que nunca presentó y debía haber presentado... Un saludo de un aficionado."
Andrés Pérez | El otro día encontré en un coche de las obras de la Expo 2008 un albarán que rezaba: "Entregar a Klaas-Jan Huntelaar". De lo cual deduje que el delantero holandés iba a venir a Zaragoza. Obviamente ni tal albarán existía ni Huntelaar pisará Zaragoza, pero algo parecido es lo que publicó Marca en su edición digital de hace dos días. El procedimiento es el mismo. Busco un albarán cualquiera, escribo a mano la reseña: "Entregar a Cristiano Ronaldo" olvido por completo las más nociones fundamentales del periodismo y de la ética humana y de tal invención indemostrable invento una noticia y suelto alegremente que debido a tal prueba (?), Cristiano Ronaldo está más cerca del Real Madrid. ¿Resultado? Insulto al periodismo y a medio país en la cara mientras sigo feliz y contento creyendo que soy periodista. Marca está olvidando que es un periódico y no un panfleto madridista. O como mínimo, está olvidando que debería disimular mejor. Es cierto que no he de juntar en el mismo saco al Real Madrid y a Marca, pero la relación es inevitable. La campaña del rotativo madrileño pro-Ronaldo al Madrid ha comenzado y me temo que nos espera un verano con muchas portadas de este tipo.
Andrés Pérez | Llegó un momento en el que ni siquiera notábamos la lluvia. Supongo que un drama es eso, no notar que te estás mojando. Levanté la cabeza del suelo y comprobé que nadie podía estar sentado. Más allá del Zaragoza, más allá del equipo, más allá del descenso, no pude evitar sentir un profundo pesar por todas aquellas almas en pena que estábamos en Mallorca calados hasta los huesos por un sentimiento que nos había llevado demasiado lejos esta vez. Tan lejos que terminamos sufriendo más que nunca. Jamás entenderé porqué aun sabiendo que vamos a sufrir, que podemos terminar llorando y con ganas de tirarnos al vacío, viajamos trece horas para llegar a un estadio lejano donde animar a un equipo. Si tuviera que escenificar lo que sentíamos muchos de los allí presentes elegiría a un hombre que a la salida lloraba desconsoladamente. No hablo de tres o cuatro lágrimas. Hablo de verdadero dolor, auténtico sufrimiento, lágrimas provocadas por un profundo pesar, por sentirse desgraciado entre tanta agua. Lo más curioso es que el hombre rondaría los 60 años. Y daba pena verlo. Y daba pena mirarte a tí mismo o mirar a quienes te rodeaban. Recordé entonces que volvíamos a ser culpables por lo irracional. Por unos estúpidos colores que a buen seguro, esta vez, dolieron.
Cuesta creerlo aun habiéndolo vivido. Sé que es repetir en lo mismo que llevamos diciendo mucho tiempo y por eso no voy a explicar porqué un equipo de Uefa está en Segunda. Quizá porque no me sienta verdaderamente con fuerzas para hacerlo o quizá porque no sepa hacerlo. Realmente dudo que alguien sea capaz de explicar porqué unas 750 personas cantábamos bajo la lluvia perdiendo 2-1 y con todo el cuerpo empapado de gotas que dolían hasta en lo más profundo de nuestros corazones. En aquel momento poco hubiera importado ya que nuestro cuerpo, inerte, se hubiera ahogado entre tanta agua mallorquina. Ni sabíamos qué decir ni qué hacer. Ni siquiera pensábamos, porque no sabíamos qué pensar. Cuando vinieron los jugadores lamenté los insultos. A fin de cuentas ellos nos han puesto al borde del precipicio para luego empujarnos, sí, pero a fin de cuentas no dejan de ser humanos. Con esto no trato de excusarles, sino como mínimo dar paso a un razonamiento coherente sobre la idea de estar en Segunda División sólo seis años después. Y digo sólo porque el Zaragoza es un grande con una historia que pesa y unos millones que esta temporada han pesado tanto que nos han hundido ante el poco peso que el equipo ha tenido en Liga.
"Es imposible que nos marquen el segundo gol. Imposible" Era una explicación bastante explícita de porqué estabamos en Segunda. El segundo gol, en resumen, no era más que el espejo de lo que supuso la temporada para el Zaragoza. Un cúmulo de perfectos despropósitos que han terminado con los huesos de muchos idealistas empecinados en animar a un equipo que poco a poco se hundía en Segunda, en el suelo. Los jugadores lo intentaban, pero cuando te estás hundiendo deseas morir cuanto antes para evitar sufrir más. Quizá aplicaron esa fórmula a mitad de temporada, cuando la situación tenía arreglo. Se dejaron llevar y quienes ahora no podemos evitar sufrir más somos los mismos que en Mallorca llorábamos tanto como lo hacía el cielo isleño, como lo hacían nuestros corazones por un sentimiento que jamás llegaré a entender. Quizá ahora lo irracional no sea el propio fútbol sino el propio ser humano. Qué le voy a hacer, la metafísica es lo poco que puedo extraer de mí mismo ahora. Suena dramático, lo sé, pero es dramático. Es la decepción de nuestras vidas como zaragocistas y esto no deja de ser un papel donde llorar tanto dolor.
