jueves, 19 de mayo de 2011

La historia se repite en Oporto


Andrés Pérez | A Villas Boas, ya cuando finalizaba el partido, se le adivinaba un brillo en los ojos repleto de orgullo y satisfacción, de altanería, de soberbia juvenil, treinta y tres años, aspecto poderoso, apuesto, guapo, media melena lacia, elegante a la par que informal. El brillo de quien se sabe mejor que su rival y que aflora de forma sospechosa, también, en el espejo en el que todo el mundo refleja a Villas Boas: Mourinho. Por aquel entonces, cuando el destello de la felicidad se adueñaba de las pupilas sobrias y henchidas de gozo de Villas Boas, el Oporto observaba como el impotente Sporing de Braga se estrellaba repetidamente víctima de su propia incapacidad. El Oporto volvía a conquistar la Europa League, el título europeo menor, ocho años después de que lo hiciera, casualmente, veleidades del caprichoso destino, de la mano de José Mourinho.

Un año más tarde aquel conjunto que tenía a Deco por referencia y a un puñado de solventes jugadores portugueses por detrás de él se proclamaría campeón de Eurpoa partiendo desde la defensa. La historia de su entrenador es por todos conocida. Empezó una tarde cualquiera, como la de ayer, con un conjunto azul y blanco sobre el terreno de juego, imponente, bello, esplendoroso, prometedor y, paradójicamente, en este mundo del fútbol globalizado y acaparado por los grandes conjuntos mediáticos, anónimo. De la mano de Moutinho se despliega, se desplegó el Oporto, un compendio de virtudes, de variantes, quizá excesivamente lento en su línea defensiva, posiblemente demasiado extravagante en su portería, letal de la mano de Falcao, un delantero superior, insultantemente superior ante el Sporting de Braga del mismo modo que Hulk ante cualquier otro ser humano.

Corría el minuto 44 de la primera parte y Guarín levantó la cabeza y acto seguido el balón, que se prolongó en una parábola perfecta hasta la cabeza de Falcao, solo, celestial en el salto, hermoso en el remate. Aquel cabezazo de Falcao, cuyas virtudes futbolísticas quedaron suficientemente glosadas con aquellos cuatro tantos al Villarreal en semifinales, suponía otro título para el Oporto. De ahí al final el Sporting de Braga sólo supo tropezarse. El Oporto ha sabido reinventarse desde que en 2004 se emborrachara a base de éxito. Varios años más tarde, repite los pasos que en su día dibujó para tomar Europa. Varios años más tarde, la historia se repite de la mano de un apuesto y carismático entrenador. Oporto. Apunten el nombre. Quizá el año que viene sorprende a más de uno.

Imagen | El País

1 Comentarios:

Manuel dijo...

La temporada del Porto a sido espectacular, un ejemplo a seguir y un equipo al que hay que tenerle un gran respeto la temporada que biene en Champions.

Al contrario que el depor esta que esta no ha sido a suya por el descenso. http://misapuntesdelasemana.blogspot.com/