jueves, 5 de mayo de 2011

La Sampdoria: del cielo al infierno en una temporada


Víctor Úcar | La campaña pasada, los seguidores de la Sampdoria vivieron un año para el recuerdo. De la mano de Luigi Del Neri, el conjunto genovés finalizó en cuarta posición el campeonato italiano, y con ello, consiguieron un billete para disputar la previa de la Liga de Campeones. El equipo había terminado la temporada a un gran nivel, y tres nombres aparecían por encima del resto como los verdaderos artífices de la gesta: Del Neri —el estratega—, Cassano —el cerebro—, y Pazzini —el goleador—. Sin duda, la hinchada de la Samp ya se veía en el mayor escenario del fútbol europeo. El subcampeonato en la edición de 1991/1992 de la Copa de Europa sobrevolaba la mente de los blucerchiati. Asentarse en la élite del fútbol italiano y europeo era un sueño hecho prácticamente realidad. Pero el futuro siempre es caprichoso, y nadie podía imaginarse que el éxtasis de alegría vivido en el estadio Luigi Ferraris el año pasado podía convertirse en una auténtica pesadilla al año siguiente.

Y es que el proyecto se topó con su primer obstáculo nada más finalizar la temporada. Sin duda, Del Neri sabía que su gran campaña en el equipo genovés no iba a pasar desapercibida. Por ello, tras clasificar a la Sampdoria para la fase previa de la Champions, el técnico italiano anunció que se marchaba a la Juventus de Turín. El director de orquesta del proyecto abandonaba un barco ilusionante para intentar llevar a la gloria a otro que hace aguas desde el escándalo del Moggigate. No había comenzado todavía el verano, pero la hinchada de la Samp se llevaba su primer chasco a las primeras de cambio. Sin embargo, el equipo y su afición debía mantenerse unido para lograr el gran objetivo: acceder a la fase de grupos de la Champions League para codearse con los grandes clubes de Europa.


En el sorteo de la previa, la Sampdoria quedó emparejada con el rocoso Werder Bremen alemán, pero los italianos confiaban en sus posibilidades y en el hecho de disputar la vuelta ante sus seguidores. Sin embargo, a pesar de estar aún en el mes de agosto, aquí llegaría el segundo mazazo para los blucerchiati. En el estadio de Weserstadion, el conjunto dirigido por Domenico di Carlo —el sustituto de Del Neri— cayó derrotado por 3-1. El curso futbolístico 2010/2011 para la Sampdoria empezaba con mal pie. Pero el equipo se había ganado el crédito suficiente la campaña anterior como para tener esperanzas de remontar la eliminatoria y clasificarse para la Champions. La Samp necesitaba solo dos goles, y Pazzini lograba darle la vuelta a la eliminatoria en el primer cuarto de hora del partido, recordando sus 19 determinantes tantos de la temporada anterior. Cassano se sumó a la fiesta a pocos minutos del final del encuentro estableciendo el 3-0, y el sueño de recibir en su estadio a equipos como el Real Madrid, el Barcelona o el Manchester United era ya una realidad.

Pero en el tiempo de prolongación, el sueco Rosenberg —actualmente en el Racing de Santander— silenció al respetable del Luigi Ferraris empatando la eliminatoria. La Sampdoria llegó noqueada a la primera parte de la prórroga, y el Bremen lo aprovechó para poner el 3-2, obra de Pizarro. Ahí terminó el sueño de jugar la Champions. La Samp no fue capaz de revertir la situación y el conjunto de Di Carlo tuvo que conformarse con disputar la Europa League. Sin duda, el segundo revés llegaba pronto y de forma cruel. Además, las estrellas del equipo blucerchiati habían rechazado ofertas en verano para apostar por el proyecto de Champions de Ricardo Garrone, máximo mandatario del club, pero no quedaba otra opción más que hacer borrón y cuenta nueva. Y así es como comenzó una nueva temporada en el Calcio. A pesar de la decepción europea, el conjunto genovés tenía ilusión por repetir una gran temporada y luchar de nuevo por cotas muy altas en la Serie A, hacer un buen papel en la copa e intentar demostrar en la Europa League que eran un equipo de Champions. Pero nada más lejos de la realidad.


