jueves, 4 de diciembre de 2008

El máximo organismo de la vergüenza europea

Andrés Pérez | Leo con estupor en El País la condena con la que se castigará a Santos Mirasierra, el aficionado ultra del Olympique de Marsella, por los altercados que provocó en el Vicente Calderón aquel partido de Copa de Europa en el que el Atlético venció y perdió. Venció en el campo y perdió en los despachos. Mirasierra, de pelo largo y engreñado, se presentó al juzgado con una chaqueta azul celeste en honor a su equipo y con una coleta en señal de formalidad. No servirá. Si el juez aprueba la sentencia más dura el aficionado francés pagará con ocho años de cárcel en España por haber hecho lo que tantos otros hicieron. No prentedo exculpar a este hombre, a quien no conozco y a quien no juzgo, pretendo explicar que Mirasierra no hizo más que otros tantos cafres del Marsella. Tenga razón o no, es decir, defendiera a la mujer de la carga policial o no, una pena de ocho años por altercados en un estadio me parece excesiva. No ha matado a nadie, así como no ha robado nada. Violadores con delitos más graves han sufrido penas menores. No perdamos la cabeza. Mirasierra no debe ser la cabeza de turco de nuestra venganza, porque, no lo olvidemos, es nuestra al estar la justicia española de por medio.

Dejando a un lado el juicio a Mirasierra, que merece un castigo pero temo que no tan elevado, el artículo de El País transcribe las palabras de un aficionado marsellés dirigidas hacia la afición del Atlético de Madrid. No son nuevas, lo sé, pero las leo ahora y me estremezco ahora: "Los marselleses esperan al Atlético impacientemente. Os vamos a merendar a todos, banda de hijos de puta. Santos en prisión por 8 años - 8 seguidores del Atlético muertos. Venid muchos, banda de hijos de puta". Este es el prototipo de marsellés medio, o al menos así nos lo traslada el estúpido francés que pretende amenazar a toda una afición vía mail. Es éste personaje, o mejor dicho, este tipo de personajes, quienes deben estar perseguidos en el fútbol, de quienes la UEFA se debe preocupar. Sin embargo el máximo organismo de la vergüenza europea, el mismo capaz de cerrar el estadio del Atlético por unos hechos provocados por la grada marsellesa, el mismo organismo capaz de contradecir a la justicia española con la sanción anterior, se dedica a perseguir cualquier comportamiento español al tratarse supuestamente de racista y violento.

La vorágine racista creada en Europa en torno a España es cuanto menos preocupante no por tratrarse de una vorágine sino por creer que España es racista. España no es racista. No a gran escala. Los españoles tendemos a la mofa por naturaleza y por norma general los cánticos simulando a un mono —normalmente quienes lo pronuncian son más monos que ninguno— son una burla excusada en el color de piel de un determinado jugador. Grotesco sí, pero no racista en el término absoluto de la palabra —en España no se aparta a los de otra raza en ghettos, ni se les excluye de la vida social y laboral, no tienen menos derechos ni se les ataca y aparta por el simple hecho de ser diferentes, no todos pueden presumir de lo mismo—. Se trata de un caso parecido al de Guti, a quien por su aspecto afeminado se le tilda de homosexual. No por ello España es homófoba, temo. Europa es la menos indicada para darnos lecciones de nada, ni de racismo ni de rechazo a colectivos. Basta pasarse por cualquier campo inglés, allí donde Campbell es discriminado con cánticos vejatorios para cualquier ser racional por dos veces. En su condición de negro y en su condición de homo sexual. O pasear por Amsterdam, Holanda, un país absolutamente racista donde el sentimiento nacionalista está mucho más exacerbado que en España; o viajar al sur de Italia, donde son quemados campamentos enteros de rumanos y donde el Presidente del Gobierno declara abiertamente que los rumanos deben salir de Italia.

