Andrés Pérez | Hablar de humanidad en equipos cimentados en el poder del euro se antoja inverosímil. Pero aún así el fútbol admite sorpresas con las que deleitar al espectador cada jornada que pasa. Es un rayo de luz, una esperanza, pero no por ello, por etérea y circustancial, debemos dejar de aferrarnos a ella. Durante la pasada jornada el Barça empató y se mostró vulnerable ante el Valencia. No jugó bien y empató de manera mediocre, tal y como no nos tiene acostumbrados. Y el Madrid venció, 4-2 al Valladolid, pero mostró síntomas de debilidad cada vez que un jugador vestido de violeta se acercaba al área de Casillas. ¿Suficiente motivo para creer que hay vida más allá de los dos grandes? En absoluto. Pero como les digo, de esperanzas vive el hombre y en las demostraciones de humanidad de seres en teoría por encima del bien y del mal está la grandeza de un deporte que, progersivamente, camina, en España, hacia una polarización triste y degradante.
Como decía, empató el Barça en Valencia en un partido sin historia ni salsa con la que endulzarlo. Aburrieron. Y en el Barça es noticia. En el Valencia, frente al todopoderoso campeón de todo, no es una sorpresa, sino un ejemplo de cómo plantar cara a un conjunto superdotado y superlativo en todos sus sentidos, en cada jugada que trenza, en cada aproximación al área rival, en cada corte expeditivo de sus centrales. La excelencia se apaga con la ilusión, nos dicen, y debemos creer en ello, debemos asumir que por medio de los sueños se consiguen las épicas gestas. No es este un discurso destinado a lapidar al Barcelona. Nada más lejos de la realidad. Es un mero y simple relato de un aficionado harto de ver cómo su Liga se resume en dos equipos por encima del resto por el vil metal.
El Valencia pudo demostrar al mundo entero que sí, que el Barça tiene freno. Y el Valladolid hizo lo propio aunque sorprendiera menos. Es cierto, y no conviene olvidarlo, que el Madrid se llevó los tres puntos, pero no es menos certero que el conjunto de Mendilibar se acercó diez veces con peligro latente a la portería de Casillas, que lanzó diez córners y que logró evidenciar las carencias de un equipo millonario en su propio estadio. El Madrid es un equipo destinado, durante los últimos años, a la tragicomedia. Vence y sufre de una manera trágica y cómica al mismo tiempo, y parece sentirse más a gusto cuando le aprietan que cuando domina con claridad. Lo demuestran día a día, partido a partido, aunque cuesta imaginar que con tal actitud logren imponerse a equipos de mayor talla en todas sus líneas que un más que honroso Valladolid. Si alguien tiene que abandonar el partido del sábado con la cabeza baja no es el conjunto violeta. Es el once tutelado por Pellegrini. Es el club del euro presidido por Florentino. El Madrid atravesó momentos de buen juego, pero el Valladolid supo leer la descordinación absoluta de la defensa blanca. Y en tal hecho, baldío huelga decir, atisbamos otro rayo de esperanza.
Mientras tanto, con el Villarreal hecho polvo, con el Atlético hundido frente al Osasuna y con el Valencia inmerso en un mar de dudas, la Liga seguirá siendo cosa de dos. Porque el resto de equipos no da con la tecla de la excelencia adecuada para fraguar una lucha frente a semejantes titanes. Por debajo, en la mundana realidad, el Zaragoza decidió inmolarse frente a un Racing sometido, el Xerez tiró de orgullo para hundir al Villarreal, el Málaga prefirió arrancar mal, como lo lleva haciendo toda la temporada, el Athletic sucumbió ante un Sporting imperial con De las Cuevas en un estado de forma absolutamente espectacular y el Tenerife se dejó la piel frente a un Espanyol que en absoluto está tan mal como pretende parecer. ¿Humanidad? La cuarta acepción de la RAE dice lo siguiente: "Fragilidad o flaqueza propia del ser humano". Imaginen, por un momento, que la RAE está en lo cierto. Que el título del post es acertado. Imaginen y disfruten en sus sueños. Se evaporarán en la siguiente jornada, cuando los dos grandes de siempre aburran con victorias de abultado calibre.
Resultados | (pincha aquí)
Clasificación | (pincha aquí)
Resumen del Real Madrid - Valladolid |
Resumen del Osasuna - Atlético de Madrid |
Vía | YouTube, RAE, El País, Marca
Imagen | As, El País
Como decía, empató el Barça en Valencia en un partido sin historia ni salsa con la que endulzarlo. Aburrieron. Y en el Barça es noticia. En el Valencia, frente al todopoderoso campeón de todo, no es una sorpresa, sino un ejemplo de cómo plantar cara a un conjunto superdotado y superlativo en todos sus sentidos, en cada jugada que trenza, en cada aproximación al área rival, en cada corte expeditivo de sus centrales. La excelencia se apaga con la ilusión, nos dicen, y debemos creer en ello, debemos asumir que por medio de los sueños se consiguen las épicas gestas. No es este un discurso destinado a lapidar al Barcelona. Nada más lejos de la realidad. Es un mero y simple relato de un aficionado harto de ver cómo su Liga se resume en dos equipos por encima del resto por el vil metal.
El Valencia pudo demostrar al mundo entero que sí, que el Barça tiene freno. Y el Valladolid hizo lo propio aunque sorprendiera menos. Es cierto, y no conviene olvidarlo, que el Madrid se llevó los tres puntos, pero no es menos certero que el conjunto de Mendilibar se acercó diez veces con peligro latente a la portería de Casillas, que lanzó diez córners y que logró evidenciar las carencias de un equipo millonario en su propio estadio. El Madrid es un equipo destinado, durante los últimos años, a la tragicomedia. Vence y sufre de una manera trágica y cómica al mismo tiempo, y parece sentirse más a gusto cuando le aprietan que cuando domina con claridad. Lo demuestran día a día, partido a partido, aunque cuesta imaginar que con tal actitud logren imponerse a equipos de mayor talla en todas sus líneas que un más que honroso Valladolid. Si alguien tiene que abandonar el partido del sábado con la cabeza baja no es el conjunto violeta. Es el once tutelado por Pellegrini. Es el club del euro presidido por Florentino. El Madrid atravesó momentos de buen juego, pero el Valladolid supo leer la descordinación absoluta de la defensa blanca. Y en tal hecho, baldío huelga decir, atisbamos otro rayo de esperanza.
Mientras tanto, con el Villarreal hecho polvo, con el Atlético hundido frente al Osasuna y con el Valencia inmerso en un mar de dudas, la Liga seguirá siendo cosa de dos. Porque el resto de equipos no da con la tecla de la excelencia adecuada para fraguar una lucha frente a semejantes titanes. Por debajo, en la mundana realidad, el Zaragoza decidió inmolarse frente a un Racing sometido, el Xerez tiró de orgullo para hundir al Villarreal, el Málaga prefirió arrancar mal, como lo lleva haciendo toda la temporada, el Athletic sucumbió ante un Sporting imperial con De las Cuevas en un estado de forma absolutamente espectacular y el Tenerife se dejó la piel frente a un Espanyol que en absoluto está tan mal como pretende parecer. ¿Humanidad? La cuarta acepción de la RAE dice lo siguiente: "Fragilidad o flaqueza propia del ser humano". Imaginen, por un momento, que la RAE está en lo cierto. Que el título del post es acertado. Imaginen y disfruten en sus sueños. Se evaporarán en la siguiente jornada, cuando los dos grandes de siempre aburran con victorias de abultado calibre.
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Vía | YouTube, RAE, El País, Marca
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