domingo, 23 de abril de 2006

Final del cuento de hadas (Espanyol 4 - 1 Real Zaragoza)


No había una forma más cruel de acabar la copa del Rey. No había peor castigo para un equipo que había hecho todo lo imposible en esta Copa por ganarla. Tampoco habia peor rival. Posiblemente de entre los 20 equipos que conforman la primera división al Real Zaragoza le iban bien todos menos el Espanyol. Es casi digno de estudio el extraño gafe que mantiene unido al Espanyol con el Real Zaragoza, desde que tengo uso de memoria, asocio la palabra Espanyol con partido difícil y perdido. Solo reuerdo un dia ganado, el año en el que se salvó el Espanyol de el descenso en el último minuto de la Liga. Ese equipo de Hadji, Tamudo (incombustible, merece un parrafo) y Luis Fernandez y su chupa chups perdió ante el Zaragoza en Montjuic, el Zaragoza del primer año de Villa (espléndida jugada) y Galleti (espléndida chilena por si no la recuerdan).

Cuando el Zaragoza supo que le tocaba el Madrid en semifinales Victor Muñoz dijo: "Si eliminamos al Atlético, Barça y Madrid juntos, nos deberían dar la final ganada antes de jugarla". Sí, si este torneo fuera por puntos o por gigantes derribados, pero en la Copa y más en la final poco importa si has derribado a 3 colosos (aunque 2 en horas dramáticamente bajas), puedes perder ante el aparentemente más debil.
Así pasó, y no se puede seguir recordando más como lo que fue, una decepción. Ahora poco se recordará el 6-1 o 4-2 (en la memoria de toda Zaragoza, en el olvido de toda España), ahora solo se recordará el 4-1 que el Espanyol le endosó al Zaragoza metralleta, ese que te metía 3 goles en 20 minutos sin haber tenido una ocasion antes.
Del partido... Ganó el más listo. El Espanyol se encontró con un gol nada mas empezar el partido, De la Peña sacó una perfecta y poética falta a la escuadra. Mientras la bola iba hacia donde "lo pelat" lo había decidido, el resto del mundo se detuvo, parecía que tanto defensas como atacantes se habían quedado hipnotizados ante tan preciosa parabola. Solo hubo uno que no sucumbió a los encantos de la horrenda pelota de la final.

Tamudo, es espanyolista desde que tiene uso de memoria. Ha jugado en el Espanyol desde que empezó en esto del fútbol, y el solito tiene la mitad de titulos de un equipo humilde siempre a la sombra de el Barça, humilde pese a lo que intenta vendernos su presidente (en buena liz) de que el Espanyol es de los grandes de España. Tamudo es el símbolo de los pericos, es muy parecido al Raúl de sus buenos tiempos (salvando las innegables distancias) y siente el Espanyol como nadie, es ratonil, técnico y pillo, posiblemente jugando en un club grande hubiera llegado más lejos, pero ama demasiado al Espanyol... ay el amor, tantos buenos jugadores no llegaron a lo que pudieron por amar a un equipo... Bien, volviendo a la pelota que va hacia la escuadra, esta dió en el larguero, y solo hubo una persona allí para aprovechar el rebote. Como el Raúl de siempre, Tamudo vio como nadie lo supo ver la infima posibilidad de que ocurriera lo que ocurrió, larguero, rebote cabezazo (solo) y gol.
Demasiadas emociones para un Zaragoza demasiado nervioso y precipitado, como si las goleadas anteriores le pesaran, como si tuviera que ganar para entrar en la historia. El Zaragoza entró en la Historia hace tiempo, ganar esta final lo habría hecho más grande, pero perderla no lo hace mas pequeño.

Con las ideas poco claras, los maños se lanzaron al ataque. Cani, guió de manera Mundialista, al equipo hasta la portería de Kameni. Recortes, controles, centres, disparos, pases, no pudo hacer más porque el Espanyol consciente de sus carencias y de sus virtudes se quedó atrás esperando la contra, que no llegaba. Lo que si llego fue el gol del Zaragoza, preciosa jugada de estrategia en la que tras rebotes y cantadas de porteros, Ewerthon empujó el balón a la red, a escasos metros de la línea de gol.
En ese momento el Zaragoza era un avión, inspirado por la afición, 35.000 almas gritaban sin descanso a su equipo. 10 para la aficion.
Pero fue demasiado pronto el gol del Espanyol, el segundo. De la Peña se sacó un pase de donde no había, Tamudo en la esquina del area la puso y ante la pasividad de Milito y Toledo, Luis Garcia anotó tras un gran cabezazo. 2-1 nervios y demasiadas emociones juntas para el Zaragoza. Curioso jugador, merecedor de un mejor equipo, lejos del decenso, en 2 años en primera ha metido alrededor de 20 goles y en ambos equipos en los que ha jugado coquetearon (y coquetea) con el descenso. Lo pudo fichar el Zaragoza; a principio de temporada Luis Garcia se confesó seguidor del Zaragoza desde pequeño, un equipo que gustaba, se lo llevó el Espanyol, el resto de la historia creo que ya la conocen...

En la segunda parte el Zaragoza salió con más corazón que juego, y Ewerthon casi marca el segundo. Si el Zaragoza mete ese gol, hubiera ganado. Había salido empitonado ante los cánticos de la afición, atacaba hacia su fondo, y a corazón, pocos equipos ganan al Zaragoza. Pero el segundo gol no llegó, y tras una extraña jugada, De la Peña (si, otra vez) se sacó un pase donde lo había (esta vez sí) y la carrera de Coro acabo entre las piernas del pobre Cesar, que ha jugado 3 finales, ha perdido las 3 y encima en esas 3 le han metido 3 goles de caño, 2 el Depor, y Coro. Cesar perdió los nervios y acabó expulsado por el calentón. Hoy Cesar ya se ha disculpado por su acción, pero el cafre que tiró la botella todavía no ha dicho ni pío.
Con Savio regateando pero centrando mal, con la dupla de asesinos D.Milito y Ewerthon con el revólver deacargado y solo con los canteranos Cani y Zapater tirando hacia adelante, y con uno menos, Luis Garcia de tiro lejanísimo batió a Valbuena, que pudo hacer mas, pero que no se puede culpar al hombre, casi no calentó y encima habia demasiada presión.

Fin del partido, el equipo matagrandes cayó ante un club que no merecía menos este trofeo. Supo aprovechar su condicion de víctima, que ultimamente es esencial para ganar una final, que se lo preguten al Milan o al Madrid...
Dice Lotina que gano su equipo antes de empezar, yo digo que no, desde luego Lotina no se pasó por la carpa Zaragozista; de esta final me quedo con la afición, acabado el partido y perdido gritando sin descanso: "Ale Zaragoza, ale, ale!"... Como en Anfield y el Liverpool.

Zaragoza: Tu tampoco caminarás nunca solo.

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