Reconozco que Francia es un país ejemplar para todos. En todos los aspectos. No tengo nada que alegar contra los franceses como colectivo, pero sí contra los ultras del Marsella y contra el cacique Platini, tan bueno como jugador como nefasto, ventajista, imparcial y subjetivo como directivo del máximo organismo de la vergüenza europea. Cada partido del Marsella en el Velodróme es un festival de humo en uno de los fondos, allí donde los ultras del Marsella se asientan cada fin de semana. Dan pena, como la dan todos los grupos ultras de Europa, pero dan miedo, como lo dan a su vez todos los grupos de cabestros de Europa. Entendamos la palabra ultra en este sentido como aquellos colectivos llamados de animación que hacen de todo menos animar, para quienes el fútbol es una mera excusa por la que buscar bronca contra los rivales. Hablo de esos ultras. No de los grupos de animación ultra que buscan animar a su equipo y olvidarse del contrario. No confundamos, ya que no todos los ultras son violentos y no todos los violentos son ultras. En cualquier caso las acciones de Platini van más allá del castigo al Frente Atlético, tan repudiable como los Ultras Marseille.

Llegamos al fondo de la cuestión, al problema por el cual el Vicente Calderón es clausurado un partido por unos altercados provocados por la afición rival y el Velodróme, estadio francés de un equipo francés, no es clausurado por un directivo francés cuando sus aficionados amenazan abiertamente con la muerte a los ultras rivales y donde las bengalas están a la orden del día con el peligro que suponen para cualquier humano en un estadio. Sea Dida o un niño. No hablaré de una campaña pero sí de un ventajismo exagerado de Platini hacia sus compatriotas. Platini. Ejemplo de cómo no debe comportarse un directivo de la UEFA. Quizá hablar de directivo de la UEFA sea hablar de incompetencia, corrupción, ventajismo, nulo conocimiento de fútbol y de las aficiones que le rodean y vivir bien en una mansión en los alpes suizos. Quizá Platini se tenga que arrepentir de lo que ha creado, de su sanción al Vicente Calderón y de su hipocresía respecto al Marsella. Que no lo tenga que lamentar. Que no suceda nada. Por el bien de todos. Serás tú, presidente de la UEFA, quien cargue con el peso de una vergüenza en Marsella la semana que viene. Tú, los aficionados del Marsella y nadie más.

Noticias Relacionadas | "Soy un ultra pero no soy un criminal" (El País)
Vía | ESPN, As, El País, Más que Fútbol
Imagen | Files Fluctuat, Marca, Google Images

Más que Fútbol ● 2008

3 Comentarios:

Pablo Orleans dijo...

Ya conocemos a Platini. Hasta que no se vaya de máximo representante del máximo organismo de la vergüenza europea...(me gusta el nombre...) va a intentar 'joder' a los equipos españoles.
Tanta envidia de que el fútbol español sea el mejor del mundo (no sólo en Ligas y competiciones europeas, sino también en cuanto a selección) y el fútbol francés se haya quedado en nada, en todo (que raro suena esto...), hace que siempre que este señor(?) o un paisano suyo, esté en un cargo como el que ocupa actualmente va a ser perjudicial para cualquier equipo de nuestro país y beneficioso(?) o cuanto menos, favorable para equipos del país de la Liberté, egalité y fraternité que poco lleva a cabo en monsieur(?) Platini.

Ahora, lo que debe hacer el Atlético es comerse con fatatas a los franceses en el campo, haciendo caso omiso de las declaraciones de algún ultra violento o violento sin ser ultra que no sabe hacer ottras cosas que amenazar a los seguidores colchoneros.

Como bien has dicho, esperemos que no pase nada en las gradas.

Un saludo amigo.

Nicolás dijo...

Una verguenza lo de los ultras del Marsella y lo de Platini, una persona absolutamente detestable e irracional como directivo de la Uefa o de "La verguenza europea" ...

Por el bien de todos, espero que no pase nada en el Velodrome.
Un abrazo Andres.

www.dalepelota.blogspot.com

Dani Jerez dijo...

Platini es un gilipollas, más claro, agua. Yo no se muy bien como fueron los altercados pero la verdad es que a priori 8 años por una reyerta con la policia parece excesivo, al menos si no iba armado.

La afición del Olympique está quedando como el culo, van a pagar todos por unos pocos y la imagen del club y su afición va a quedar a la altura del betún.

Un saludo de cibermadridista.blogspot.com