Andrés Pérez | Parece paradójico y decidor que España encontrara la vía de escape en Llorente, un delantero que de los pies a la cabeza se eleva por encima del metro noventa. Paradójico puesto que España es un equipo pequeño en estatura, que radica su virtud en la triangulación de jugadores técnicos y físicamente poco dotados. Decidor puesto que pone de relieve las dificultades que atravesó el conjunto para traspasar la red portuguesa: no lo consiguió hasta que el hombre que desentona provocó un cortocircuito en la defensa portuguesa.
Fue Llorente y fue España. Un Mundial se compone de una mezcla de psicología y suerte. Jugar bien no siempre es indispensable. España, a pesar del peso de la historia, ha encontrado la psicología en la capacidad de no mermar su juego a pesar de la adversidad o de la impotencia; también ha encontrado la suerte ya que de otro modo no se explica que, aun jugando de modo mediocre o al menos mediocre para lo que nos tenía acostumbrados, se imponga a sus rivales. Sucedió con Chile y sucedió con Portugal.
Hasta la entrada de Llorente por un desubicado, bajo de forma, desmotivado e indigesto Torres, para el que la solución más evidente es la suplencia, España anduvo perdida en un doble pivote que ni creó ni destruyó. Achicó Portugal sabiamente cualquier espacio y convirtió su defensa en una cárcel de difícil salida para Xavi e Iniesta, perdidos en la maraña de pantalones verdes, anhelando un movimiento de desmarque que nunca llegaba y una referencia válida arriba que no existía. Ahogada en su sistema y en la sapiencia defensiva lusa, la selección chocaba una y otra vez primero frente a sí misma y luego frente a Portugal.
Segura de sí misma, la selección de Queiroz buscó sus bazas: sin practicar gran fútbol buscaba a Almeida, referencia ofensiva, para encontrar segundas jugadas o superioridad numérica frente a la defensa española. Encontró ciertos vericuetos por los que intimidar a un preocupante e inseguro Casillas, pero no anotó. No mereció más Portugal que España y lo demostró tras recibir el gol, en posible fuera de juego. Gol que llegó tras una jugada excelsa de Busquets, Iniesta, Xavi y Villa y tras dos ocasiones claras que no entraron.
Las dudas se ciernen sobre España pero adopta la forma de un conjunto campeón a pesar de todo. Está en cuartos de final y se la jugará ante Paraguay, que no demostró nada ante Japón. Quizá la solución sea sustituir a uno de los dos del doble pivote para dar entrada a Fábregas o quizá, simplemente, Del Bosque no quiera asumir riesgos innecesarios en la creación y de ahí, y no tanto por el doble pivote, la lentitud y la parsimonia creativa de España. Quizá no, seguro, Torres no esté para jugar. En cualquier caso, y esto no es un probable sino algo real, España está en cuartos tras dos partidos que, años atrás hubiera perdido.
El peso del campeón, lo llaman. Sin ilusionar ni convencer a un aficionado medio acostumbrado a la divinidad durante dos años, el camino sigue siendo firme. Es la mejor noticia.
Resultados de la decimonovena jornada:
Paraguay 0 - 0 Japón (pasa Paraguay en los penaltis)
España 1 - 0 Portugal
P.D.
Del otro partido mejor no hablar, porque se puede hallar fácilmente entre los dos o tres peores de la historia de los mundiales. Cobardes Japón y Paraguay, la suerte se decantó del lado sudamericano en unos penaltis, de nuevo, dramáticos. Cualquiera de los dos hubiera sido un injusto vencedor.
Imagen | El País
Fue Llorente y fue España. Un Mundial se compone de una mezcla de psicología y suerte. Jugar bien no siempre es indispensable. España, a pesar del peso de la historia, ha encontrado la psicología en la capacidad de no mermar su juego a pesar de la adversidad o de la impotencia; también ha encontrado la suerte ya que de otro modo no se explica que, aun jugando de modo mediocre o al menos mediocre para lo que nos tenía acostumbrados, se imponga a sus rivales. Sucedió con Chile y sucedió con Portugal.
Hasta la entrada de Llorente por un desubicado, bajo de forma, desmotivado e indigesto Torres, para el que la solución más evidente es la suplencia, España anduvo perdida en un doble pivote que ni creó ni destruyó. Achicó Portugal sabiamente cualquier espacio y convirtió su defensa en una cárcel de difícil salida para Xavi e Iniesta, perdidos en la maraña de pantalones verdes, anhelando un movimiento de desmarque que nunca llegaba y una referencia válida arriba que no existía. Ahogada en su sistema y en la sapiencia defensiva lusa, la selección chocaba una y otra vez primero frente a sí misma y luego frente a Portugal.
Segura de sí misma, la selección de Queiroz buscó sus bazas: sin practicar gran fútbol buscaba a Almeida, referencia ofensiva, para encontrar segundas jugadas o superioridad numérica frente a la defensa española. Encontró ciertos vericuetos por los que intimidar a un preocupante e inseguro Casillas, pero no anotó. No mereció más Portugal que España y lo demostró tras recibir el gol, en posible fuera de juego. Gol que llegó tras una jugada excelsa de Busquets, Iniesta, Xavi y Villa y tras dos ocasiones claras que no entraron.
Las dudas se ciernen sobre España pero adopta la forma de un conjunto campeón a pesar de todo. Está en cuartos de final y se la jugará ante Paraguay, que no demostró nada ante Japón. Quizá la solución sea sustituir a uno de los dos del doble pivote para dar entrada a Fábregas o quizá, simplemente, Del Bosque no quiera asumir riesgos innecesarios en la creación y de ahí, y no tanto por el doble pivote, la lentitud y la parsimonia creativa de España. Quizá no, seguro, Torres no esté para jugar. En cualquier caso, y esto no es un probable sino algo real, España está en cuartos tras dos partidos que, años atrás hubiera perdido.
El peso del campeón, lo llaman. Sin ilusionar ni convencer a un aficionado medio acostumbrado a la divinidad durante dos años, el camino sigue siendo firme. Es la mejor noticia.
Resultados de la decimonovena jornada:
Paraguay 0 - 0 Japón (pasa Paraguay en los penaltis)
España 1 - 0 Portugal
P.D.
Del otro partido mejor no hablar, porque se puede hallar fácilmente entre los dos o tres peores de la historia de los mundiales. Cobardes Japón y Paraguay, la suerte se decantó del lado sudamericano en unos penaltis, de nuevo, dramáticos. Cualquiera de los dos hubiera sido un injusto vencedor.
Imagen | El País
2 Comentarios:
¿"posible" fuera de juego? De Baldassi no dices nada? Cararrota.
@Dario: No es un fuera de juego evidente a primera vista. Si lo es es por escasos centímetros, por lo que el error humano es comprensible, no como en otras ocasiones.
Siendo francos, si España hubiera encajado ese gol no hubiera emitido protesta alguna contra Baldassi.
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