miércoles, 11 de mayo de 2011

El Deportivo se aferra a Valerón


Andrés Pérez | Portador de una melancolía inconfundible sobre el terreno de juego, Valerón, 35 años, delgadísimo, envejecido por el paso del tiempo y de las lesiones, taciturno, con la misma cara de niño inocente con la que comenzó su andadura en el fútbol profesional, recordó en varios destellos, en fugaces espejos que se miraban en el pasado, aquel Deportivo de glorias anticuadas, de gestas para la Historia, de pompa y elegancia. Valerón, legado último del mejor Deportivo de siempre junto a Manuel Pablo, evocó sus mejores quiebros, fintas, conducciones y desplazamientos al espacio para servir de brújula indeleble al resto de sus compañeros, amordazados por las garras del posible descenso. Fue un foco luminoso último, brillante como nadie en los metros finales, repleto de dignidad y recubierto por un halo de admiración allá donde pisaran sus imborrables botas negras. Fue Valerón y fue el muelle en el que atracó el Deportivo su arquitectura pesada y plomiza para doblegar al Athletic y suspirar, un día más, un día menos, esperando el veredicto final.

Decíamos ayer que era factible que tanto Athletic como Atlético, que se yerguen en equipos europeos, perdieran sus respectivos partidos ante rivales mucho más necesitados. El Athletic se adelantó en Riazor con un gol de Toquero, limpio y sedoso como nunca se le había imaginado, probablemente contagiado por la presencia de Valerón, bisagra esencial de un Deportivo tosco y ronco al que ni siquiera le resta la capacidad competitiva de Osasuna o Real Zaragoza. El Deportivo, el equipo que más tiene que perder de todos los que asoman al barranco de la división de plata, no se sabe manejar en este tipo de situaciones. Inconscientemente se lanzó ayer, en un partido crucial para su futuro, en los brazos de Valerón, cuya filosofía lenta y articulada del fútbol era lo último a lo que aspiraría cualquier equipo en su situación. Lo que obtuvo fue criterio. Y, normalmente, un equipo necesitado y con criterio ante un equipo apático y sin aparente objetivo sale vencedor. Le sucedió al Deportivo —Adrián López cuajó un partido sensacional— y respira a falta de dos jornadas.


Quien definitivamente puede considerarse en la orilla, a salvo de vientos y mareas, es el Racing de Santander, que como el Deportivo decidió remontar su particular batalla en casa ante otro rival que pugna por Europa, el Atlético de Madrid, tan suyo esta temporada, con sus particulares cuitas internas, Forlán, Reyes, Quique Sánchez Flores, a mitad de camino entre rachas excelsas y penurias de ayer y de hoy. Ahora mismo el Racing está a seis puntos del Getafe. Salvado. Quien está cerca de conseguirlo es el Málaga, que como mandaba la lógica se impuso al Sporting, de nuevo en problemas con 43 puntos a expensas de lo que pueda suceder mañana en Anoeta entre Zaragoza y Real Sociedad. Baptista perforó y el Málaga, bajo su batuta, se clavó en los 45 puntos, a un suspiro del objetivo final y de demostrar, el brasileño, que su estancia en el equipo malagueño es una bendición para sus aficionados y un error imperdonable del fútbol.

Getafe. Perdió en el Bernabéu por cuatro goles y mostró un aspecto horrible. Sin actitud, derrengado de sí mismo, abatido, vencido desde el primer minuto, descreído de sus posibilidades, en estado de muerte cerebral, el Getafe abandonó la plaza del Real MadridRonaldo anotó tres goles, cerca ya a Zarra y Hugo Sánchez en su particular cuita interna— con 40 puntos y con un calendario de órdago: Osasuna en casa y Real Sociedad en Anoeta. Los dos se juegan la vida. Y los dos parecen más convencidos de sus posibilidades que el Getafe. Le sucede al Getafe que sufre mal de bajura. No estaba preparado para una situación como ésta, se dejó llevar y apareció donde los equipos preparados para la Europa League suelen perecer: en una lucha a vida o muerte, brutalmente honesta y que casi nunca premia a equipos estilizados y bellos como el que un día pretendió Míchel. Algunos especulan con la posibilidad de una salvación en los 44 ó 45 puntos. Puede que sea algo aventurado. Cuesta creer que el Getafe sea capaz de, visto lo visto hoy, sumar puntos en los dos encuentros que le restan. Por su bien, más le valdría convertir estas últimas palabras en un ridículo histórico para quien las firma.

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Imagen | El País

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