Fuimos muchos los que levantamos la cabeza y nos apiadamos de nosotros mismos por llegar hasta allí, trece horas de viaje después, para certificar la carta de defunción de un equipo hecho a medida para bailes de salón. Y sin embargo, como diría el maestro Sabina, allí estábamos. Bailando con la más fea en la comunión de un pariente lejano. Tan lejano que casi ni nos acordábamos de él. Seis años hacía aquel 18 de Mayo del último descenso. Seis años. Son pocos. Los millones pesan hoy, pero la historia lo hace siempre. Creo que lo de Mallorca servirá para que pueda entender mejor la vida y a las propias personas que la protagonizan. A pesar de todo que la afición animara hasta el último minuto del partido, algunos incluso con lágrimas disueltas entre la lluvia, es la demostración de la irracionalidad más racional jamás vista por mis ojos en un campo de fútbol. Porque a pesar de no tener sentido, de saber que es un simple y llano deporte, seguimos viajando 700 kilómetros para creer que animando conseguiremos ayudar al equipo. Yo ya no lo creo. Pero sí creo en la afición y me vuelve a entristecer todo este asunto. Turbio asunto que nubla mi mente y que tan sólo consigue repetir las miles de gotas que cayeron en mi cara cuando al Zaragoza las lágrimas le despedían a un pozo sin fondo. Es difícil de creer. Hubiera preferido quedarme allí tirado, en una lluvia perfecta, pero volví, volvimos. Y a lo mejor, culpables por lo irracional, recordaremos aquel 18 de Mayo como un día dulce. Quizá, no deje de ser la prueba de que a fin de cuentas, da igual lo que pase siempre que estés allí para vivirlo. El que no se consuela es porque no quiere, sí, pero los sueños es lo poco que queda de muchos hoy. Todavía mojados por la lluvia de Mallorca. Todavía gritando aquello que no morirá mientras no muramos: Zaragoza no se rinde.
Andrés Pérez | Once metros. Once metros separaban al Chelsea de la gloria. Entre ellos, el balón, Van der Sar y Terry, el capitán de los blues. Terry ya es una leyenda y como tal se disponía a lanzar el último penalty, el definitivo, el que iba a dar la primera Copa de Europa al Chelsea. Llovía. Abramovich no miraba. Terry tampoco. Ronaldo había fallado y el Manchester pedía clemencia a Dios o a Terry, en cualquier caso no la iban a encontrar. O quizá sí. Todo ocurrió demasiado rápido aunque para John fueron los dos minutos más largos de toda su vida. Ronaldo lloraba. Tampoco miraba. Por una simple fórmula matemática el penalty tenía un 99% de posibilidades de entrar y Van der Sar un 1% de pararlo. Eso siempre que fuera a puerta. Pero el fútbol no entiende de matemáticas ni de compasión. Es por eso, por lo que Terry se resbaló. Se resbaló y el balón se marchó lamiendo el poste a la izquiera de Van der Sar, el mismo que había abandonado para lanzarse al derecho. Todo había salido bien. Falló el suelo, la lluvia, el pie de Terry, el balón o su propia cabeza. Pero falló y lo que vino después fue la derrota más cruel que puede existir en el fútbol. La de la tanda de penalties. John lloraba ahora. Ronaldo reía. El Manchester era campeón.
A decir verdad hubiera merecido tanto ganar el Chelsea como lo mereció finalmente el United. No fue la mejor final de la historia, ni tampoco la que más emoción tuvo hasta el final. Muchos calambres, demasiados nervios. Mediada la segunda parte Terry, Carvalho, Lampard, Ashley Cole y Heargreaves estaban en el suelo, con calambres. Luchar por tres títulos es complicado y cuando un 21 de Mayo te estás jugando la temporada 50 partidos después las piernas se resienten. Pero no quedaba otra más que seguir corriendo. Y eso hicieron. Correr hasta el minuto 120'. Porque si hubo penalties hubo prórroga, y si hubo prórroga hubo un partido igualado. Normalmente las finales igualadas son de dos tipos. Por un lado aquellas finales en las que ninguno juega a nada y el partido acaba empate a nada (Milan - Juventus en 2003) y por otro lado, aquellas que comparten una mitad para cada equipo (Liverpool - MIlan en 2005). La que anoche se jugó en Moscú tuvo más de la segunda que de la primera. Moscú, un lugar frío y alejado de la Europa que todos conocemos. Iba a llover. Pero en Rusia estaban preparados y los aviones encargados de disipar tormentas no tardaron en sobrevolar la ciudad moscovita. Hasta eso estaba dispuesto. Sin embargo, por mucho que la UEFA se empeñe, jugar una final en un campo con las gradas alejadas a 50 metros no es lo mismo que hacerlo en un estadio sin pista olímpica. Y es como si Blatter se hubiera empeñado en repetir escenario cada año. 2005: Estambul; 2006: París; 2007: Atenas; 2008: Moscú. Demasiado lejos, la grada y los jugadores se necesitan cerca.
