viernes, 11 de junio de 2010

Capítulo 1 | El espíritu de Sudáfrica

Andrés Pérez | Mientras bajaban del autobús los Bafana Bafana cantaban y retorcían sus huesos al ritmo de una melodía imaginaria. También lo hicieron mientras, frente a más de noventa mil personas, saltaban al Soccer City, el enigmático estadio estrella de la nación que hoy y hasta el once de julio no es Sudáfrica sino África. Todo ello a la vez que dibujan una imperecedera sonrisa, la sonrisa de África, el continente maldito, el continente donde la miseria es un maldito inquilino permanente y, en cambio, se celebra un funeral al alegre ritmo de percusión y cánticos tribales. Esto es África, irradiar felicidad no es un trabajo incompatible con ser pobre.

Aquellos que descreían de Sudáfrica como sede organizadora de este Mundial debieron tragarse todas sus palabras y vanidad en esa histórica imagen que hizo por una vez sonar musicalmente las vuvuzelas. Saltó Sudáfrica y toda África detrás suyo por encima de fronteras para empatar a uno con México tras un partido mediocre tan sólo teñido de emoción en el momento en que una débil y caótica selección sudafricana obtuvo el premio del primer gol por pura justicia humana. Demostró México un espíritu excesivamente conservador que le costó una victoria que se antojaba exigible y necesaria: la presencia de Guardado en el banquillo ya era muy decidora de los planes de Aguirre. México pecó de inocencia en la faceta defensiva y cuando pudo terminar con Sudáfrica, perdida y aturdida por el peso enorme que acarreaba a sus espaldas, no lo hizo. Empató. De haber ganado, hoy sería líder de grupo.

No lo es, pero tampoco lo son Uruguay o Francia, que regalaron al público presente en Green Point un tedioso ejercicio de mediocridad y falta de talento. No en el caso de Francia tanto como en el de Uruguay, o al menos no supuestamente en el caso de Francia tanto como en el de Uruguay: el combinado que dirige de manera absurda Domenech cuenta con jugadores de calidad excelsa pero su esquema táctico es caótico y su motivación nula. Francia demostró su incapacidad para crear fútbol y Uruguay su dependencia por el mejor jugador de los dos primeros partidos disputados, Forlán, que todo lo que hizo lo hizo con sentido, sacrificándose en exceso, desgastándose hasta el punto de marrar la ocasión franca que un apagado Suárez le dejó en bandeja para degollar a Francia. Tampoco, como México, lo hizo, y más allá de eso, el partido se resumió a un ejercicio de impotencia humillante para Francia.

Hoy ha comenzado el Mundial de África. Guárdense las críticas al país organizador en otro momento y deléitense con el espíritu de un pueblo desgraciado y al mismo tiempo eternamente alegre.

Resultados de la Jornada 1:

Sudáfrica 1 - 1 México
Uruguay 0 - 0 Francia

Imagen | El País

2 Comentarios:

Fran Castarlenas dijo...

Para impotencia la que sentimos todos los aficionados al fútbol por no poder callar las molestas vuvuzelas. De verdad, no tiene sentido aguantarlas por más tiempo! Deberían repartir pipas en el estadio, así no podrían soplarlas...

El partido inaugural fue bastante mejor que el Francia-Uuruguay. Puede ser buena oportunidad para pescar en jugadores sudafricanos como Gaxa, Masilela o Tshabalala que ya destacaron en la Confederaciones.

Un saludo Andrés.

Juan Antonio Escudero, Chema Vera y Alberto López Marín dijo...

Deberías leer La libreta de Van Gaal, Eduardo Inda, director de Marca, le da un buen palo a Sudáfrica como país organizador. En fin. A mi, el Mundial me emociona juegue donde se juegue, la emoción y tensión de los partidos, casi todos a muerte, además de la enorme responsabilidad que tiene cada jugador, hacen de esta competición la más atractiva del fútbol. Juegue donde se juegue.