Andrés Pérez | El eco de las bombas todavía resonaba en las calles de Europa. Corría el año 1954 y se celebraba el Mundial de Suiza. El primero tras la guerra que asoló Europa durante casi cinco años. Más allá de la gesta alemana en Berna, hubo un acontecimiento que probablemente cambiaría la historia del fútbol europeo. Aprovechando el Mundial se citaron las 33 federaciones de fútbol europeas de la mano de Henry Delaunay. Se creó la UEFA como organismo y se propuso de la mano del propio Delaunay la creación de una Copa de Europa de Naciones, algo por lo que los diferentes pueblos de Europa volvieran a caminar de la mano tras años y años de sangre, sudor y lágrimas. Algo, en definitiva, por intentar olvidar el siniestro telón de acero que partía Europa en dos, como una daga clavada en el corazón. Eran tiempos de guerra fría y los países occidentales comenzaban a salir de la miseria. Los orientales no. Allí la sombra del muro de Berlín y de Kruschev era demasiado grande. Algo por lo que luchar y algo por lo que creer, o bien, algo por lo que demostrar el poderío de los países soviéticos -el fútbol en la URSS, como en todas las dictaduras, no dejaba de ser una perfecta máquina de propaganda-. No estaba nada mal en todo caso.
Delaunay pidió la opinión de todas las federaciones. 16 aceptaron -absolutamente todas las repúblicas soviéticas adscritas a la UEFA-, 7 lo rechazaron y seis se abstuvieron. A una hora para que finalizara el plazo, Irlanda del Norte envió por fax su voto positivo. 17 contra 16. Un voto a última hora permitió que Delaunay viera cumplido su sueño desde la tumba. En realidad siempre fue un Delaunay quien llevó los trámites para la creación de la Copa de Europa de Naciones, sin embargo primero fue Henry, y luego Perry, luego de la muerte de su padre. Como curiosidad, destacar que en un principio el gobierno español se negó a participar. Los trámites del presidente de la federación, Alfonso de Lafuente Chaos, permitieron que la selección española pudiera participar en la primera edición, la de 1960. En realidad conocemos esta edición como Francia 1960, pero no fue una sede en concreto donde se llevó a cabo la Eurocopa sino que las rondas preliminares se llevaban a cabo a ida y vuelta en el país de cada selección y a partir de semifinales se elegía una sede fija de entre los cuatro semifinalistas. Los cuatro de 1960 fueron Checoeslovaquia, CCCP -Rusia-, Yugoslavia y Francia. Que Delaunay fuera francés y que el resto de países se situaran más allá del telón de acero propició que semifinales y final se disputaran en territorio francés.
España hizo un papel decente hasta que la política intervino. El equipazo de aquella Eurocopa pocas veces podrá ser igualado en la historia de España. De hecho, el inusitado interés de Lafuente de Chaos en participar en la Copa de Europa de Naciones era el pleno convencimiento de triunfar. El Real Madrid había dominado Europa media década y el Barça era un equipo de proporciones épicas y los futbolistas más prestigiosos jugaban en España y, además, muchos de ellos eran españoles. La época dorada del fútbol español podía dejar también huella en Europa, no así en los Mundiales, donde tanto en el 58 -no se participó- como en el 62 -fracaso con Di Stéfano lesionado- pasaron a la historia como proyectos rotos. Inacabados. Quien no rompió nada, más allá de las redes suecas, fue Pelé en el 58. En aquel año se consagró como la mayor promesa del fútbol siendo con tan sólo 17 años el máximo valedor de la mejor selección del mundo, Brasil. En la primera Eurocopa destacaron las ausencias de selecciones importantes. Inglaterra, Italia, Escocia o Alemania Federal no quisieron participar. Los primeros debido a su supremacía en el Campeonato Británico, y el resto debido a discrepancias con la UEFA.
