Andrés Pérez | En plena polémica aquí por los malos arbitrajes -personificada en Mijatovic y el victimismo del que hace gala el Madrid, no perderse esta columna muy sentida y conmovedora de Relaño en relación a lo mucho que ha perdido el Madrid a lo largo de la historia- ayer un sueco demostró que equivocarse en jugadas elementales no es único del gen español. Lo sufrió el Atlético y se aprovechó el Liverpool de ello, consiguiendo empatar en el minuto 90 un partido que se le había puesto cuesta arriba desde el principio. Sin Torres y colapsado el centro del campo por el Atlético gracias a la honrosa por nada brillante labor de Assunçao, Raúl García y Maniche, el equipo de Benítez tuvo que desplazar su juego hacia la banda, y cuando no pundo, hacia Gerrard, y cuando tampoco pudo, hacia los desmarques siempre peligrosos de Robbie Keane o Kuyt, quienes ayer llegaban siempre un segundo más tarde de lo que debieran. A pesar de ello, a pesar de no desplegar el juego brillante y efectivo mostrado en la competición local, el Liverpool mereció como mínimo el empate. Por las numerosas ocasiones y por el acorralamiento al que sometió al Atlético, quien, dicho sea de paso, jamás mereció un final tan cruel.
Fue cruel como lo hubiera sido una derrota para el Liverpool. Fue cruel porque si bien el Liverpool hubiera perdido por culpa del fútbol, el Atlético tuvo que soñar añoche -pesadillas- con algo que no puede controlar, con algo que no se entrena ni tampoco se prevee, con un penalty en el minuto 90 absolutamente inexistente. Dentro del área de un dubitativo Leo Franco -inexplicable que siga jugando- Pernía y Gerrard entraron al choque en un balón dividido por alto. No pasó nada, e incluso fue Gerrard quien cometió infracción, pero el sueco en cuestión, Martin Hansson, pitó penalty. Gerrard lo transformó e hizo justicia, pero con el agridulce sabor de quien sabe que no es el modo adecuado de conseguirla. El Atlético puede sentirse orgulloso del partido que jugó en Anfield. Tan sólo un exhuberante Xabi Alonso, el mejor del Liverpool desde septiembre y probablemente el mejor mediocentro de Europa, estuvo al nivel de un Liverpool luchador pero poco brillante. Insisto, el Atlético podrá dormir con la conciencia tranquila, con el sabor de boca de haberle plantado cara al Liverpool. En Anfield. Con un arbitro que decidió el partido.
(Modo Ironía On) Por su parte el Barça jugó un frenético partido en el Camp Nou. Recibía al Basilea, uno de los mejores equipos de Europa y absoluto dominador de la Liga suiza, y las expectativas levantadas se superaron. Con un campo absolutamente a reventar, lleno hasta la bandera, el equipo de Guardiola mostró una actitud magnífica durante todo el encuentro, sin dar ni un sólo balón por perdido. Jugaron todas las estrellas destacando por encima de todas un Henry que por momentos volvió a ser quien fue en el Arsenal, aquel jugador vertical y voraz cuya mayor arma era su propia ambición. Messi fue el genio que puso al equipo local por delante, pero la férrea defensa del Basilea impidió la goleada para, posteriormente, lanzarse al ataque desplegando a su vez un fútbol vertiginoso, de pases cortos y fuertes y de triangulaciones de infarto. Tal fue la calidad mostrada por el Basilea que consiguió empatar a falta de pocos minutos del final, cerrando de esta manera un partido épico, que pasará a la historia como uno de los mejores de la Copa de Europa y que sin duda mereció ver. El público despidió a ambos valerosos equipos en pie, sabedor de haber presenciado un partido de aquellos que merecen la pena. Un 1-1 magnífico, que deja al Barcelona con el orgullo intacto y que, cómo no, atrae cada día más al público al Camp Nou. Por cierto, ya está en octavos.
