Andrés Pérez | Se esperaba con impaciencia los enfrentamientos del grupo 3 después de los decepcionantes primeros cuatro partidos. Llegaba el teórico grupo de la muerte y lo único que tuvo de muerte el primer partido entre Francia y Rumanía fue la muerte futbolística. Rumanía, en teoría la cenicienta del grupo, era ye s el rival más asequible para los otros tres campeones de Europa, Francia, Italia y Holanda. En teoría, eran tres puntos que había que asegurarse. Sin embargo algo falló en Francia, cuando la cenicienta Rumanía pudo incluso ganar el partido. No fue un gran partido. Ni siquiera fue un buen partido. Fue mediocre y aburrido hasta la extenuación, especialmente por parte de una Francia sin rumbo, perdida en la alargada sombra de Zidane. Demasiada losa llevaba sobre sus hombros Riberý, que es el mejor juagdor de Francia y uno de los mejores del mundo, pero el peso que supone cargar con la herencia de Zidane, en Francia, supera a cualquier jugador. Francia jugó a nada, a esperar a que Rumanía se despistara o a que a Riberý se le ocurriera alguna genialidad. Demasiado fácil para los rumanos, demasiado simple para la defensa, demasiada lentitud en Franica.
Es probable que Domenech haya recuperado viejas glorias como Thuram por el peso que tienen dentro del vesturario. No es menos probable que si Francia llegó a la final del Mundial en Alemania fue en gran medida por el genio Zidane. Ahora, sin Zidane, Francia está perdida, sin rumbo, sin juego ni identidad. Los jóvenes no fueron capaces de echarse el equipo a las espaldas y las vacas sagradas son demasiado viejas y pesadas como para rejuvenecer un equipo ya de por sí entristecido, acaecido, viejo y melancólico. Francia echa de menos al mejor Zidane, al mejor Henry, a Thuram y a Trezeguet. Y lo peor es que los más jóvenes no son capaces de superarles. Ni Benzema ni Malouda cuajaron un gran partido ante una Rumanía bien plantada y valiente en ocasiones. El problema de que el partido fuera tan decepcionante no hay que buscarlo en los rumanos, equipo sabedor de sus limitaciones, sino en Francia, grande que tiene pinta de venir a menos, Riberý mandaba y por momentos parecía ser el único que sabía jugar a algo en Francia, pero si Benzema no se entiende con Malouda, Malouda no se entiende con Abidal y Abidal no se entiende con Thuram, algo falla. Y ya no está Rumanía para meterle mano. Qudan Italia y Holanda. Casi nada. No apostaría por una Francia en cuartos, desde luego.
Porque si no se esperaba tampoco mucho del partido previo al de las 20.45, algunos todavía creíamos en algún partido intenso y digno de ver antes del debut de España. Lo vimos. Holanda nos regaló todo una tesis convertida en obra de arte sobre cómo jugar a la contra y directo. Al corazón de la defensa italiana. Saltó Italia con la aureola que siempre se le presupone a un campeón del mundo. Probablemente en el caso de los ególatras y orgullosos italianos esa aureola sea el doble de grande que en el resto. Italia tiene hechuras de equipo campeón pero ayer se vió superada por las circustancias, circustancias, que planteó Van Basten mejor que Donadoni. Si hay algo que jamás se podrá sustituir en Italia es Pirlo. Y Van Basten, tan criticado antaño, supo entenderlo a la perfección. Las bajas de Babel y Robben le dieron la excusa perfecta para juntar a Van der Vaart y Sneijder en el mismo tapiz y entre ambos crearon y ahogaron a Pirlo, que acompañado por Ambrosini y Gattuso no encontró colaboración para hacer que Italia carburara. En ataque Van der Vaart jugaba entre líneas y volvía loca a toda la defensa, y en defensa se juntaba como una losa a Pirlo en lo que supuso el marcaje al hombre más descarado de toda la Eurocopa.
El caso es que el truco, táctica o planteamiento de Van Basten, como quieran, funcionó. Pirlo tocó tres balones buenos en toda la primera parte y Gattuso y Ambrosini se perdían en melones a Toni, que es bueno pero que no puede bajar tales balones. Di Natale incordió pero no lo suficiente. Y Cannavaro no estaba. Puede parecer un mal menor pero Cannavaro con Italia es probablemente el mejor central del mundo. En el Madrid juega en mar abierto, a contracorriente y sin ayudas al corte lo que merma su capacidad defensiva. Sin embargo, en Italia, juega en la cueva. Atrás, suficientemente respaldado por el resto de italianos leales a su jefe. Cannavaro es letal al corte en espacios cortos y jamás se complica la vida. Prácticamente insuperable, Materazzi perdió su pareja de baile. Barzagli no es lo mismo y Marco no está para muchos viajes. Holanda lo sabía. Van der Vaart y Sneijder lo sabían. La primera parte fue un espectáculo que se saldó con un maravilloso 2-0 para Holanda, goles de Van Nistelrooy y Sneijder tras una contra, éste último, sublime. En la segunda parte Cassano y Del Piero revitalizaron el juego ofensivo de Italia, que encontróa algo más que Pirlo. Holanda se perdió en los marcajes y entre los tres pequeños genios llegaron als oportunidades, especialmente por la banda de Grosso, jugador inexplicablemente reserva anoche. No fue suficiente. Demasiado falló Italia y suena mal leerlo, sí, pero Holanda hizo de Alemania e Italia juntas. Defendió y mató arriba con un Gio colosal. 3-0, Holanda más cerca de cuartos y probablemente con el mejor juego del torneo. 3-0. Italia tiene dudas. Pero no debería tener problemas.
