Andrés Pérez | Al Inter, equipo propenso a la desgracia, le debió saber a gloria la victoria de ayer frente al Chelsea. Acostumbrado como suele a flaquear en los momentos de importancia, a no saber imponer ni su nombre ni su historia allende Italia, empequeñecido a pesar de sus reiteradas victorias en el Calcio, ayer debió rozar el orgasmo. Venció al Chelsea, al todopoderoso Chelsea, el equipo que lleva alcanzando las semifinales prácticamente todos los años desde 2003.
Uno de los grandes. Solían los neroazzurros reblandecerse en Europa, palmar ante el Villarreal, o ante el Liverpool, no hacer justicia a sus figuras o viceversa, sucumbir ante el peso de su cliché fatalista. Anoche no. Anoche Diego Milito se propusó asombrar a Eurpoa definitivamente, reírse de todos aquellos que desearon no ficharle cuando lo tuvieron al alcance de su mano. Anoche Mourinho se gustó, gesticuló airadamente como suele, se deleitó haciendo lo que mejor sabe hacer. Ganar.
La cuestión es, ¿superará el Inter los octavos? Parece improbable, atendiendo a las estadísticas, que el Chelsea sucumba en Stamford Bridge, no aún en octavos de final, pero el Inter, este año, es otro. Lo dirige Mourinho, solo con eso debiera bastar. El fatalismo, las maldiciones, años después, quedan atrás. Un entrenador. Un delantero. Un espíritu. La confianza ciega de los jugadores en sí mismos y sobre todo en Mourinho. Un cómputo de casualidades buscadas. Todo ello obra la leyenda. Recuerden: la última vez que el Chelsea palmó en octavos lo hizo frente al futuro campeón, en 2006.
Vía | Wikipedia, El País, BBC
Imagen | Qué.es
Uno de los grandes. Solían los neroazzurros reblandecerse en Europa, palmar ante el Villarreal, o ante el Liverpool, no hacer justicia a sus figuras o viceversa, sucumbir ante el peso de su cliché fatalista. Anoche no. Anoche Diego Milito se propusó asombrar a Eurpoa definitivamente, reírse de todos aquellos que desearon no ficharle cuando lo tuvieron al alcance de su mano. Anoche Mourinho se gustó, gesticuló airadamente como suele, se deleitó haciendo lo que mejor sabe hacer. Ganar.
La cuestión es, ¿superará el Inter los octavos? Parece improbable, atendiendo a las estadísticas, que el Chelsea sucumba en Stamford Bridge, no aún en octavos de final, pero el Inter, este año, es otro. Lo dirige Mourinho, solo con eso debiera bastar. El fatalismo, las maldiciones, años después, quedan atrás. Un entrenador. Un delantero. Un espíritu. La confianza ciega de los jugadores en sí mismos y sobre todo en Mourinho. Un cómputo de casualidades buscadas. Todo ello obra la leyenda. Recuerden: la última vez que el Chelsea palmó en octavos lo hizo frente al futuro campeón, en 2006.
Vía | Wikipedia, El País, BBC
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