Estadios aparte, ambos llegaban con la imperiosa necesidad de ganar y lo demostraron durante todo el partido. El Chelsea llegaba a su primera final cinco semifinales después. Desde 2004 el Chelsea ha estado en semifinales y cuatro años después disfrutaba de su primera final. Novato pero no menos peligroso. El Manchester, sin embargo, es otra cosa. Es un grande de Europa sin la suficiente gloria europea, algo parecido al Barcelona o a la Juventus. Europa nunca les sonrió salvo en contadas ocasiones. Ahora el Manchester tiene tres, pero llegaba con dos y con tan sólo cuatro jugadores poseedores de una orejuda. Van der Sar con el Ajax y Giggs, Neville y Scholes con el propio Manchester. Demasiada hambre. Scholes merecía otra Copa y Ronaldo la necesitaba para consolidarse. Por eso el partido fue un manojo de nervios bien controlados. Porque, si la tensión se palpaba en el aire, no hubo fallos que decantaran el partido a excepción del lastimoso gol de Lampard cuando la primera parte finalizaba en manos mancunianas. Si algo tuvo ante todo el encuentro, fue ritmo. Herencia inglesa supongo. Bendita herencia, afirmo.
En teoría el favorito era el Manchester. Porque era su año y por historia. Al comenzar el partido me planteé si el Manchester jugaría igual que contra el Barcelona. Afortunadamente para el bien del espectador ningún equipo se traicionó a si mismo. Y digo afortunadamente porque a pesar del escaso juego del Chelsea en la primera mitad y del Manchester en la segunda, ambos jugaron a lo que sabían y de ahí la igualdad que el encuentro atesoró hasta el penalty que falló Anelka. Jugar contra el Chelsea una eliminatoria es sinónimo de igualdad, el equipo de Mourinho -es su obra- se adapta a cualquier situación y de ahí su metalúrgica rocosidad. Como iba diciendo, el Manchester jugó a lo que supo. Y eso es sinónimo de buen fútbol. Scholes prontó se puso a mandar ante Ballack, Makélélé y Lampard, y Ronaldo fue definitivamente Ronaldo. Lo necesitaba. Necesitaba un partido grande en un escenario grande. Tantos hablaron sobre sus desapariciones en los momentos clave. Tantos dudaron. Ahora nadie duda. Ahora todo el mundo elogia. Ahora todos se apuntan a ficharle. Ahora todos olvidan. Yo si fuera él no olvidaría y seguiría tapando bocas. Al finalizar el encuentro se vió como Giggs le abrazaba, le sujetaba la cabeza frente a él y le decía algo así como: "Eres muy bueno. Esta es la primera. Que sean más." Y Giggs sabe de fútbol. Ronaldo puede proclamarse una leyenda si no pierde la cabeza.
Cabeza. Un remate de cabeza necesitó el Manchester para abrir fuego en el 24'. Hasta entonces mandaban los reds pero no tiraban a puerta. Combinó Brown con Scholes, volvieron locos a Malouda y Ashley Cole, centró el lateral, remató Ronaldo en el segundo palo sólo ante el despiste de Essien. La importancia de tener un extremo rematador de cabeza. Ronaldo lo es, y lo clavó al ladito del palo, donde Cech jamás llegará. 1-0 y el Manchester jugaba mejor y se sentía más a gusto. Hasta entonces el Chelsea era una mala sombra de lo que es. Balonazos a Drogba, que es muy bueno y bajaba todas, pero una segunda línea inexistente. De nuevo Lampard y Ballack se aburrían. De nuevo obviaban el mediocampo. Hasta que Lampard se cansó y pidió balones. Los consiguió, y de un centro suyo vino la primera ocasión del Chelsea. Un despiste de Ferdinand permitió a Ballack plantarse casi solo delante de Van der Sar, que realizó un paradón enorme ante la pifia monumental del capitán del United. El Chelsea avisaba al finalizar la primera parte y certificaba en el 45'. Essien lanzó, rebotó en dos jugadores rojos y entre Van der Sar y Ferdinand -de nuevo- se encargaron de permitir a Lampard, que pasaba por allí, empujarla. Gol psicológico, porque duelen cuando ves que el descanso llega.
Salieron los dos ingleses a observarse en la segunda parte. Tarde para el Manchester. La inercia provocó que el Chelsea mandara y el Manchester obedeciera. Makélélé lo barría todo para que Lampard y Ballack ordenaran. Más allá de Drogba, Lampard, Ronaldo o Rooney, quienes verdaderamente fueron héroes fueron Makélélé y Tévez. Ejemplos perfectos de lucha constante y calidad. Makélélé casi fue el hombre de la final, porque además de barrer pulía con criterio el juego de los blues, que llegaron a disparar 17 veces en toda la segunda parte. A excepción de un palo de Drogba los demás eran lanzamientos demasiado lejanos e imprecisos. La impotencia y el miedo se apoderaba de ambos. Ronaldo desapareció en la segunda parte tras ser el dueño y señor de la primera, Rooney nunca estuvo y Tévez corría pero no hacía más. El Manchester sobrevivía a base de Ferdinand, Browm, Vidic y Evra. Nada funcionaba arriba hasta que Giggs y Nani salieron. Ambos refrescaron y dieron vida al juego del Manchester, que hasta entonces había disfrutado de las mejores ocasiones. Dos a puerta vacía, una de Carrick -en la primera parte- y otra de Giggs. Tévez se lamentaba ahora de sus ocasiones perdidas ante Cech en el primer periódo. Tocaba prórroga. Tocaba esperar.
