Mi opinión acerca del traspaso es que beneficia a todas las partes. Al primer interesado, Torres, por cambiar de aires, intentar olvidar las lesiones y aspirar a un desafío mayor -que incluye Champions League-. Al Chelsea porque adquiere a un gran jugador, y al Liverpool porque se deshace de él. No era una carga, ni mucho menos, pero se requerían grandes cambios en Anfield sobre el terreno de juego y sobreponerse a la dependencia de Torres y Gerrard.
Andrés Pérez | Lo cuenta Pol Gustems en ese canto continuo al talento que es Diarios de Fútbol. Es posiblemente la opinión más unánime alejada del entorno red en cuanto al caso Torres. Un traspaso que por más que suponga la marcha del ídolo perdido no debe ocultar el evidente beneficio que conlleva para todas las partes. Carragher fue de los primeros en decirlo, al tiempo que aficionados del Liverpool se dedicaban a prender camisetas del delantero español ya perdido.
Pase lo que pase en el partido de esta tarde, el Chelsea sigue siendo un equipo con mayor proyección que el Liverpool. Se entiende que la compra del conjunto de Abramovich de Torres no es una inversión a corto plazo, ni que el motivo por el que Torres lo ha hecho haya sido ese. Torres arguye en su defensa que su objetivo es ganar títulos, crecer como profesional, como futbolista, y es algo que el Chelsea le puede ofrecer de modo exponencial a como podía ofrecérselo el proyecto roto y sin rumbo de la entidad red. Cuenta el delantero que tiene por delante los tres mejores años de su carrera deportiva. Si en ellos consigue una Champions League por primera vez para la historia del club londinense habrá hecho historia y habrá justificado la millonada que ha costado.
En caso contrario, de no ganar nada tampoco en Londres, hablaríamos de un futbolista inflado en cada traspaso y poseedor de cero títulos de club. De él depende estar a la altura.
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