miércoles, 21 de abril de 2010

El arte de la presión adelantada


Andrés Pérez | Cuando Balotelli se desquitó de todo el odio interno que alberga, aún no se sabe exactamente hacia qué, el partido ya había finalizado y Materazzi le esperaba en la puerta de los vestuarios. Lo que sucedió dentro lo cuenta Ibrahimovic, una vez más apagado en el campo, sin chispa, indolente, perezoso, despreocupado: "Materazzi ha atacado a Mario en el túnel de vestuarios; no había visto algo así en toda mi carrera. Tendría que haberlo dejado y haber salido a celebrar. Si me llega a hacer algo así a mí, lo tumbo".

Zlatan amenaza pero sus palabras se las lleva el viento. No infunde respeto como delantero del Barcelona, hasta el punto que Guardiola, en un ataque de entrenador extraño en él, sustituyó al sueco por Abidal. Perdiendo, colocó a un lateral izquierdo por un delantero. Bojan observaba desde el banquillo cómo Messi jugaba para sí mismo, Xavi se desesperaba en busca de apoyos y Pedro intentaba maravillas imposibles desde la posición de delantero centro.


El Barça sucumbió a la locura del Inter en San Siro. Tras diez minutos de dominio inocuo visitante, Mourinho mandó adelantar líneas. La agresiva presión en el medio de Cambiasso y Motta, dos medios sin creación pero con espíritu, y el incansable trabajo de Pandev y Eto'o en los extremos ofuscó la salida de balón de Puyol y Piqué, obligados constantemente a jugar en largo. En los balones aéreos perdió siempre el Barça, amilanado por el poderío físico de Lucio y Samuel, centrales de peso pero sin talento para jugar el balón.

Así el partido tornó en un correcalles donde el Inter, a pesar de recibir el tanto inicial, venció con justicia. Leyó mejor el partido. De hecho, jugó el partido que propuso. Su idea venció ante la del Barcelona, cuya posesión fue estéril en un ejercicio desesperante de pases cortos y horizontales frente a un muro. Podrán acusar al árbitro: no es óbice, el Inter siempre mereció más; podrán tachar al Inter de catenaccio, palabra estrella cuando un equipo español juega frente a los neroazurri: mentirán puesto que el conjunto de Mourinho jugó al ataque.

A su manera. Buscando la presión y el robo rápido, pero con las líneas adelantadas. Sneijder lanzó los ataques vertiginosos, sin tiempo apenas para pensar, y el trío de delanteros se encargó de desgastar la defensa del Barça, ayer caótica. Diego Milito se movió con inteligencia y Eto'o diseminó sus esfuerzos entre la defensa y el ataque de prodigioso modo. Así venció el Inter 3-1. Hacía mal el entorno del Barcelona en desmerecer este equipo, y se demostró.

Vía | El País
Imagen | RTVE

4 Comentarios:

J.D. Mora dijo...

Diego Milito es uno de los delanteros que mejor se mueven en ataque. Generoso, trabajador, listo y con un olfato goleador temible (raro que fallara es disparo cruzado en la primera mitad). Sneijder, que decir, me encanta.
Dificil papeleta la del Barça en el Nou Camp

Eduardo Lázaro dijo...

El Inter siempre mereció más. Y el Barcelona, a mi modo de entender, también.

No veo un naufragio ni una catástrofe caer derrotado ante un equipo bien pertrechado como es el Inter. Parece que de repente los catalanes ya no saben jugar.

Al margen de las "excéntricas" decisiones arbitrales, el Barcelona pudo aprovechar no menos de cuatro ocasiones claras de gol. Sólo hay que esperar a que entren en el Camp Nou. Y si por un casual no entran, que no es fácil la tarea, habrá que dar la mano y reconocer que por una vez en mucho tiempo, existe un equipo tan inteligente como el FC Barcelona.

Anónimo dijo...

"Hacia mal el entorno del Barcelona en desmerecer a este equipo"me puedes decir quien ha dicho algo de eso?.Sin desmerecer al Inter,que hizo un gran partido,la cosa no hubiera sido igual,si el portugues de turno,pitara lo que tenia que pitar,otra cosa desde cuando se sienta Figo en el banquillo del Inter?que casualidad,todos portugueses.Ah¡ hay mas periodicos que Publico y los del grupo Prisa.De nada.

Unknown dijo...

@ Anónimo

Por entorno me refiero a aficionados. Me he cansado durante los días previos del partido de escuchar que el Barça era netamente superior al Inter, que quedó demostrado en la liguilla y que no había problema.

El contubernio judeo-portugués para denostar al Barcelona, dí que sí.