martes, 16 de junio de 2009

El problema no es lo que vale, es lo que cobra

Andrés Pérez | Llego tarde, lo sé, pero el cuerpo me lo pide. Tanto se ha hablado, tanto se ha dicho de la nueva política del Real Madrid en el mercado de fichajes que se antoja complicado mantenerse al margen a pesar de preferir destinar los quehaceres diarios a asuntos más relevantes. El Real Madrid se ha gastado 150 millones de euros en dos futbolistas. Meros personajes sin más habilidad que darle bien patadas al balón. ¿Valen eso? ¿Merece la pena pagar semejante cantidad por dos hombres mundanos y corrientes alejados de un esférico de cuero y de un tupido césped? Como personas desconozco su valía económica, si es que tal condición se puede medir en dinero, pero como negocio y como trabajadores de una empresa es probable que lo valgan. Entendamos, es un negocio maravilloso alejado del ámbito deportivo. El Madrid tiene deuda, ficha a un jugador carísimo como es Cristiano Ronaldo, sí, pero sus beneficios a pesar de todo se ven incrementados. En términos empresariales, y de esto Florentino Pérez entiende un rato largo, es un negocio redondo, lícito y absolutamente lógico. Nada que reprochar pues, a pagar 94 millones de euros por alguien si ese alguien, llámenlo X, es capaz de revertir y duplicar tal cantidad.

Insisto en que en términos empresariales no hay nada achacable a Florentino Pérez. Ronaldo y Kaka' reportarán muchos beneficios, más de lo que han costado. Nadie osaría a juzgar a cualquier empresario por comprar a un precio altísimo la última tecnología si con ella es capaz de triplicar los beneficios de una empresa. Es una apuesta futura, es una apuesta segura. Se lo puede permitir puesto que tiene dinero para ello. En resumidas cuentas, progreso. Alejado del ámbito puramente económico, además, sendos fichajes otorgan al Madrid un plus de calidad innegable en lo estrictamente deportivo. Por tanto son dos fichajes redondos a un altísimo y desorbitado coste, sí, pero valen su peso en oro puesto que sus beneficios superan la inversión. Por tanto el problema no es lo que valgan como mercancía, o como negocio, sino lo que cobran. Como empresa, el Real Madrid juega sus cartas y las juega bien. Redundo en que no hay nada malo en ello. Ahora bien, a uno se le saltan las lágrimas al escuchar que Cristiano Ronaldo ganará mil euros a la hora.

Calculen, España va camino de ser un país con la mitad de la población cobrando escasos mil euros. Mil euristas. Mil euros al mes, aproximadamente lo mismo que Cristiano Ronaldo, un hombre sin más valor que lucir palmito y crear magia con un cuero redondo, en sesenta minutos de su vida. Ahí, probablemente, radique la verdadera locura de este fútbol, convertido en mercado y que mantiene su espíritu, levemente, por las aficiones. Impertérritas ante tanta desfachatez, ante tanto derroche y sinrazón económica. La mercantilización del fútbol alcanzó hace tiempo el punto de no retorno y el asunto de Ronaldo y su altísima ficha es un caso más, dentro de tantos, de cómo el deporte maneja cifras injustas e insospechadas tiempo atrás, de cuando el fútbol era un deporte de honor, sueños e ilusión deportiva.


[El Ferrari de Ronaldo, estrellado tras estrenarlo]

Pocos jugadores merecen cobrar lo que cobran. Entiendo que para la moral del resto de la humanidad, o, sin ir más lejos, de todos aquellos que cada mes se dejan la piel y la vida en su trabajo para recibir mil miseros euros, el sueldo astronómico de los futbolistas sea toda una vejación. Una falta de respeto. Lo entiendo y de hecho lo comparto. A este ritmo, el fútbol terminará por autodestruirse. Es posible que el sueldo desorbitado de las grandes estrellas abrume al ciudadano mundano de a pie, sí, pero debiera recordar que el fútbol no es más que el espejo de la sociedad en la que se fragua. No es tan desmesurado el sueldo de Ronaldo, Messi, Ibrahimovic o Kaka' como el de los altos ejecutivos que, sentados en su despacho, han llevado a centenares de empresas a la quiebra. No es tan obsceno ver a Cristiano Ronaldo estrellando Ferraris en Inglaterra como que los altos cargos de AIG, la aseguradora americana que tuvo que rescatar el Gobierno Obama, se repartieran los fondos del Gobierno destinados a reflotar la empresa en vacaciones paradisiacas. No lo es tanto si recordamos cómo los grandes gerifaltes de General Motors, hundida la empresa, acudieron en helicópteros privados a la Casa Blanca con media plantilla mundial de patitas en la calle.

El fútbol es el espejo de lo que somos. De la sociedad que hemos creado, premiando injustamente a quienes creíamos que lo merecían. Una vez agotada la bonanza, el dinero, el crecimiento, el capitalismo salvaje, una vez hundido todo ello, en suma, nos duele comprobar lo imbéciles que hemos sido hasta ahora. No es más que eso. De la demagogia se encarga la prensa afín al Barça.

Vía | Quinta Velocidad, El Universal, Mundo Deportivo, El Mundo, El País, Finanzas
Imagen | Cadena Ser, The Guardian, Buzz

2 Comentarios:

Alvaro dijo...

Está claro que suena a irrealidad que cualquier ciudadano trabaje día y tarde para conseguir si acaso 1.100 € y que luego, futbolistas como el mencionado Ronaldo cobre eso a la hora. Sin embargo, pienso que es lo que a cada uno se le ha asignado en la vida. Unos nacen paraser jefes, otros personas de mantenimiento, otros policías, otros futbolistas amateurs y otros futbolistas de élite mundial. Los últimos, los que han tenido la suerte de poseer unas capacidades futbolísticas casi mágicas, son sin duda los más afortunados.

Un abrazo.

Eduardo Lázaro dijo...

Poco más que decir... que los disfrute.
Quiera el Real Madrid hacer algo tan "gordo" esta temporada como la inversión tan "gorda" que van a llevar a cabo.
Saludos.