lunes, 5 de octubre de 2009

El Sevilla alza la voz (Jornada 6)

Andrés Pérez | Y cuando todos quisimos creer que la Liga se resumía en dos equipos muy por encima de todos los demás, llegó el Sevilla. Y lo hizo por la puerta grande. Venía avisando, venía pegando fuerte, venía de atormentar cruelmente al Glasgow Rangers en Ibrox Park. Y se postró el Real Madrid ante él. Sin Ronaldo pero con Kaka', guapo él, elegante, sofisticado, millonario, de potencia desmesurada. El Madrid, claro. El Madrid, señores. Nada más y nada menos. Simplemente eso, un equipo, objetó el Sevilla. Y despreocupado, desatado, volcado hacia el área de Casillas se hizo con el poder del partido, puso a prueba la maquinaria perfecta ideada por Florentino Pérez, demostró con argumentos plausibles las carencias que el Madrid venía arrastrando desde el inicio de temporada, se aferró a Navas y a Perotti, abrió el campo, jugó al fútbol de manera vertical y descarada, deshilachó las líneas del Madrid, que, paso a paso, perdía el conocimiento noqueado. Y ganó. Y alzó la voz entre todos los demás, valiente, osado, para decir que no, caballeros, no. Esta Liga no está muerta. El Sevilla no se resigna ante la obviedad.

Porque la obviedad no lo es tal. Algunos lo intuíamos, otros lo omitían. El Madrid nunca ha jugado bien desde que dio comienzo la temporada y un equipo de nivel lo ha demostrado. Bien es cierto que tras el inicio de la segunda mitad y el gol de Pepe, el conjunto de Pellegrini dominó a su antojo y siempre dio la sensación de poder marcar antes el segundo que su inoportuno e inesperado rival, pero no es menos verídico que los errores defensivos y la ausencia total de juego colectivo dilapidaron el anhelo madridista de mantenerse, una jornada más, un equipo potente menos, delante del Barcelona, que sufrió ante el Almería. A rachas, a ráfagas. A base de cerciorarse en una actitud loable, la de la obstinación por un objetivo, el gol, el Madrid consiguió ahogar al Sevilla por puro talento, no por orden ni concierto. No fue suficiente. Recuperado de tan exhuberante demostración de atributos, el conjunto de Jiménez se valió de un nuevo disparate defensivo del Madrid para sentenciar. Para gritar al cielo.

2-1 para el Sevilla y la Liga que resucita. A costa del Madrid, a favor de todos los aficionados. Para colmo de casualidades, el Barça jugó sin energía ni fe ante el Almería. Hugo Sánchez, antaño goleador implacable, se mostró como un defensor táctico sencillamente perfecto. Un equipo limitadísimo en relación al Barcelona consiguió desquiciar a sus jugadores, apagó a Xavi a costa de una estrategia milenaria y en absoluto ilegítima, la del marcaje al hombre, y tan sólo se rindió ante Pedro, Pedrito, o como plazca llamarle, que sorprendió con un gol antológico al mexicano que, desde su banquillo, maldecía el día en que no preveyó la genialidad de un canterano que camina por senderos de gloria. Por lo demás el Barça no se encontró nunca porque no encontró a Xavi, abrumado y desconcertado ante el marcaje al hombre, invento antiguo recuperado para la causa. Para una causa loable: parar a un equipo imparable.

Críticas aparte, el Barça ganó y, no, no jugó bien, pero es líder con tres puntos de ventaja respecto al Madrid. Primer bache. Se preveen pocos y probablemente tan sólo el Sevilla, el Atlético o el Valencia supongan alguno en el camino de los dos tiranos del euro. Puede parecer mentira pero hay más liga. Por ejemplo la del Zaragoza, o la del Atlético, extraños equipos irregulares y desconcertantes. El Atlético se impuso no sin dificultad ante un Zaragoza excesivamente blando. No destaca el equipo de Marcelino, siempre bien colocado, tácticamente impecable, elegante en el diseño del juego ofensivo, por su capacidad para remachar. Partidos y jugadas, aciertos y soluciones. Quizá sea un problema de mentalidad o de rodaje, pero es el único hándicap que se le ve a un Zaragoza que dominó, lo quieran creer o no los periodistas de Madrid, a un Atlético sustendado en Jurado y Cléber, antaño defenestrados del equipo colchonero. Venció el Atlético porque Babic lanzó un penalty y Carrizo no cubrió un palo evidente. Nada más. No hay ninguna resurreción en la victoria del sábado. Ni tampoco ningún drama en la derrota del Zaragoza. Por ese camino la salvación es segura.

Por lo demás, ninguna sorpresa destacable. Se sirvió de Zigic el Valencia para doblegar a un Racing peligrosamente enfilado hacia el abismo, empataron Valladolid y Athletic en su particular Liga: ambos juegan la misma. El Getafe recuperó parte del orgullo laminado en Zaragoza a costa de un Osasuna, un año más, claro candidato a luchar por la supervivencia, por el pan suyo de cada día. El Xerez marcó gol, lo cual es noticia, y empató, lo cual también lo es. Sin embargo sus aspiracines, hoy por hoy, se reducen a eso. A marcar algún gol, disfrutar de una honrosa estancia en Primera y enfocar la vuelta a la categoría de plata. Quizá no suceda así, pero hoy, la perspectiva a tomar es esa. El Sporting sacó tres puntos de oro y goleó, para gozo de los allí presentes, a un Mallorca que no ha de sentirse preocupado por tan fragrante derrota puesto que en casa es un conjunto implacable y siempre complejo de dominar, y, finalmente, perdió el Tenerife en casa. La vuelta a la realidad tras un año siendo un equipo invencible en su feudo. El Deportivo de Guardado necesitó de un córner mal defendido. Simple y llanamente.

Clasificación | (pincha aquí)

Resultados de la jornada | (pincha aquí)

Los goles del Sevilla-Real Madrid |



Los goles del Atlético de Madrid-Real Zaragoza |



Vía | El País, YouTube, Marca, Más que Fútbol
Imagen | El Mundo

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