martes, 29 de abril de 2008

20.45, semifinales (II)

Andrés Pérez | Y por último, Champions. Digo por último porque la final es otra cosa. Sigue siendo Copa de Europa, sí, el partido más importante, sí. Pero las elimintarorias a ida y vuelta, aquellas que nos vuelcan el corazón y dejan batallas épicas de por medio se acaban con las semifinales de esta noche. Y se podría decir que acaban de buen ver. Gracias, en gran medida, al buen hacer de los equipos ingleses durante la competición, buen hacer, mal acompañado por la presencia de la mayoría de los equipos teóricamente punteros. Sin noticias de los españoles, por mucho que el Barça esté en la semifinal engañosamente, sin noticias de los italianos que salvo la Roma, no supieron hacer frente ninguna eliminatoria y sin noticias de los alemanes, más allá de un rancio Schalke. Me hubiera gustado ver al Oporto en semifinales, probablemente en el sitio del Barcelona. Fatídica tanda de penaltys para los lusos frente al Schalke 04 en cuartos de final. Pero ahora no queda tiempo para lamentarse de una Champions de contrastes provocados por la brillantez y emoción inglesa y por el aburrimiento restante. Ahora, queda contemplar las semifinales.


Mañana juega el Barcelona frente al Manchester en Old Trafford. De él depende no contemplar una justísima final inglesa, pero no creo que lo consiga, he de decir. La ida se saldó con un apurado 0-0 para el Manchester, cierto, pero no es menos cierto que si comparamos el partido del Barcelona con los de Roma o Lyon descubrimos que el Manchester fuera de casa es así, defensivo. Matemáticas aparte, el Barça lo tiene difícil porque no tira a puerta. Con Deco en el campo dominan pero sin el Eto'o de antes, con un Ronaldinho más fuera que dentro y con Henry desaparecido, el Barcelona acusa una alarmante falta de pegada. Dos tiros a Van der Sar en la ida. No sé cuantos cosecharán esta noche en Old Trafford, pero lo que sí sé es que el Manchester no se querrá ir sin goles de Europa, o de su estadio. Si el Barça quiere estar en Moscú debería marcar dos o más goles mínimo. Y no lo veo nada claro.


El miércoles se juega un partido de pronóstico más complicado. El Chelsea lleva 82 partidos sin palmar en casa y acude con la ventaja del gol en propia meta de Riise en la ida, pero el Liverpool es el Liverpool y peores gestas le hemos visto conseguir a lo largo de su larga historia en competiciones europeas. 1-1 en Anfield, en teoría el Chelsea de un renacido Ballack, del gigante Drogba y de la defensa de hierro debería pasar a Moscú, pero el Liverpool juega mejor, es el Liverpool, cuenta con un cuarteto atacante letal (Gerrard, Babel, Kuyt y Torres) y con una pareja de mediocentros que hacen y deshacen a su antojo (Xabi Alonso y Mascherano). Probablemente el partido se decida en el mediocampo, mediocampo que el Chelsea desprecia. He ahí las esperanzas de un motivado Liverpool. Sin embargo, la motivación no lo es todo, y los números, las matemáticas y la lógica dicen que el Chelsea de Grant debería estar en la final. Pero, como todos sabemos, ni el Liverpool, ni la Copa de Europa entienden de números y lógica. Sólo de sueños.

Vía | Más que Fútbol
Imagen | As, Marca

Más que Fútbol ● 2008

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