De tanto esperar se puso a llover, los aviones rusos se quedaron sin gasolina. El cansancio se notó y no quedó otra más que los penalties. Tercera final en cinco años definida en los penalties. Tercer drama. Los penalties dan para varios dramas literarios y papeles como los de Anderson y Belletti, específicamente sacados al campo para lanzar la pena, deberían estar prohibidos. Como, creo, debería estarlo que un defensa lanzara un penalty. Por mucho capitán que sea. Quizá ahí ganó Ferguson a un dignísimo Grant. No supo apreciar -años de experiencia por delante para sir Alex Ferguson- que a un portero le sube la moral si el que lanza es defensa. Por mucho que se llame Terry, insisto. Todo marchaba bien hasta que Ronaldo lanzó incomprensiblemente mal un penalty tonto. Quedaba Terry. 4-4, si marcaba el Chelsea era campeón. Pero la crueldad no entiende de logros y el fútbol tampoco. Fuera como fuera Terry lanzó fuera y ahí perdió la final el Chelsea. Dió igual que Anelka lo fallara, la moral se hundió con Terry. Será la losa de su vida. Van der Sar paró con 37 años el penalty a Anelka y entonces al United se agenció la tercera. Pero el Chelsea, dignísimo subcamepón, quizá recibió demasiado castigo. Terry, en sí mismo, era un poema. Avam Grant le intentaba consolar sin éxito. Como casi todos. Nadie se acordaba de Anelka, básicamente porque, la final, se fue con el resbalón de Terry. Sir Bobby Charlton paseaba por el césped de Moscú emocionado. 50 años de la tragedia de Münich. 40, de la Copa de Europa que él mismo ganó para el club de toda su vida. Un buen hombre. Caminaba emocionado hacia el palco. Allí Giggs, mito en activo, y Ferdinand, levantaron la orejuda para el Manchester. Los sueños de Old Trafford seguirán en escena. Las pesadillas jamás volarán de la cabeza de John Terry. No es el culpable, pero en el fútbol, para que uno gane, otro tiene que fallar. Y le tocó a él. A la leyenda del Chelsea. A uno de los mejores centrales del mundo. A un tipo duro, que acabó llorando en el hombro de Grant cual niño desconsolado sin caramelo que llevarse a la boca. Felicidades Chelsea. Felicidades Manchester. Ánimo, John.
Juandi Mora | Es de largo mi colaboración más triste desde que Andrés me recogió de las calles frías de una Zaragoza oscura para colaborar en su blog. Así se encuentra Zaragoza ahora, fría y oscura y encima llueve. Zaragoza está triste.
Érase un hombre a un transistor pegado, un hombre con un optimismo superlativo. Imposible, Oliveira, Diego Milito, Aimar... Los resultados se sucedían y no para mal maño. Gol del Valladolid, Matuzalem, Sergio García, Ayala... Gol del Mallorca, queda tiempo. Gol del Zaragoza, Sergio Fernández, Diogo, César Sánchez... Gol de Webó, de ésta no salimos. Ataque casi sin intención. Últimos minutos, a por la heroica. Gol de Castro 3-1, Celades, Gabi, Zapater... Se acabó. Seguramente recuerde ese "El Real Zaragoza es nuevo equipo de Segunda División", lo recordaré junto a una sensación extraña, mirando el transistor como digiriendo las palabras o esperando un error. Mirada fija en el aparato, no era una mirada amenazante, era más bien ausente, incrédula, pero bien hubiera explotado si de poderes me hubiese dotado quien sea que los reparta. En fin, el fin.
Saliendo de mi pena he tenido tiempo de ver resúmenes y algún partido completo más de la jornada. Partidos insulsos para el resto de la gente, para la gente que no se jugaba nada. Desde la distancia veo una pantomima sublime la necesidad imperiosa de entrar en la competición llamada Uefa. Es opinión personal, pero no la creo necesaria tal y como está, la veo insulsa, sin gracia. Me gustaba más la idea de una competición de campeones de Copa (antigua y apreciada Recopa) que la de una de la zona alta de todas las ligas. Tal vez una Copa de Europa más dura y una Uefa como escudera con los no clasificados para la Champions fuese mejor alternativa. Platini, sé que me lees, haz algo. Aun así, creo que Racing y Sevilla le darán color y tendrán protagonismo así como el Valencia al que pronostico mínimo una semifinal en esta competición la próxima temporada.
Mirando al futuro, la lista de 23 de Luis Aragonés I "El Sabio" es vista desde ojos raulistas de forma distinta, si este raulista cree que Guti es necesario en cualquier equipo y que Joaquín y Riera son extremos necesarios en una competición de tal calibre... tal vez no seria el más adecuado para describirla, aun así lo voy hacer:
Casillas | Todo buen equipo tiene que tener a quien agarrarse en los momentos difíciles, la fe mueve montañas y San Iker las para. Reina |Pepeeeee para penalties Reina. Palop | Por si tenemos que ganar la final con un gol de cabeza. Marchena | Fijo para Luis, por mí, en su casa viéndolo con palomitas. Puyol | Baja forma, alta garra y raza. Juanito | Tenia que ser alguien el cuarto central ¿no? Albiol | Futuro y presente central titular de la selección. Capdevilla | Garra, defensa y goles. Me ha convencido. Fernando Navarro | No tengo nada contra el hombrecillo este. Sergio Ramos | Líder. Arbeloa | 4x4. Xabi, Xavi, Iniesta, Cesc | El fútbol de la selección ex aequo. Senna | El que pegará las patadas. Sergio Garcia y Cazorla | Desborde y ganas a partes iguales. Torres | A terminar su temporada. Villa | El Guaje, el pillo. Guiza | Pistolero con pólvora, mucha pólvora. De la Red | Un joven-veterano. Silva | Mojo picón, invención y gol.