Como iba diciendo, España tuvo un papel encomiable hasta que la política intervino. Rumanía había sido eliminada tras un 2-4 y un 3-0 -Madrid pero el emparejamiento en los cuartos de final contra la URSS y las discrepancias entre Franco y el régimen soviético provocó que España se retirara. La URSS pidió en compensación 600.000 dólares, pero la buena mano de Lafuente de Chaos consiguió que la UEFA se convenciera de lo extraordinario del caso, evitando de esta manera la cuantiosa multa. Las semifinales depararon un interesante duelo entre Francia y Yugoslavia y otro entre la URSS y Checoeslovaquia. Era Francia contra países del este y comunistas. El todo o nada. Se quedó en nada tras la exhibición plavi con Sekularac a la cabeza en un partido para la historia. 4-5 y Francia fuera. La otra semifinal fue un paseo para la URSS, que apisionó a una de las mejores selecciones checoeslovacas de la historia, Masopust al frente. Y llegó la final. La primera. En el Parque de los Príncipes. URSS contra Yugoslavia. Fuerza contra talento. En esencia, este contra este. El comunismo de Tito contra los sóviets de Krushev. Comenzó adelantándose Yugoslavia pero finalmente la URSS, comandada por un excelente Ivanov, remontó el partido y venció ante el público francés. Supuso la cima a una excelente generación de jugadores que cuatro años más tarde llegaría a la final, y ocho más, a las semifinales.
Si hablamos de cuatro años más tarde hablamos de España 1964. España el año anterior, como ya hemos dicho, se había caído en cuartos, y la Eurocopa de 1964 supuso un cambio cuanto menos sustantivo en lo que al combinado nacional se refiere. Tras la medida impuesta por el propio Gobierno y -años más tarde- por la FIFA, los jugadores extranjeros desaparecieron de la selección española, y con ellos Di Stéfano y Kubala, entre otros. Además, los jugadores que participaban en equipos extranjeros tampoco fueron convocados para los primeros partidos. Entre ellos, nombres tan importantes como Luis Suárez, Peiró o Del Sol. En definitiva, una selección teóricamente rejuvenecida y teniendo poco que ver con la que cuatro años antes había renunciado a jugar contra la URSS. La Copa de Europa de Naciones de 1964 llegaba tras el mundial que encumbró a Garrincha como el mejor extremo de la historia: Chile 1962. Brasil era campeona de nuevo, y en Europa, la URSS partía otra vez como la máxima favorita, haciendo valer su papel de vigente campeona.
La primera ronda fue un paseo militar para España. Con una alineación absolutamente diferente de la que semanas después se proclamaría campeona -ni un jugador de los 11 que participaron contra Rumanía lo hicieron en la final- se goleó al equipo rumano 6-0 en el Bernabeú para permitirse el lujo de caer en Bucarest. Los favoritos pasaron, a excepción de Inglaterra y los subcampeones del mundo: Checoeslovaquia. El sorteo deparó que en octavos España se enfrentara a una selección que en el futuro daría muhcos quebraderos de cabeza al combinado nacional: Irlanda del Norte, que en la ronda previa había eliminado a una débil Polonia. El partido de ida, disputado en Bilbao, ya contó con jugadores que a la postre jugarían en la final (Amancio, Rivilla) y supuso una gran decepción. Una España sin ideas empató a uno ante una Irlanda defensiva que llegó una vez y le fue suficiente para marcar. La vuelta supuso un drama. El seleccionador Villalonga hubo de tirar de cualquier recurso, y Suárez, indiscutible estrella del Inter y de España, volvió a la selección. De su mano y de la del veterano Gento, España atacó sin cesar la portería de Hunter. La primera parte deparó un empate a cero que dejaba a España fuera, esta vez por razones deportivas. Sin embargo, Gento, el mítico extremo del Madrid, desempató la eliminatoria en el 65' y ya, con el resultado en contra, Irlanda del Norte no fue capaz de batir a Pepín, portero excepcional de aquel partido.
