Andrés Pérez | En otro universo paralelo, o mejor dicho, en otra latitud muy diferente a la nuestra, el fútbol mantiene aún su espíritu. Sobrevive incorrupto a los desmanes ajenos al propio deporte, se presenta como la esperanza de cualquier humano lastrado por las guerras, las dictaduras, las pestes, las pandemias y la injusticia. Amén de la pobreza, claro. En tal panorama, es normal que el ser humano sea de la raza que sea busque algo de complacencia en un mero y simple deporte. En la ilusión de cada día, en la fiesta, en la felicidad, en evadirse por noventa minutos del drama cotidiano que rodea sus días. Sudáfrica no es el país más pobre de África, al contrario, es el más rico, pero su espíritu es el espíritu del continente. No es el mundial de Sudáfrica. Es el mundial de África, de una cultura, de otro modo de ver la vida. Es el torneo que situará a África, el malogrado continente, la tierra profanada y desmembrada por el hombre blanco tantos años atrás, en el mapa occidental.
No es un asunto menor, no en vano, que por primera vez un país de África sea noticia por un hecho positivo. La afición sudafricana dio una lección a Europa. Entraron gratuitamente, es posible, pero no cejaron en su empeño feliz y decidieron animar, cantar y bailar pese al tedioso partido que se jugaba en el tapiz verde. Animaban a Irak, animaban a España. En realidad era un partido indiferente para todos ellos pero allí estaban, sabedores de su suerte y sabedores de que el fútbol, por encima de todo lo demás, es una fiesta irrepetible capaz de llenar el corazón de quienes lo viven de alegría. España ganó sí, lo hizo a trompicones y jugando uno de los peores partidos del último año, cierto. Pero la noticia no es esa. La noticia es ver sonreir a África.
Sea como fuere, ajenos a la fiesta mundana de la grada, España decidió saltar al campo al ralentí. Con el césped altísimo y dificultando notablemente la circulación del balón del conjunto de Del Bosque, la selección no pudo más que tocar y tocar frente a la muralla que Milutinovic había perpetrado en torno a su portería. Irak se defendió lo más honrosamente posible y demostró como el fútbol es capaz de superar la pobreza y la guerra, amén de la injusticia. Es loable por parte de Irak mantener un conjunto en tales circunstancias y no es menos elogiable que se planten en plena Copa Confederaciones y aguanten el tipo muy dignamente frente a la España actual. Villa, adormecido durante todo el partido, finiquitó el encuentro y se reconcilió consigo mismo tras un centro magistral de Capdevilla. Lo demás, probablemente sobró. Ayer España se enfrentó a muchos de sus rivales de aquí en adelante, y mejor o peor, se sobrepuso para seguir supernado marcas. Ya son 34 partidos sin perder. Histórico.
Sudáfrica venció a Nueva Zelanda por dos goles. Irak, para clasificarse, tendrá que hacer lo propio y esperar que España venza por una diferencia mayor de un gol. Lo tiene complicado, y no deseo nada negativo a Sudáfrica, pero sería memorable que una selección como la irakí alcanzara las semifinales de la Confederaciones y se enfrentara o a Brasil, o a Italia. Mis mejores deseos para ellos. Si alguien se lo merece, es Irak.
Vía | As
Imagen | Marca
No es un asunto menor, no en vano, que por primera vez un país de África sea noticia por un hecho positivo. La afición sudafricana dio una lección a Europa. Entraron gratuitamente, es posible, pero no cejaron en su empeño feliz y decidieron animar, cantar y bailar pese al tedioso partido que se jugaba en el tapiz verde. Animaban a Irak, animaban a España. En realidad era un partido indiferente para todos ellos pero allí estaban, sabedores de su suerte y sabedores de que el fútbol, por encima de todo lo demás, es una fiesta irrepetible capaz de llenar el corazón de quienes lo viven de alegría. España ganó sí, lo hizo a trompicones y jugando uno de los peores partidos del último año, cierto. Pero la noticia no es esa. La noticia es ver sonreir a África.
Sea como fuere, ajenos a la fiesta mundana de la grada, España decidió saltar al campo al ralentí. Con el césped altísimo y dificultando notablemente la circulación del balón del conjunto de Del Bosque, la selección no pudo más que tocar y tocar frente a la muralla que Milutinovic había perpetrado en torno a su portería. Irak se defendió lo más honrosamente posible y demostró como el fútbol es capaz de superar la pobreza y la guerra, amén de la injusticia. Es loable por parte de Irak mantener un conjunto en tales circunstancias y no es menos elogiable que se planten en plena Copa Confederaciones y aguanten el tipo muy dignamente frente a la España actual. Villa, adormecido durante todo el partido, finiquitó el encuentro y se reconcilió consigo mismo tras un centro magistral de Capdevilla. Lo demás, probablemente sobró. Ayer España se enfrentó a muchos de sus rivales de aquí en adelante, y mejor o peor, se sobrepuso para seguir supernado marcas. Ya son 34 partidos sin perder. Histórico.
Sudáfrica venció a Nueva Zelanda por dos goles. Irak, para clasificarse, tendrá que hacer lo propio y esperar que España venza por una diferencia mayor de un gol. Lo tiene complicado, y no deseo nada negativo a Sudáfrica, pero sería memorable que una selección como la irakí alcanzara las semifinales de la Confederaciones y se enfrentara o a Brasil, o a Italia. Mis mejores deseos para ellos. Si alguien se lo merece, es Irak.
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1 Comentarios:
Muchos se quejan de que los estadios no están llenos, pero nadie piensa que si el torneo se hiciese en España, nadie iría a una Sudáfrica - Nueva Zelanda a las 4 de la tarde...
Muy bueno el blog
Te espero en http://nuestrofootball.blogspot.com
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