Me guste o me deje de gustar, son los que van. Encontraremos el lado bueno y pasaremos de cuartos y ahí en territorio desconocido, solo Luis Aragonés sabe. Yo os dejo con la rutina del día, el ruido de las calles y este tiempo loco para volver a la oscuridad y frialdad de un Zaragoza en Segunda y encender una bombilla y la estufa para de aquí a un año vernos otra vez las caras. Nos vemos en los bares que pongan fútbol.
Andrés Pérez | Llovía sobre mojado en Mallorca. Corría el minuto 87' y el Mallorca ganaba 3-1 al equipo bonito, al juguete roto, al Zaragoza, a un equipo de Segunda División. Sobraban las explicaciones porque el Zaragoza perdía y con ese resultado sobraba cualquier cálculo matemático. Sí o sí, descendía. Por eso en Huelva saltaban de alegría Recre y Valladolid. Por eso en Santander, Ziganda rompía a llorar de emoción sabedor de su segura permanencia un año más en Primera División. Corría el 88' y Oliveira recortaba distancias, pero era muy tarde. Y no me refiero al partido, sino a la temporada. Probablemente se hizo muy tarde para el Zaragoza cuando destituyó a Víctor Fernández y el carrusel de entrenadores condenó a una plantilla concebida para luchar por la Champions. Sí, es el mismo discurso repetido una y otra vez en cientos de blogs o de periódicos, lo sé. Pero no queda mucho más a orillas del Ebro mas que la resignación, la rabia o tararear la célebre canción de los Monty Phyton en La vida de Bryan. Always look on the bright side of life.
Si es que la vida tiene algún resquicio positivo en Zaragoza. Llegaba el equipo a Mallorca con un único objetivo: ganar. Al igual que Valladolid, Recreativo y Osasuna. La paradójica Liga dejó un enfrentamiento en la última jornada entre dos aspirantes al descenso, lo que provocaba antes de las 6 de la tarde del domingo que el que ganara se salvara. Y eso debería haber sido una ventaja para el Zaragoza, finalmente en Segunda División, para ganar al Mallorca. Desde luego equipo había de sobra porque en teoría era una final como otra cualquiera salvando el gran detalle de que una derrota enviaba al equipo al infierno de Segunda División. Quizá pesó la responsabilidad pero el caso es que el Mallorca se llevó los tres puntos ante un Zaragoza ensimismado en la misma lucha de identidad que ha vivido durante toda la temporada. No saber a qué jugar es peligroso y la prueba más palpable de todo ello es el Zaragoza. Se adelantó el Mallorca con un afortunado gol de Güiza (otro más, y van 27) y la afición ya se temía lo peor hasta que Llorente adelantó al Valladolid, salvándolo a su vez. Un gol salvaba al Zaragoza y este llegó cuando Oliveira remató un centro de Gabi al comienzo de la segunda parte. En ese mismo momento el Zaragoza dominaba y caminaba ante un Mallorca apático hacia la salvación.
Sin embargo la desgracia se apoderó del conjunto maño. César, enfrascado en conversaciones con los recogepelotas sobre los resultados de Huelva y Santander sacó en corto ,tal y como pedía Villanueva, para Sergio Fernández, el mismo que se había resbalado en el gol de Güiza. El pase era malo y otro resbalón de Sergio propició que Arango terminara con el balón en la banda y la defensa en cuadro. El centro perfecto lo remató Webó, el más luchador de los mallorquines. El Zaragoza tenía opciones todavía pero un error tonto lo condenaba. El gol, en definitiva, no dejó de ser un resumen de toda la temporada. Desconcentración y una defensa que hace aguas. Volvió Aimar (el mejor del domingo) a coger el balón para irse arriba. Pero no era suficiente. No había desmarques y la ansiedad podía con el cuadro blanquillo. Un remate de Aimar tras paradón de Moyá y un gol de Tejo después dejaban al Zaragoza en Segunda División bajo la intempestiva lluvia mallorquina. De poco valió ya el gol de Oliveira que recortaba el marcador, el Recre había empatado y sólo les valía ganar. Curioso lo de Oliveira, por cierto. Ha sido el jugador que más ha luchado junto a Zapater, de los que mejor ha jugado, el que más lo ha sentido y el único al que ni le iba ni le venía todo esto. Volverá a Milan.