Mientras Luxemburgo humillaba a Holanda, Suecia eliminaba a los subcampeones yugoslavos, la URSS dejaba por el camino a la fantástica Italia de Fachetti, Rivera y Mazzola y Francia seguía su camino, llegaron los cuartos. Los, a la postre, fatídicos cuartos de final para la selección española. España se emparejó con la otra parte de Irlanda. Con Eire. O Irlanda. El caso es que la eliminatoria tuvo más bien poca historia. 5-1 en Sevilla y 0-2 en Dublín. España estaba en semifinales y sería la sede de la fase final. Las semifinales emparejaron a España con Hungría y a Bulgaría con la URSS. De nuevo, tres equipos del este contra uno occidental, prueba testimonial de la hegemonía de los países del este en Europa durante los años 60. España se adelantó en el partido en Madrid al minuto 37', obra de Pereda. Cuando el partido finalizaba y Hungría moría, llegó el gol fatal. En el 87', Bene, marcaba y sentenciaba a España a la prórroga. Con los equipos cansados pero jugándose la vida, la prórroga fue un no parar de ambos equipos. Especialmente por parte húngara, ya que Iríbar tuvo que emplearse a fondo para evitar la eliminación española. Finalmente, a siete minutos del final, Lapetra puso un córner que Amancio -115'- remató para dar el pase a la primera final de España en un torneo internacional. Era un sueño.
En la otra semifinal, URSS - Hungría, como era de preveer, los húngaros cayeron ante los vigentes campeones. Así que la final repetía el teórico enfrentamiento de la Eurocopa anterior en cuartos de final. España - URSS. Esta vez los problemas políticos no fueron ningún impedimento y el propio Franco acudió a la grada para aplaudir al combinado nacional. No en vano, como dictador que era, sabía de la importancia del fútbol como aparato propagandístico y también sabía que una victoria española ante el enemigo natural, los comunistas, reforzaría su moral y la de su nación. Así que el partido, al ser una final, se jugó y en casa. En el Bernabeú. España salió con la ya mítica alineación de: Iríbar, Rivilla, Olivella, Calleja, Zoco, Fusté, Amancio, Pereda, Marcelino, Suárez y Lapetra. Más allá del partido, el ambiente era espectacular. Se calcula, que entre los once jugadores de la selección perdieron alrededor de 5 kilos tras el partido. Quizá porque la URSS era un equipazo física y tácticamente. Sin embargo quien empezó adelantándose en el marcador fue España. Pereda, tras un disparo de Suárez rechazado por el para muchos mejor portero de la historia, Lev Yashin, permitía soñar a España. Pero los soviéticos sabían lo que era jugar una final e impidieron que España levantara el vuelo.
A los dos minutos, en el 8', Jusainov empataba. Con más épica que lírica España se lanzó arriba. Comandados, de nuevo y por siempre, por los eternos Amancio y Luis Suárez, España trató de imponerse ante una dura URSS. No fue un gran partido, pero la emoción se dejaba ver en cada jugada. Especialmente en la última. Minuto 84'. Aunque las cámaras del NO-DO quisieran hacernos creer que era Amancio quien llevaba la pelota, realmente era Pereda. Se fue del defensor soviético, centró y su centro, lo remató Marcelino desde el punto de penalty. Yashin, no pudo hacer nada. Quedaban 6 minutos y la URSS de nuevo, por detrás en el marcador. España lo tenía hecho. Olivella levantaba la Copa y el Bernabeú era un delirio. A día de hoy, este, es el único triunfo que la selección española guarda en sus vitrinas. Tantos fracasos, tantas decepciones, no sirvió ningún equipo para igualar la gesta del 64'. Ellos, son héroes. Necesitamos otros. Necesitamos, al menos, pasar de cuartos este año. Por los genios del 64'. Por los genios de ahora. Por la afición. Por todos. Que esta no sea la única crónica de una victoria Española.