Vía | Real Madrid CF, El País
Imagen | Marca
Más que Fútbol ● 2008
Fue cruel como lo hubiera sido una derrota para el Liverpool. Fue cruel porque si bien el Liverpool hubiera perdido por culpa del fútbol, el Atlético tuvo que soñar añoche -pesadillas- con algo que no puede controlar, con algo que no se entrena ni tampoco se prevee, con un penalty en el minuto 90 absolutamente inexistente. Dentro del área de un dubitativo Leo Franco -inexplicable que siga jugando- Pernía y Gerrard entraron al choque en un balón dividido por alto. No pasó nada, e incluso fue Gerrard quien cometió infracción, pero el sueco en cuestión, Martin Hansson, pitó penalty. Gerrard lo transformó e hizo justicia, pero con el agridulce sabor de quien sabe que no es el modo adecuado de conseguirla. El Atlético puede sentirse orgulloso del partido que jugó en Anfield. Tan sólo un exhuberante Xabi Alonso, el mejor del Liverpool desde septiembre y probablemente el mejor mediocentro de Europa, estuvo al nivel de un Liverpool luchador pero poco brillante. Insisto, el Atlético podrá dormir con la conciencia tranquila, con el sabor de boca de haberle plantado cara al Liverpool. En Anfield. Con un arbitro que decidió el partido.
(Modo Ironía On) Por su parte el Barça jugó un frenético partido en el Camp Nou. Recibía al Basilea, uno de los mejores equipos de Europa y absoluto dominador de la Liga suiza, y las expectativas levantadas se superaron. Con un campo absolutamente a reventar, lleno hasta la bandera, el equipo de Guardiola mostró una actitud magnífica durante todo el encuentro, sin dar ni un sólo balón por perdido. Jugaron todas las estrellas destacando por encima de todas un Henry que por momentos volvió a ser quien fue en el Arsenal, aquel jugador vertical y voraz cuya mayor arma era su propia ambición. Messi fue el genio que puso al equipo local por delante, pero la férrea defensa del Basilea impidió la goleada para, posteriormente, lanzarse al ataque desplegando a su vez un fútbol vertiginoso, de pases cortos y fuertes y de triangulaciones de infarto. Tal fue la calidad mostrada por el Basilea que consiguió empatar a falta de pocos minutos del final, cerrando de esta manera un partido épico, que pasará a la historia como uno de los mejores de la Copa de Europa y que sin duda mereció ver. El público despidió a ambos valerosos equipos en pie, sabedor de haber presenciado un partido de aquellos que merecen la pena. Un 1-1 magnífico, que deja al Barcelona con el orgullo intacto y que, cómo no, atrae cada día más al público al Camp Nou. Por cierto, ya está en octavos.
Vía | Real Madrid CF, El País
Imagen | Marca
Más que Fútbol ● 2008
1 Comentarios:
Tremenda crónica para un partido que no vi, y desestimé para ver el Spanishpool-Atlético de Madrid. Siento rabia al ser sabedor de perderme uno de los partidos que además de en la retina, deben quedar guardados para siempre en la videoteca de un buen aficionado al fútbol espectáculo. Aún cuando después de leer crónicas del mismo partido, bastante distintas a la tuya, y sabiendo que el sopor que causó el partido, y volviendo a saber que la ironía también vale en unos aspirantes a periodistas, prefiero asomar a mi cara una sonrisa de oreja a oreja mientras "devoro" tu crónica, que cerrar la página de cualquier diario deportivo por aburrimiento mortal.
P. D.
El atlético, y el Madrid (debe ser la ciudad) siempre darán importancia al victimismo. El Madrid lo sobreutiliza... el Atlético se ha acostumbrado. El Liverpool, estoy contigo, mereció más ganar que perder. En los inicios de la segunda parte, la defensa atlética sacaba balones a discrección. No sabía si ahora las televisiones sacan estadísticas de pedradas, de patapums pa arriba y tente tieso... pero si lo hicieran... el atleti ayer habría utilizado dos ceros...
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