Se terminó la Liga. Se terminó para el Zaragoza cuando el Mallorca marcó el segundo pero algunos tememos sino terminó cuando Víctor Fernández se marchó del banquillo. Se terminó para el Mallorca, quien pese a la victoria no pudo evitar que Iván Bolado marcara para el Racing. Se terminó el drama para Ziganda y su equipo, el Osasuna, machacado por los árbitros e inmerecedor de una plaza en Segunda División. Se terminó para el Valladolid y para el Recreativo, que se salvaron de la quema y un año más disfrutarán del mejor fútbol nacional. Se terminó la carrera para Rafa Guerrero, hombre que como mínimo se merece un homenaje. Se terminó la temporada y su ciclo en el Barça para Rijkaard, así como Marcelino en el Racing o Emery en el Almería. Se terminaron tantas cosas ayer que es difícil hacer un resumen de lo acontecido sin olvidarse de nada. Tocaba hablar del descenso y como siempre, pase lo que pase, alguien llorará amargamente bajo la lluvia o bajo el sol -como plazca- pero llorará. Para todos aquellos que hayan ganado y para los que hayan perdido.Always look on the bright side of life. Y su silbido correspondiente. Sé que no arregla nada, sé que no aporta nada nuevo, sé que está en inglés, pero... Sienta tan bien. Hasta el año que viene, Liga.
Resultados de la última jornada de la Liga 2007/2008 |
Eduardo Lázaro |Ya es algo definitivo. Ya es de dominio público la lista de los 23 hombres que defenderán la camiseta roja de nuestra nación en la próxima Eurocopa de Austria y Suiza. Los 23 hombres que portarán en su pecho el escudo supremo, el emblema de su nación, la máxima gloria para un deportista. Participar en un campeonato internacional defendiendo a su país, a su tierra. Dejarse la vida en cada palmo del terreno de juego para al menos aspirar a llevar la alegría y el júbilo a su gente, a esa gente unida y canalizada en un solo equipo. Al margen de cualquier signo político, vibrando juntos con unos colores y un común sentimiento.
Mi más sincera enhorabuena por lo que has logrado a tus 17 años de edad. Ya nadie pone en tela de juicio tu calidad como futbolista y todos te auguran un gran futuro en este negocio del balompié. Lo has conseguido con esfuerzo y tesón y un talento natural otorgado por la providencia. Probablemente tengas la suerte de ser de esas personas que han logrado cumplir sus sueños. Al menos el de ser futbolista; todos lo hemos soñado alguna vez de niños, te mentiría si te dijera la contrario. Quizás ahora sueñes con títulos y más títulos, Ligas y Copas de Europa que inscribir en tu palmarés. Títulos que algún día puedas (y probablemente podrás) levantar como capitán de tu amado Fútbol Club Barcelona. El club que te ha acogido desde la infancia, que te ha educado futbolísticamente y que te ha brindado la oportunidad no sólo de debutar en el fútbol profesional nacional y continental a tu corta edad, si no de hacerlo en un grande del fútbol español. Es lógico que ahora ambiciones esa gloria suprema de la victoria y el éxito. Si no lo hicieras no serías entonces ni joven ni profesional. De sobras sabes que en esta vida no te va a faltar de nada, de nada material. De tu cabeza dependerá que te hagas una leyenda del fútbol o te conviertas en una nueva promesa a medio camino. Ahora mismo lo tienes todo de cara; tú lo sabes mejor que nadie.
Y sabes que debes alejarte de esos compañeros holgazanes, que un día fueron como tú. Fueron jóvenes, talentosos, extremadamente habilidosos con el balón y que lo tenían todo de cara. Entonces la fama y el dinero les solucionaron la vida, pero los arruinaron como futbolistas. No seas uno de esos. Sigue tu progresión, tómate tu tiempo y mantén la cabeza fría para tener siempre presente que estos 17 años de vida dedicados al fútbol no pueden tirarse por la borda y quedarse en “aquél niño que fue el futbolista más joven en hacer un gol en Europa” y demás records idiotas que solamente destacan en los almanaques del tres al cuarto. Podrás ganar partidos, deslumbrar con tus jugadas, pero los grandes futbolistas han sido y serán recordados por las grandes gestas. Por las finales de leyenda y los campeonatos conquistados a sus espaldas. Y te hablo de las leyendas de verdad, no de aquellas prefabricadas por los medios. Déjate siempre aconsejar por aquél que no busque nada más de ti que tu bien y que no quiera escudarse en ti con fines ocultos. Cumple tus sueños y no te pongas límites.
Y ya me perdonarás, pero me niego a creer que con el ansia propia de la edad prefieras quedarte en casa viendo los partidos en vez de vivirlos desde dentro. Que reniegues de ser convocado para formar parte de nuestra selección. Insisto, perdóname, pero no lo entiendo. Sólo tú y tu entorno sabéis los motivos reales pero todos los demás tenemos nuestra opinión al respecto. Probablemente, algunos de los que ocupan los despachos de tu club se frotarán las manos sabiendo que le has dado con la puerta en las narices a la elástica rojilla. Posiblemente algunos de tus vecinos o amigos, así como los socios de tu club también se jacten de la situación. Ten por seguro que eso tampoco te beneficia. Sé tu mismo y no te parapetes detrás de lo que te digan o te quieran decir. No antepongas signos políticos ni opiniones externas a tu progresión. Y repito, dudo mucho que un chaval de 17 años en plenitud como tú se niegue a ir a una Eurocopa. Primero, porque yo nunca hubiera dudado algo así estando en tu situación. Segundo, ¿quién te dice que dentro de cuatro años estarás en situación de ser seleccionado como ahora?. No hipoteques tu futuro y sé tú mismo. Si no lo haces, nunca tendrás la oportunidad de alcanzar el éxito más superlativo, nunca experimentarás la sensación de saberte catalizador de miles y miles de sentimientos y sensaciones, de sentirte elemento de unificación junto a tus compañeros de toda una nación. Y esa nación, tu patria, es España, no lo olvides.