Reportaje de TVE sobre la jugada del gol de Marcelino:
Tributo a Lev Yashin:
Noticias Relacionadas | Diarios de Fútbol (Francia 1960: El comienzo), Diarios de Fútbol (España 1964: Nuestra Eurocopa)
Vía | Más que Fútbol, Diarios de Fútbol, Todos los mundiales, Wikipedia, Notas de Fútbol, Biografías y vidas, You Tube
Imagen | Diarios de Fútbol, As, Furia Roja, Uefa
Más que Fútbol ● 2008
Delaunay pidió la opinión de todas las federaciones. 16 aceptaron -absolutamente todas las repúblicas soviéticas adscritas a la UEFA-, 7 lo rechazaron y seis se abstuvieron. A una hora para que finalizara el plazo, Irlanda del Norte envió por fax su voto positivo. 17 contra 16. Un voto a última hora permitió que Delaunay viera cumplido su sueño desde la tumba. En realidad siempre fue un Delaunay quien llevó los trámites para la creación de la Copa de Europa de Naciones, sin embargo primero fue Henry, y luego Perry, luego de la muerte de su padre. Como curiosidad, destacar que en un principio el gobierno español se negó a participar. Los trámites del presidente de la federación, Alfonso de Lafuente Chaos, permitieron que la selección española pudiera participar en la primera edición, la de 1960. En realidad conocemos esta edición como Francia 1960, pero no fue una sede en concreto donde se llevó a cabo la Eurocopa sino que las rondas preliminares se llevaban a cabo a ida y vuelta en el país de cada selección y a partir de semifinales se elegía una sede fija de entre los cuatro semifinalistas. Los cuatro de 1960 fueron Checoeslovaquia, CCCP -Rusia-, Yugoslavia y Francia. Que Delaunay fuera francés y que el resto de países se situaran más allá del telón de acero propició que semifinales y final se disputaran en territorio francés.
España hizo un papel decente hasta que la política intervino. El equipazo de aquella Eurocopa pocas veces podrá ser igualado en la historia de España. De hecho, el inusitado interés de Lafuente de Chaos en participar en la Copa de Europa de Naciones era el pleno convencimiento de triunfar. El Real Madrid había dominado Europa media década y el Barça era un equipo de proporciones épicas y los futbolistas más prestigiosos jugaban en España y, además, muchos de ellos eran españoles. La época dorada del fútbol español podía dejar también huella en Europa, no así en los Mundiales, donde tanto en el 58 -no se participó- como en el 62 -fracaso con Di Stéfano lesionado- pasaron a la historia como proyectos rotos. Inacabados. Quien no rompió nada, más allá de las redes suecas, fue Pelé en el 58. En aquel año se consagró como la mayor promesa del fútbol siendo con tan sólo 17 años el máximo valedor de la mejor selección del mundo, Brasil. En la primera Eurocopa destacaron las ausencias de selecciones importantes. Inglaterra, Italia, Escocia o Alemania Federal no quisieron participar. Los primeros debido a su supremacía en el Campeonato Británico, y el resto debido a discrepancias con la UEFA.
Como iba diciendo, España tuvo un papel encomiable hasta que la política intervino. Rumanía había sido eliminada tras un 2-4 y un 3-0 -Madrid pero el emparejamiento en los cuartos de final contra la URSS y las discrepancias entre Franco y el régimen soviético provocó que España se retirara. La URSS pidió en compensación 600.000 dólares, pero la buena mano de Lafuente de Chaos consiguió que la UEFA se convenciera de lo extraordinario del caso, evitando de esta manera la cuantiosa multa. Las semifinales depararon un interesante duelo entre Francia y Yugoslavia y otro entre la URSS y Checoeslovaquia. Era Francia contra países del este y comunistas. El todo o nada. Se quedó en nada tras la exhibición plavi con Sekularac a la cabeza en un partido para la historia. 4-5 y Francia fuera. La otra semifinal fue un paseo para la URSS, que apisionó a una de las mejores selecciones checoeslovacas de la historia, Masopust al frente. Y llegó la final. La primera. En el Parque de los Príncipes. URSS contra Yugoslavia. Fuerza contra talento. En esencia, este contra este. El comunismo de Tito contra los sóviets de Krushev. Comenzó adelantándose Yugoslavia pero finalmente la URSS, comandada por un excelente Ivanov, remontó el partido y venció ante el público francés. Supuso la cima a una excelente generación de jugadores que cuatro años más tarde llegaría a la final, y ocho más, a las semifinales.