Vía | Más que Fútbol, As
Imagen | Marca
Más que Fútbol ● 2008
Es probable que Domenech haya recuperado viejas glorias como Thuram por el peso que tienen dentro del vesturario. No es menos probable que si Francia llegó a la final del Mundial en Alemania fue en gran medida por el genio Zidane. Ahora, sin Zidane, Francia está perdida, sin rumbo, sin juego ni identidad. Los jóvenes no fueron capaces de echarse el equipo a las espaldas y las vacas sagradas son demasiado viejas y pesadas como para rejuvenecer un equipo ya de por sí entristecido, acaecido, viejo y melancólico. Francia echa de menos al mejor Zidane, al mejor Henry, a Thuram y a Trezeguet. Y lo peor es que los más jóvenes no son capaces de superarles. Ni Benzema ni Malouda cuajaron un gran partido ante una Rumanía bien plantada y valiente en ocasiones. El problema de que el partido fuera tan decepcionante no hay que buscarlo en los rumanos, equipo sabedor de sus limitaciones, sino en Francia, grande que tiene pinta de venir a menos, Riberý mandaba y por momentos parecía ser el único que sabía jugar a algo en Francia, pero si Benzema no se entiende con Malouda, Malouda no se entiende con Abidal y Abidal no se entiende con Thuram, algo falla. Y ya no está Rumanía para meterle mano. Qudan Italia y Holanda. Casi nada. No apostaría por una Francia en cuartos, desde luego.
Porque si no se esperaba tampoco mucho del partido previo al de las 20.45, algunos todavía creíamos en algún partido intenso y digno de ver antes del debut de España. Lo vimos. Holanda nos regaló todo una tesis convertida en obra de arte sobre cómo jugar a la contra y directo. Al corazón de la defensa italiana. Saltó Italia con la aureola que siempre se le presupone a un campeón del mundo. Probablemente en el caso de los ególatras y orgullosos italianos esa aureola sea el doble de grande que en el resto. Italia tiene hechuras de equipo campeón pero ayer se vió superada por las circustancias, circustancias, que planteó Van Basten mejor que Donadoni. Si hay algo que jamás se podrá sustituir en Italia es Pirlo. Y Van Basten, tan criticado antaño, supo entenderlo a la perfección. Las bajas de Babel y Robben le dieron la excusa perfecta para juntar a Van der Vaart y Sneijder en el mismo tapiz y entre ambos crearon y ahogaron a Pirlo, que acompañado por Ambrosini y Gattuso no encontró colaboración para hacer que Italia carburara. En ataque Van der Vaart jugaba entre líneas y volvía loca a toda la defensa, y en defensa se juntaba como una losa a Pirlo en lo que supuso el marcaje al hombre más descarado de toda la Eurocopa.
El caso es que el truco, táctica o planteamiento de Van Basten, como quieran, funcionó. Pirlo tocó tres balones buenos en toda la primera parte y Gattuso y Ambrosini se perdían en melones a Toni, que es bueno pero que no puede bajar tales balones. Di Natale incordió pero no lo suficiente. Y Cannavaro no estaba. Puede parecer un mal menor pero Cannavaro con Italia es probablemente el mejor central del mundo. En el Madrid juega en mar abierto, a contracorriente y sin ayudas al corte lo que merma su capacidad defensiva. Sin embargo, en Italia, juega en la cueva. Atrás, suficientemente respaldado por el resto de italianos leales a su jefe. Cannavaro es letal al corte en espacios cortos y jamás se complica la vida. Prácticamente insuperable, Materazzi perdió su pareja de baile. Barzagli no es lo mismo y Marco no está para muchos viajes. Holanda lo sabía. Van der Vaart y Sneijder lo sabían. La primera parte fue un espectáculo que se saldó con un maravilloso 2-0 para Holanda, goles de Van Nistelrooy y Sneijder tras una contra, éste último, sublime. En la segunda parte Cassano y Del Piero revitalizaron el juego ofensivo de Italia, que encontróa algo más que Pirlo. Holanda se perdió en los marcajes y entre los tres pequeños genios llegaron als oportunidades, especialmente por la banda de Grosso, jugador inexplicablemente reserva anoche. No fue suficiente. Demasiado falló Italia y suena mal leerlo, sí, pero Holanda hizo de Alemania e Italia juntas. Defendió y mató arriba con un Gio colosal. 3-0, Holanda más cerca de cuartos y probablemente con el mejor juego del torneo. 3-0. Italia tiene dudas. Pero no debería tener problemas.
Vía | Más que Fútbol, As
Imagen | Marca
Más que Fútbol ● 2008
1 Comentarios:
Ya empezamos los exámenes. El 20 terminamos, pero al tener que ir a clase sólo para los exámanes disfrutamos de más tiempo para ver y escribir sobre la Eurocopa.
Disculpad que sigamos sin pasar po vuestros blogs y muchas gracias por seguir visitando Más que Fútbol.
Un abrazo a todos.
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