Andrés Pérez |El Zénit de San Petesburgo se llevó anoche la Copa de la Uefa ante un rácano Glasgow Rangers. Vi el partido a ratos y la verdad es que fue bastante aburrido así que no me veo con la suficiente fuerza como para hacer una crónica en condiciones. El Zénit mereció más el partido que un pobre Glasgow Rangers, que sobrevivió a los primeros 70 minutos, principalmente, gracias al buen hacer de Carlos Cuéllar en defensa. ¿Nadie más echa en falta un defensa como Cuéllar en la selección? Cuéllar se ha erigido (*) como el principal valuarte defensivo del equipo escocés, pero anoche no fue suficiente ante los Arshavin, Fayzulin, Denisov o Zyryanov del equipazo ruso, que en Manchester jugó ed salón. El Zénit atacó constantemente la portería de un Alexander dudoso pero seguro durante casi todo el partido. El Rangers por su parte se dedicaba a buscar al poderoso Darcheville, delantero del que los comentaristas de Antena 3 no creían que pesara 80 kilos. La verdad es que yo tampoco. Darcheville luchó todo lo que pudo ante la poderosa defensa de los rusos hasta que entró Nacho Novo y buscó asociarse con él. Sin embargo era tarde. Arshavin ya había aparecido para delirio ruso con dos pases de gol, uno para Denisov y el otro para que el delantero turco Fatih Tekke le regalara el segundo a Zyryanov.
Primer gol de Denisov:
El Segundo:
Vía | As, Fútbol Arte (casi no había acabado el partido y ya había subido los vídeos, un fenómeno) Imagen | As
Juandi Mora | A principio de liga todo el mundo hace sus previsiones, porra o algo similar con los amigos. Tal y como podemos hacer estos cálculos nosotros lo hacen los equipos antes de empezar la temporada, antes de empezar el curso saben que asignaturas pueden aprobar y cuales no. Por eso me ha parecido oportuno dar las notas a los papás para que vean que han hecho sus hijos.
Historia | En esta asignatura el Barça debería de estar entre los dos primeros, le daremos un aprobado bajo. Sin embargo el sobresaliente va para Racing de Santander, Mallorca, Almería y Villarreal sobretodo. Los suspensos son para Zaragoza y Osasuna y el aprobado en la recuperación de Mayo para el Valencia.
Geografía | Sobresaliente de nuevo para el Villarreal por saber encontrar los jugadores más rentables en el mercado, así como Almeríaa, Deportivo, Athletic de Bilbao y Sevilla (en el caso de Keitia). Suspendido aun con las expectativas creadas el Fútbol Club Barcelona de los fantásticos.
Segundo Idioma | Sobresaliente al buen castellano de Bernardo Schuster y a su facilidad de rajar sea la pregunta que sea.
Filosofía | Sobresaliente a la hombria y forma de pensar del Levante. Profesionales.
Educación Física | Sobresaliente al final de temporada físico del Real Madrid.
Matemáticas | Sobresaliente para Atlético al que la suma de los jugadores tras despejar “x” sale Champions, suspenso para Real Zaragoza y Valencia que en el 2+2=4 les sale descenso y no Uefa.
Matrícula | Aún con notas no muy altas el Real Madrid.
Bueno tal vez me deje cosas o tal vez sea erróneo mi análisis pero cuando los deberes no se hacen encontramos situaciones como el partido agónico de la ultima jornada entre los que se juega el descenso. ¡Qué se salve el mejor! Digo yo. ¿Qué notas ponen ustedes?
Andrés Pérez | El Zaragoza no es un equipo hecho para jugar por no descender. Es algo que todo el mundo sabía y no hace falta ser ningún erudito futbolístico para comprenderlo o siquiera asimilarlo. Pero en La Romareda no se lo querían creer hasta que el domingo lo comprobaron en sus propias carnes, cuando los maños fueron incapaces de marcar un tercer tanto, en este caso, el de la victoria. Llegaba la trigésimo sexta jornada de Liga con todo por decidirse por abajo. Valladolid (42), Real Zaragoza (41), Recreativo (40) y Osasuna (40) se jugaban y se jugarán la vida o la muerte en la penúltima y última jornada resepctivamente. Porque todo o casi todo sigue igual solo que con más puntos. Lo único que han cambiado han sido las posiciones porque las ilusiones y las esperanzas siguen siendo las mismas. El Zaragoza empató pero psicológicamente perdió ante el Madrid, que venía ya campeón y satisfecho una vez cumplido su objetivo de vapulear al Barcelona. No era un partido fácil, y en cualquier otro caso probablemente el empate hubiera sido una grata noticia. Pero visto el partido, el juego, el corazón y el espíritu, el partido resultó ser uno de los peores mazazos que el Zaragoza ha recibido en toda la Liga.
