Andrés Pérez | Decía Poli Rincón en Carrusel Deportivo que España no había metido ni cuarta velocidad en el partido de anoche frente a Polonia. Se equivocaba, claro. España se desenvuelve entre la cuarta y la tercera velocidad, jugando a un ritmo medio-alto durante todo el partido, sin necesidad de acariciar el cambio de marchas para introducir la quinta velocidad porque España no es un equipo de arrebatos sino un conjunto que cimenta sus victorias en el poso tranquilo y paciente del toque, en el desgaste continuado y suave del rival, la letanía silenciosa de Xavi.
España asesina con dulzura. No lo hace con virulencia, como, por poner un ejemplo cercano, lo hace el Madrid, equipo que siempre introduce quinta o sexta velocidad para vencer sus partidos. En la constancia España encuentra su veneno y pocos antídotos sirven para frenarlo. Polonia no pudo hacer nada, e incluso hizo de más. De poco sirvió: seis goles le endosó el combinado nacional de forma majestuosa rozando en ocasiones la excelencia, como en el segundo gol, una jugada eterna entre Xavi, Iniesta y Silva, tres jugadores que por sí solos son capaces de ganar el Mundial.
La fase de clasificación comenzó en Murcia, con un uno a cero frente a Bosnia, gol de Villa, y terminó en Murcia con un amistoso de preparación que supone una inyección de moral esencial de cara a Sudáfrica. Acudirá España al Mundial repleta de moral, de confianza en sí misma y de adrenalina en vena. Es la favorita, no debemos tener miedo a reconocerlo, pero aplicando la más estricta lógica es la a priori tiene más papeletas de vencer. Polonia fue un juguete a manos de un equipo que se quiso desquitar de sus dos malos partidos en Austria jugando en tercera, con la pausa en la faceta defensiva, y en cuarta, presionando en faceta defensiva. La falta de grietas auguran un Mundial apasionante y suceda lo que suceda, si España plantea estos exhuberantes atributos nadie le podrá reprochar nada.
Imagen | RTVE
España asesina con dulzura. No lo hace con virulencia, como, por poner un ejemplo cercano, lo hace el Madrid, equipo que siempre introduce quinta o sexta velocidad para vencer sus partidos. En la constancia España encuentra su veneno y pocos antídotos sirven para frenarlo. Polonia no pudo hacer nada, e incluso hizo de más. De poco sirvió: seis goles le endosó el combinado nacional de forma majestuosa rozando en ocasiones la excelencia, como en el segundo gol, una jugada eterna entre Xavi, Iniesta y Silva, tres jugadores que por sí solos son capaces de ganar el Mundial.
La fase de clasificación comenzó en Murcia, con un uno a cero frente a Bosnia, gol de Villa, y terminó en Murcia con un amistoso de preparación que supone una inyección de moral esencial de cara a Sudáfrica. Acudirá España al Mundial repleta de moral, de confianza en sí misma y de adrenalina en vena. Es la favorita, no debemos tener miedo a reconocerlo, pero aplicando la más estricta lógica es la a priori tiene más papeletas de vencer. Polonia fue un juguete a manos de un equipo que se quiso desquitar de sus dos malos partidos en Austria jugando en tercera, con la pausa en la faceta defensiva, y en cuarta, presionando en faceta defensiva. La falta de grietas auguran un Mundial apasionante y suceda lo que suceda, si España plantea estos exhuberantes atributos nadie le podrá reprochar nada.
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