Tras un comienzo discreto con siete puntos en seis jornadas, el equipo empezó a despegar. Sin embargo, un enfrentamiento entre Cassano y el presidente Garrone acabó con Talentino apartado del equipo. Su último partido fue a finales de octubre en San Siro, logrando un meritorio punto ante el Inter de Milán. Por aquel entonces, el equipo genovés era octavo y mantenía una línea ascendente, pero la polémica desatada con Cassano desorientó a un conjunto que debía sus éxitos de la temporada anterior a la unión entre el vestuario, los técnicos, los directivos y la afición. El proyecto seguía desmoronándose, y para zanjar el asunto Talentino fue traspasado al Milan. Para más inri, la Sampdoria, incapaz de ganar en Europa, cayó eliminada en la fase de grupos a mucha distancia del Metalist Kharkiv ucraniano y del PSV Eindhoven —tan solo consiguió una victoria en seis partidos—. Finalmente, con el equipo octavo y a siete puntos de la zona Champions, la Samp acababa con ganas el año 2010, aunque todavía con el campeonato inmerso en la primera vuelta —15 jornadas disputadas—. Sin saber todavía cómo, el conjunto genovés había liquidado en apenas cuatro meses todo lo logrado en la temporada 2009/2010.

Pero la historia todavía podía tornarse más dramática. Con la apertura del mercado de invierno, y sabedor del vacío futbolístico que se abría en el equipo tras la salida de Cassano, Pazzini solicitó abandonar la disciplina del club bluccerchiati para luchar por cotas mayores, para pelear por todo aquello que le prometieron al quedarse en verano. Ante esta situación, y del mismo modo que había hecho su compañero Talentino, Pazzini se marchó de Génova con destino a Milán, aunque en este caso para recalar en las filas del vigente campeón del Calcio y de la Champions, el Inter. La salida del goleador fue reemplazada con la cesión del joven talento del Manchester United Federico Macheda, al que también se sumaron el interista Biabiany y el veterano delantero italiano Massimo Maccarone. En un abrir y cerrar de ojos, la hinchada de la Samp se había quedado sin sus dos estrellas: Cassano y Pazzini. Si les sumamos la salida del técnico Del Neri antes de comenzar la temporada, la Sampdoria afrontaba la segunda vuelta del campeonato sin sus principales estandartes. Aquellos que habían pagado un abono para toda la temporada con el objetivo de ver a Pazzini y Cassano liderando el proyecto blucerchiati se quedaban con cara de tontos. La desilusión y el desencanto se instalaron en el Luigi Ferraris.


Aunque la salida de Pazzini fue la puntilla para el equipo italiano, realmente no eran conscientes de lo que les aguardaba el nuevo año. En las primeras 15 jornadas disputadas en 2010, la Samp contaba con 23 puntos y tan solo dos derrotas en su casillero, pero esa tendencia estaba a punto de cambiar de forma radical. Con la reanudación de la Serie A, inició una dinámica destructiva. El 17 de abril, Domenico di Carlo era despedido tras la decadente y alarmante trayectoria del conjunto genovés en el Calcio, puesto que desde que comenzara el nuevo año solo había sido capaz de ganar dos partidos y empatar tres encuentros de los 18 disputados —9 puntos de 54 posibles—. Con este pésimo balance de resultados la Sampdoria entró en puestos de descenso, y el ambiente se tornó violento alrededor del equipo italiano —tras perder por 3-0 con el Milan algunos aficionados encapuchados apedrearon el autobús del equipo y amenazaron de muerte a la plantilla—, algo absolutamente inimaginable a principio de temporada. Garrone se encomendó a Alberto Casavin para salvar la temporada.

Con el nuevo entrenador al frente, los blucerchiati han recuperado un poco de oxígeno después de vencer, hace dos semanas, por la mínima en el campo del Bari —ya matemáticamente equipo de la Serie B—, y con el empate cosechado esta jornada en casa ante el Brescia —otro rival por la permanencia que se hunde a cinco puntos de los genoveses—, gracias a un gol de Mannini en el último minuto. Este resultado deja a la Sampdoria fuera de la zona de descenso, pero con solo un punto de ventaja con respecto al Lecce —que cayó por la mínima con el Chievo Verona—. Además, los tres compromisos que le quedan a la Samp para terminar la temporada no invitan demasiado al optimismo. La próxima jornada asistiremos al derby genovés en casa del eterno rival, el Genoa, que aunque no se juega ya nada seguro que tratará de mandar a su máximo enemigo a la segunda división italiana. Después, el conjunto de Casavin recibirá al Palermo y visitará a la Roma en el Olímpico, que está inmersa en la lucha por la cuarta plaza que da acceso a la previa de la Champions.

Sin duda, un final difícil y cargado de tensión para la Sampdoria, que a pesar de haber perdido su identidad, todavía depende de sí misma para continuar en la Serie A. Todavía tiene en su mano que el fracaso de esta temporada no se convierta en debacle.

Imagen | Zimbio | Sky

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