lunes, 10 de mayo de 2010

Sólo podrán quedar dos

Andrés Pérez | Pocas melodías se adaptan mejor a este final de liga que la sinfonía del Nuevo Mundo, en su cuarto movimiento, de Antonín Dvorak, compositor checo del siglo XIX. La épica conjugada con el drama, el fin de nuestros tiempos, el fin como inicio, cinco equipos al borde del precipicio: a su espalda una tabla donde aferrarse económica y moralmente; enfrente, una sima abisal. El habitual drama futbolístico de cada final de liga. Cinco conjuntos —Xerez, Valladolid, Tenerife, Málaga y Racing— para dos plazas en la máxima categoría del fútbol español. A un lado, el dramático y definitivo resonar de los apocalípticos instrumentos de viento de Dvorak; al otro, el suave deslizar de sus violines, la calma tras la tempestad.

A excepción del milagroso Xerez, un equipo que durante la pre-temporada contaba con poco más de once jugadores, el resto de contendientes cuentan con 36 puntos. También el Tenerife, que empató con un gol de Nino en los últimos minutos de la pasada jornada frente al Almería en otro caprichoso desenlace del destino. Por increíble que parezca, el Xerez tiene 33 puntos y posibilidades reales de salvarse: se enfrenta al Osasuna en el Reyno de Navarra, equipo que no se juega absolutamente nada, y sólo le vale la victoria.

La carambola es tal que, avatares del destino, tan recurrido en estas situaciones, el descenso se jugará en los mismos escenarios en los que se dirimirá el título de Liga más insultante para el resto de conjuntos de Primera División de los últimos veinte años. El Barça se enfrenta al Valladolid en el Camp Nou; en Málaga, el Madrid tendrá que ganar si pretende optar aunque sea durante noventa minutos más al campeonato. Parece improbable: no ha perdido el Barça ni un sólo partido en su casa en todo el año y no es el Valladolid, a pesar de su imperiosa necesidad, el rival que más opciones pueda tener frente al conjunto de Guardiola.

En cualquier caso el fútbol depara inesperados acontecimientos. De sorprender el Valladolid con una victoria en el Camp Nou las casas de apuestas se sumirían en el caos y, lo que es más relevante, pondría en bandeja el triunfo global al Real Madrid, que tendría que ganar al Málaga. Sea como fuere, el Valladolid podría salvarse incluso perdiendo en Barcelona: de imponerse la lógica el Málaga habría de caer frente al Madrid y, sorprendente, el Tenerife ante el Valencia. Porque otro de los futuribles conjuntos de Segunda División se enfrenta al tercero de la Liga, lo cual no es especialmente relevante puesto que los de Emery tampoco se juegan gran cosa.

Así las cosas, parece el Racing —visita a un Sporting hermanado y salvado—, uno de los peores equipos de la segunda vuelta y uno de los más abatidos psicológicamente, el candidato número uno a optar a una plaza en Primera División para la temporada que viene. Abrazo la lógica una vez más: habría de ser el Tenerife el otro equipo que le acompañara en detrimento de Valladolid, Málaga y Xerez. Xerez que, eso sí, lo tiene tan cerca que no parece real: una derrota de todos los demás conjuntos frente a una victoria suya le dejarían en Primera. No es una ecuación descabellada habida cuenta de los rivales de Tenerife, Valladolid y Málaga.

Vivir para ver. El conjunto que parecía pre-destinado a descender desde el inicio de la temporada aún puede salvarse en un conjunto de casualidades tan sólo factibles en un deporte como el fútbol. Ahí, en que el Xerez aún esté vivo, reside el encanto de este deporte. Es ahí, y no en las portadas dedicadas a la absurda pugna entre Real Madrid y Barcelona por ver quién se alzará con el trofeo —ya hablaremos de ello—, donde el fútbol cobra encanto.

Imagen | Xerez.com | Marca

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