Si hablamos de cuatro años más tarde hablamos de España 1964. España el año anterior, como ya hemos dicho, se había caído en cuartos, y la Eurocopa de 1964 supuso un cambio cuanto menos sustantivo en lo que al combinado nacional se refiere. Tras la medida impuesta por el propio Gobierno y -años más tarde- por la FIFA, los jugadores extranjeros desaparecieron de la selección española, y con ellos Di Stéfano y Kubala, entre otros. Además, los jugadores que participaban en equipos extranjeros tampoco fueron convocados para los primeros partidos. Entre ellos, nombres tan importantes como Luis Suárez, Peiró o Del Sol. En definitiva, una selección teóricamente rejuvenecida y teniendo poco que ver con la que cuatro años antes había renunciado a jugar contra la URSS. La Copa de Europa de Naciones de 1964 llegaba tras el mundial que encumbró a Garrincha como el mejor extremo de la historia: Chile 1962. Brasil era campeona de nuevo, y en Europa, la URSS partía otra vez como la máxima favorita, haciendo valer su papel de vigente campeona.
La primera ronda fue un paseo militar para España. Con una alineación absolutamente diferente de la que semanas después se proclamaría campeona -ni un jugador de los 11 que participaron contra Rumanía lo hicieron en la final- se goleó al equipo rumano 6-0 en el Bernabeú para permitirse el lujo de caer en Bucarest. Los favoritos pasaron, a excepción de Inglaterra y los subcampeones del mundo: Checoeslovaquia. El sorteo deparó que en octavos España se enfrentara a una selección que en el futuro daría muhcos quebraderos de cabeza al combinado nacional: Irlanda del Norte, que en la ronda previa había eliminado a una débil Polonia. El partido de ida, disputado en Bilbao, ya contó con jugadores que a la postre jugarían en la final (Amancio, Rivilla) y supuso una gran decepción. Una España sin ideas empató a uno ante una Irlanda defensiva que llegó una vez y le fue suficiente para marcar. La vuelta supuso un drama. El seleccionador Villalonga hubo de tirar de cualquier recurso, y Suárez, indiscutible estrella del Inter y de España, volvió a la selección. De su mano y de la del veterano Gento, España atacó sin cesar la portería de Hunter. La primera parte deparó un empate a cero que dejaba a España fuera, esta vez por razones deportivas. Sin embargo, Gento, el mítico extremo del Madrid, desempató la eliminatoria en el 65' y ya, con el resultado en contra, Irlanda del Norte no fue capaz de batir a Pepín, portero excepcional de aquel partido.
Mientras Luxemburgo humillaba a Holanda, Suecia eliminaba a los subcampeones yugoslavos, la URSS dejaba por el camino a la fantástica Italia de Fachetti, Rivera y Mazzola y Francia seguía su camino, llegaron los cuartos. Los, a la postre, fatídicos cuartos de final para la selección española. España se emparejó con la otra parte de Irlanda. Con Eire. O Irlanda. El caso es que la eliminatoria tuvo más bien poca historia. 5-1 en Sevilla y 0-2 en Dublín. España estaba en semifinales y sería la sede de la fase final. Las semifinales emparejaron a España con Hungría y a Bulgaría con la URSS. De nuevo, tres equipos del este contra uno occidental, prueba testimonial de la hegemonía de los países del este en Europa durante los años 60. España se adelantó en el partido en Madrid al minuto 37', obra de Pereda. Cuando el partido finalizaba y Hungría moría, llegó el gol fatal. En el 87', Bene, marcaba y sentenciaba a España a la prórroga. Con los equipos cansados pero jugándose la vida, la prórroga fue un no parar de ambos equipos. Especialmente por parte húngara, ya que Iríbar tuvo que emplearse a fondo para evitar la eliminación española. Finalmente, a siete minutos del final, Lapetra puso un córner que Amancio -115'- remató para dar el pase a la primera final de España en un torneo internacional. Era un sueño.
