martes, 11 de noviembre de 2008

Ramón, Pedja, Bernd y otros jugadores del montón (III)

Andrés Pérez | Llegó Schuster al año siguiente acreedor del buen fútbol gracias a sus buenas que no espectaculares dos temporadas con el Getafe. Cualquiera que siguiera la Liga con asiduidad sabía que Schuster era un buen entrenador al que el fútbol ofensivo le gustaba pero que en absoluto conducía a sus equipos por el sendero del fútbol preciosista. A pesar de todo el alemán, de carácter agrio a las duras y a las maduras demostrando una regularidad pasmosa en las ruedas de presa pero por lo borde, llegó al Madrid y recibió el regalo de Pepe, Saviola, Dudek, Sneijder, Metzelder, Heinze, Marcelo, Drenthe y Robben. Exceptuando a Sneijder, Pepe y Robben el resto de fichajes rayaban en lo mediocre. Así las cosas el conjunto perpetrado por Schuster fue el mismo al anterior a excepción de un vital Sneijder. El Madrid jugó mejor, innegable, y ganó más. Récord de puntos, humillación a un patético Barcelona y un futuro prometedor con una plantilla joven. Todo era un camino de rosas y pétalos... para algunos. Otros no seguimos la corriente y preferimos ver los fallos.

A pesar de los buenos resultados en la competición doméstica -de las peores que recuerdo en cuanto a calidad- el equipo no convenció tanto como debiera o como se suponía. Se había vendido a Schuster como un entrenador que conseguía que sus equipos jugaran como los ángeles cuando su historial nada parecía indicarlo. ¿Motivos? Se desconocen, más aún cuando la relación entre Pedja Mijatovic y el alemán no era en absoluto la adecuada para un entrenador y un director deportivo. Los fichajes habían sido mediocres con dos gratas sorpresas, especialmente la de Sneijder, el mejor fichaje junto a Van Nistelrooy de la era Calderón. ¿Qué fallaba en el Madrid? Aparentemente nada. Desde los púlpitos de la prensa madrileña muchos auguraban la décima -esto Roncero lo hace cada año, para luego decir, el día que la consiga, que él lo había previsto; para qué comentar nada- y por supuesto se congratularon por la mejora sustancial que el conjunto blanco había llevado a cabo. El estilo capellista, por momentos, se había olvidado y gracias a la mejora considerable de Gago en su posición y a la frescura de un exhuberante por momentos Sneijder el Madrid se llevó la Liga sin reproches.

Si en Liga el camino fue fácil y por supuesto merecido, en Copa de Europa no pasó lo mismo. Bueno sí. Pasó lo que llevaba pasando tres años, que un equipo notable en el campeonato local no era capaz de dar la talla en Europa, demostrando una vez más la mediocridad de muchos de sus jugadores. El rival en aquella ocasión fue un Roma muy superior, con jugadores que uno por uno siempre superaron al rival español. Especialmente dolorosa fue la derrota 1-2 en el Bernabeú, en el que tan sólo el arreón de orgullo que un hermético equipo dio, acercó al Madrid a los cuartos de final. La realidad fue mucho más cruda que en Liga. El equipo se mostró incapaz de dominar al Roma en toda la eliminatoria. Guti se hundió, Van Nistelrooy se lesionó para la vuelta -largo capítulo de lesiones desde el año pasado hasta este, fruto de la edad- y Robinho demostró que no iba a ser nunca el genio que prometía. Más allá de la nueva eliminación el equipo se mostró endeble atrás, vacío en el medio del campo y viejo arriba. Las lesiones de Van Nistelrooy y el bajón de calidad de Raúl, la escasa calidad de Diarra y la falta de personalidad de Gago y sobre todo, el desorden táctico, petrificaron al Madrid ante el Roma.

A pesar de ello la temporada se pudo calificar como satisfactoria. Schuster en su primer año había mejorado considerablemente al equipo y se había llevado la Liga con récord de puntos y la sensación de ser imbatible. Los argumentos los mismos que los de Capello. Mucha pegada arriba, un buen portero, y las genialidades de Sneijder o Guti. Poco más. La buena organización táctica por momentos de Capello -por insuficiente- dio paso a un esquema más libre pero menos ordenado, claro. Sin embargo no se notó en exceso, a excepción del Roma, lo cual es decidor del escaso nivel de los equipos de la Liga el año pasado. Como decía, Schuster tenía tiempo para crear el equipo definitivo. El que mantendría los valores, jugaría bien y ganaría tres títulos. El verano se antojaba largo pero ilusionante. Ciegos ante la realidad, muchos auguraban años de reinado.

Vía | Más que Fútbol
Imagen | De archivo

Más que Fútbol ● 2008

1 Comentarios:

Nicolás dijo...

Buenas Andres. Como bien dices, el Real Madrid de Shuster no convencio ni cuando fue campeon de manera justificada.

Hoy, el propio aleman y sus dirigidos, parecen desorientados. Ahota debera mostrar sus credenciales de entrenador capacitado.
Un saludo

PD: ya publique tu post. Me encanto.

www.dalepelota.blogspot.com