Porque mereció ganar. Los maños saltaron al campo espoleados por La Romareda y el Real Madrid lo hizo pensando en otra cosa. No sé muy bien en qué, pero el caso es que medio equipo estaba fuera del partido. De lo poco salvable en los primeros 20 minutos del Madrid era Guti, que pedía cabeza y sobre todo ganas cuando Oliveira empujó un balón servido por Sergio García a la red. 1-0 y felicidad absoluta. Ganando el Zaragoza estaba prácticmente salvado a tenor del enfrentamiento entre Recreativo y Valladolid la próxima jornada, pero al Zaragoza le sucedió lo mismo que le viene sucediendo durante toda la temporada. Está muy bien tocar el violín o el arpa pero no sirve de nada si la tocas con un traje caro ante obreros pobres. El Zaragoza es un equipo fino, elegante y sobrio, pero no se creó para tener que utilizar recursos ajenos a esa misma elegancia. El temple, el control del partido y la marrullería salvan a equipos del descenso a segunda división. Caer, o empatar dignamente ante el vigente campeón de Liga es aceptable en la zona noble de la Liga, no cuando la hoz que se cierne sobre tu cuello desciende centímetro a centímetro cada minuto que muere en el aire, en el campo, en el corazón o en el alma. A pesar de las mil y una ocasiones. A pesar de los paradones de Dudek. A pesar de ganarse el reconocimiento heróico de media Liga y del propio campeón, al Zaragoza no le sirvió de nada empatar ayer ante el Real Madrid.
Y no le sirvió de nada porque Recreativo y Osasuna, equipos pensados para sobrevivir entre el fango del descenso, vencieron sus respectivos partidos. Probablemente jugando peor que el Zaragoza, probablemente sin ningún alarde de elegancia o finura, pero vencieron. Y a fin de cuentas es lo único que importa. Las matemáticas no entienden de justicia a pesar de que el Zaragoza la mereciera anoche más que nadie y que nunca. Luchó contra el tiempo y los elementos y se tropezó en la última piedra del camino. Dudek. Portero polaco que debutaba en Liga. Se hizo el partido de su Liga y recordó aquella noche mágica con el Liverpool en Estambul. No se puede culpar al Real Madrid de la derrota de anoche, o quizá si. No lo sé. Lo único certero en esta historia es que el Zaragoza necesita ganar o como mínimo y en una remota posibilidad empatar para no descender. Insisto, a pesar de jugar mejor que ninguno y a pesar de que el Real Madrid, no sé muy bien si guiado por el corazón o por el raciocinio, bajara los brazos ante el empuje local. Guti se tropezó cuando pudo haber marcado y hasta Metzelder se dispuso a mirar como el balón se paseaba una y otra vez por la línea de gol. No hubo nada más. Paseos, ocasiones, largueros, paradones. Pero no un gol que librara al equipo del desastre. Si acaso el de Sergio Fernández, gol que empataba el encuentro y que aumentaba las opciones del Zaragoza para quedarse. Pero nada más. La más absoluta nada ante tanto derroche de ocasiones. Como mínimo, es frustante.
Lo que queda de Liga es el descenso. Casi nada importa ya. Supongo que los titulares deberían abrir el próximo fin de semana con la lucha por el descenso, pero creo equivocarme. Supongo que Marca abrirá con la nueva derrota del Barcelona ante el Mallorca de Güiza o con la definitiva vuelta del Atlético a Copa de Europa (no se engañen, la previa hay que superarla). En realidad el descenso no ha de importarle a nadie más que a los implicados. Lo malo de luchar en la sombra es que nadie recordará jamás ni quién fuiste ni qué hiciste. Salvo tú mismo o salvo quienes sucumbieron o se alzaron ante tí. El Valladolid empató e irá a la última jornada jugándose la vida ante el Recreativo, que también ganó. La lógica hunde al Zaragoza pero la esperanza no. A pesar de estar en descenso y a un punto de Osasuna (ganó al Murcia -43-) ganando se salva. La consigna es: "El que gane se salva". Así de fácil y así de dramático. El enfrentamiento entre Recreativo y Valladolid dejan a Osasuna y Real Zaragoza dependiendo de sí mismos. Ambos se enfrentan fuera de casa ante los otros dos equipos que se juegan algo: Racing y Mallorca, la Uefa. EL Racing lo tiene todo a favor, y el Mallorca por inercia ha de ganar al Zaragoza. Vista esta Liga, que muere mansa y dramáticamente cualquier cosa puede pasar. Incluso el Valladolid puede descender. Más de veintisiete variables se pueden dar, 15 descienden al Zaragoza, 5 al Osasuna, 5 al Recreativo y 2 al Valladolid. Las matemáticas no dejan hueco a la esperanza. Ni tampoco a la justicia. Las matemáticas en realidad, no importan. Un día te lo dan todo y al siguiente te lo quitan. Siéntense. Reposen. Queda una jornada mortal.
El detalle: Todos los equipos saltaron al campo con camisetas reinvindicativas de la situación del Levante: Justicia. De nuevo, empatía y detallazo con el Levante que sigue viviendo su calvario.