En la otra semifinal, URSS - Hungría, como era de preveer, los húngaros cayeron ante los vigentes campeones. Así que la final repetía el teórico enfrentamiento de la Eurocopa anterior en cuartos de final. España - URSS. Esta vez los problemas políticos no fueron ningún impedimento y el propio Franco acudió a la grada para aplaudir al combinado nacional. No en vano, como dictador que era, sabía de la importancia del fútbol como aparato propagandístico y también sabía que una victoria española ante el enemigo natural, los comunistas, reforzaría su moral y la de su nación. Así que el partido, al ser una final, se jugó y en casa. En el Bernabeú. España salió con la ya mítica alineación de: Iríbar, Rivilla, Olivella, Calleja, Zoco, Fusté, Amancio, Pereda, Marcelino, Suárez y Lapetra. Más allá del partido, el ambiente era espectacular. Se calcula, que entre los once jugadores de la selección perdieron alrededor de 5 kilos tras el partido. Quizá porque la URSS era un equipazo física y tácticamente. Sin embargo quien empezó adelantándose en el marcador fue España. Pereda, tras un disparo de Suárez rechazado por el para muchos mejor portero de la historia, Lev Yashin, permitía soñar a España. Pero los soviéticos sabían lo que era jugar una final e impidieron que España levantara el vuelo.
A los dos minutos, en el 8', Jusainov empataba. Con más épica que lírica España se lanzó arriba. Comandados, de nuevo y por siempre, por los eternos Amancio y Luis Suárez, España trató de imponerse ante una dura URSS. No fue un gran partido, pero la emoción se dejaba ver en cada jugada. Especialmente en la última. Minuto 84'. Aunque las cámaras del NO-DO quisieran hacernos creer que era Amancio quien llevaba la pelota, realmente era Pereda. Se fue del defensor soviético, centró y su centro, lo remató Marcelino desde el punto de penalty. Yashin, no pudo hacer nada. Quedaban 6 minutos y la URSS de nuevo, por detrás en el marcador. España lo tenía hecho. Olivella levantaba la Copa y el Bernabeú era un delirio. A día de hoy, este, es el único triunfo que la selección española guarda en sus vitrinas. Tantos fracasos, tantas decepciones, no sirvió ningún equipo para igualar la gesta del 64'. Ellos, son héroes. Necesitamos otros. Necesitamos, al menos, pasar de cuartos este año. Por los genios del 64'. Por los genios de ahora. Por la afición. Por todos. Que esta no sea la única crónica de una victoria Española.
Reportaje de TVE sobre la jugada del gol de Marcelino:
Tributo a Lev Yashin:
Noticias Relacionadas | Diarios de Fútbol (Francia 1960: El comienzo), Diarios de Fútbol (España 1964: Nuestra Eurocopa)
Vía | Más que Fútbol, Diarios de Fútbol, Todos los mundiales, Wikipedia, Notas de Fútbol, Biografías y vidas, You Tube
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Más que Fútbol ● 2008
7 Comentarios:
Delirios de grandeza Andrés.
No son ya ni el contenido ni la forma. Es la mezcla y el estilo inconfundible que le otorgan a este blog otro nivel.
Sublime. Superior. Fantástico. Historia y fútbol se mezclan para crear literatura deportiva de calidad.
Mi más sincera enhorabuena Andrés.
Realmente muy bueno!
Hace poco pensé en hablar de aquel equipo español de 1964 y todo lo que generó en su entorno! No hay historias más fascinantes que estas!
Muy bueno!
Migue
Gran post. Qué tiempos aquellos! ESpaña tenía un sensacional equipo. Incluso en 1960 pudo llegar más lejos, pero por motivos políticos no participó. Todos recordamos el gol de Marcelino ante la antigua URSS. Un abrazo.
Bien, bien, bien, Andrés.
Me gustan mucho estos post de historia futbolística.
Esperemos que este año sí;
que ganemos de una vez por todas.
Un saludo.
muy buen reporte!.
te agradeceria que entres a mi pagina, a la cual de a poco le estoy subiendo informacion de la eurocopa 2008.
mucha suerte!
Gran trabajo. Una lástima lo sucedido en 1960 en el partido no disputado contra la URSS por motivos políticos.
También me llama la atención que en la final del 1964 contra la URSS no jugara de titular ninguno de los que jugaron contra Rumanía.
Saludos
El futbol genera grandes pasiones y por eso esta bueno vivir este deporte y sobre todo ir a la cancha a disfrutar de las grandes glorias en vivo. Ojala que pueda obtener promociones lan para llegar a Brasil y de esta manera tener la chance de disfrutar de un mundial que debe ser increible
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