Andrés Pérez | No parecía probable que fuera un equipo sudamericano el que, algún día, consiguiera desquiciar a Italia utilizando los mismos métodos que los italianos han utilizado a lo largo de su historia: agresividad, defensa correosa y contragolpe incisivo, ni un sólo milímetro dejado al azar. Y esto, claro, es una exageración: Paraguay no contó con que Justo Villar fallara por alto en un córner al principio de la segunda parte para que De Rossi rematara a placer y le diera el empate a una Italia que demuestra saber sufrir y también no tener ni el más remoto plan para sacar la pelota jugada desde atrás. Lo cual es un problema.
Cannavaro ya no es el mismo del 2006. Buffon tampoco —cayó lesionado—. Materazzi no está. Totti tampoco. Pirlo lo observó todo desde el banquillo, presumiblemente desesperado al ver cómo ni Motolivo ni De Rossi ni Marchisio eran capaces de colaborar con sus centrales para transportar el balón hacia el área paraguaya. Italia ha envejecido y la defensa que le llevó a ser campeona del mundo ahora tiene grietas: el gol de Paraguay, imagino que para espanto de todos los italianos, llegó en un remate de cabeza a pocos minutos del final de la primera parte. Italia probó su propio veneno. Y no encontró medicina para tan sorprendente suceso.
Por la mañana Holanda se llevó por delante a Dinamarca por pura inercia. Hizo más méritos durante la primera parte la selección danesa pero su puntería no anduvo fina, y ya en la segunda parte Poulsen, el lateral, marcó en su propia meta para pasmo y espanto del resto de sus compañeros. Green, Chaouchi, Kuzmanovic, Villar, Poulsen: parece este Mundial determinado por deméritos ajenos antes que por méritos propios. Mala señal. En lo tocante al conjunto tulipán, nada destacable. Sin noticias de Robben, tan sólo los chispazos que surgen de la conexión Van der Vaart - Sneijder da vida al ataque neerlandés. En la segunda parte Dinamarca, de menor talla, se hundió por el peso de su auto-gol. Fin de la historia.
Y no dejemos de mencionar a Japón, la nada desdeñable y muy honrosa selección nipona. Se impuso merecidamente a una triste, horrenda e impotente Camerún con Eto'o de extremo derecha interviniendo nada en el fútbol de su selección. Makoun, Webó y Emana hicieron mutis por el foro y Japón se aprovechó de ello de la mano de Honda, su mejor jugador. Eso sí: en cuanto Camerún apretó, pudo llegar el empate sin nignún tipo de inconveniente, y si no sucedió fue porque la selección africana se puso a apretar cuando restaban escasos tres minutos. Pecó de cobarde o de nerviosa. En cualquier caso se ha complicado la vida.
Cannavaro ya no es el mismo del 2006. Buffon tampoco —cayó lesionado—. Materazzi no está. Totti tampoco. Pirlo lo observó todo desde el banquillo, presumiblemente desesperado al ver cómo ni Motolivo ni De Rossi ni Marchisio eran capaces de colaborar con sus centrales para transportar el balón hacia el área paraguaya. Italia ha envejecido y la defensa que le llevó a ser campeona del mundo ahora tiene grietas: el gol de Paraguay, imagino que para espanto de todos los italianos, llegó en un remate de cabeza a pocos minutos del final de la primera parte. Italia probó su propio veneno. Y no encontró medicina para tan sorprendente suceso.
Por la mañana Holanda se llevó por delante a Dinamarca por pura inercia. Hizo más méritos durante la primera parte la selección danesa pero su puntería no anduvo fina, y ya en la segunda parte Poulsen, el lateral, marcó en su propia meta para pasmo y espanto del resto de sus compañeros. Green, Chaouchi, Kuzmanovic, Villar, Poulsen: parece este Mundial determinado por deméritos ajenos antes que por méritos propios. Mala señal. En lo tocante al conjunto tulipán, nada destacable. Sin noticias de Robben, tan sólo los chispazos que surgen de la conexión Van der Vaart - Sneijder da vida al ataque neerlandés. En la segunda parte Dinamarca, de menor talla, se hundió por el peso de su auto-gol. Fin de la historia.
Y no dejemos de mencionar a Japón, la nada desdeñable y muy honrosa selección nipona. Se impuso merecidamente a una triste, horrenda e impotente Camerún con Eto'o de extremo derecha interviniendo nada en el fútbol de su selección. Makoun, Webó y Emana hicieron mutis por el foro y Japón se aprovechó de ello de la mano de Honda, su mejor jugador. Eso sí: en cuanto Camerún apretó, pudo llegar el empate sin nignún tipo de inconveniente, y si no sucedió fue porque la selección africana se puso a apretar cuando restaban escasos tres minutos. Pecó de cobarde o de nerviosa. En cualquier caso se ha complicado la vida.
Resultados de la cuarta jornada:
Holanda 2 - 0 Dinamarca
Japón 1 - 0 Camerún
Italia 1 - 1 Paraguay
Más Mundial | Crónicas del cuarto día de Mundial (Fran Castarlenas en Let's Dance to Goal) | Italia sigue siendo una incógnita (Café Fútbol) | A Italia hay que matarla dos veces (Rubén Uría)
Imagen | El País
1 Comentarios:
Si, encontró un equipo que es capaz de jugar tan aburrido como ellos, vaya tostón de partido... Por cierto, habeis visto estos videos del gafe del mundial? son buenísimos, os dejo el último de cardeñosa
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