miércoles, 22 de abril de 2009

No atiende a razones (Real Madrid 3 - 2 Getafe)

Andrés Pérez | Mientras dilucidaba mi teoría final sobre porqué el Real Madrid no juega a nada, es un equipo mediocre y sin embargo se mantiene segundo y con una racha de victorias absolutamente envidiable, sucedió lo que podía suceder y de hecho era previsible. Decía, mientras remataba genialmente toda una serie de argumentos expuestos en una teoría definitiva, la lógica se derrumbó ante la épica, la gloria y demás términos abstractos en los que el lector, el espectador y el aficionado al fútbol tan dado es a perderse. Analizar el partido de ayer del Real Madrid frente al Getafe por medio de un razonamiento lógico es absurdo. Como lo es, probablemente, pretender entender porqué nadie quiere a este Madrid que tantos disgustos da, tantas pitadas causa, tantos planes renovadores de futuro promueve a pesar de su increíble racha de victorias. A pesar de todo ello sigue segundo a seis puntos del Barça, en caso de que éste mañana venza. Por lo pronto, el tan fatídico mes de abril que presuponíamos al Barcelona no ha sido tal. Más bien al contrario. Veremos que sucede ahora que se amontonan los partidos.

Lo de ayer no tuvo nombre. Antes de echar por tierra cualquier razonamiento, cualquier argumento esgrimido con todo tipo de detalles, inclusive el mecanismo lógico por el cual se había llegado hasta él, el Madrid había cuajado un partido lamentable frente al Getafe. O mejor dicho, el Madrid se había mostrado tal y como era frente a un Getafe que juega muy bien al fútbol cuando es él quien controla el balón. Le sucede al equipo de Víctor Muñoz que flojea en defensa, espíritu y otros atributos de los que el Real Madrid sí hace gala. El Getafe jugó anoche mucho mejor al fútbol que el Real Madrid, no tuvo parangón; de hecho, la primera parte, de no ser por el psicológico gol de ese magnífico jugador llamado Higuaín, hubiera finalizado como un auténtico recital del equipo azulón. Controló el juego, axfisió al Madrid en la salida del balón y no cedió ocasiones a una delantera cuanto menos peligrosa por su contundencia. EL Real Madrid fue barrido. No estuvo. Se limitó a figurar y a contemplar el gol de Soldado.

Higuaín alcanzó a empatar antes de que la primera parte finalizara y la grada explotara, el equipo se deprimiera, el Getafe se viniera arriba, el Madrid perdiera y tirara por la borda una Liga que jamás merecerá ganar. Suceda lo que suceda y lo digo ahora. Decíamos que Higuaín empató, y todo lo que pudo ser una hecatombe se convirtió en esperanza. Empate psicológico, el Getafe se hundió, la grada obvió el lamentable juego —no en vano aún celebraba el gol—, y la remontada aún más cerca. Un gol fortuito, en la práctica, maquilló toda una primera parte de despropósitos y deleznables espectaculos ofensivos del equipo de Juande. Así es el fútbol, qué le vamos a hacer, la justicia no figura entre sus características. Justo o no, el marcador ofrecía un empate. Lo que vino después de la primera parte dejó de ser fútbol, añado, dejó de ser un partido. Se convirtió en un bendito esperpento de lo que hasta entonces se estaba jugando, pasó de ser fútbol a espectáculo puro, a adrenalina insuflada directamente en vena. A un teatro de ida y vuelta donde no ganaba quien más acertara sino quien menos fallara, lo que, aun pudiendo parecer una estupidez por la obviedad que rezuma, no tiene nada que ver, amén de lo que finalmente sucedió.

Que fue, aplicado al fútbol, el camarote de los hermanos Marx. Ordenar todo lo que sucedió en la segunda parte es una tarea harto complicada e imposible, temo. Al menos de manera racional, pretendiendo transmitir todo el frenesí que se vivió en directo, desde el sofá de casa o desde el estadio, dio igual, un partido así levanta de su asiento a cualquier espectador se halle donde quiera que se halle. Si algo podía hacer mal el Getafe era precisamente temer la estampida del Real Madrid, agazaparse en torno a Stojkovic y buscar una contra desesperada. Lo hizo, y por momentos parecía tener todo perdido cuando antaño lo tuvo todo ganado, sin embargo y a pesar de fallar Soldado y Albín dos ocasiones absolutamente clamorosas con tintes surrealistas, el Getafe finalmente, se volvió a adelantar, con todo el merecimiento del mundo para qué negarlo. Fue Albín, en un contraataque que fructificó más por demérito madridista que por mérito getafense. No sirvió de mucho. Guti se inventó una falta a la escuadra dos minutos después y empató.

Corría el minuto 86, el partido agonizaba, pero aún quedaba demasiado como para dejarlo escapar. En otro contraataque y con la defensa del Madrid sabrá Dios donde una vez más, Pepe, un buen central, perdió la cabeza si es que alguna vez la tuvo. Corría Casquero hacia Casillas con el consecuente peligro que ello conllevaba y apareció Pepe. Primero empujó a Casquero dentro del área sin ninguna intención de disimular, al conseguirlo, le pisoteó una vez mal, una segunda en plena espalda y no contento con eso cuando el árbitro ya le había expulsado con todo el merecimiento del mundo —queda por ver de cuántos partidos es la sanción, porque debiera serla de muchos— volvió a por un Casquero tendido en el suelo agonizante para pisarle disimuladamente una vez más, pretender pisarle de nuevo y pegarle un bofetón a Albín que pasaba por allí, pero que vestía de azul y alguna culpa tendría que tener para Pepe. Un despropósito. Él solito se lo guisó, el sólito se lo comió. Y cuando el Getafe lo tenía todo en su mano, una vez más... Casquero se inventó un amago de penalty de Panenka, Casillas lo detuvo mansamente, y dos jugadas más tarde Higuaín le rompió la cintura a Cata y posteriormente reventó la red en la escuadra de Stojkovic. ¿Qué por qué el Madrid está segundo a pesar de todo? Repasen los últimos diez minutos del partido de anoche y quizá, por alguna remota casualidad, encuentren una mera explicación banal y mínimamente lógica. Quizá.

Vía | Más que Fútbol
Imagen | El Mundo

Más que Fútbol ● 2009

1 Comentarios:

Chechu dijo...

DEsde luego, por juego no será. Por jugadores, sí. Pasa como con Capello aunque con algo más de orden y estilo: jugadores que deciden. Robben e Higuaín resuelven en las contadas ocasiones que les llegan y Lass, Pepe y Casillas son los cimientos atrás. Pero detrás de este Madrid se esconden defectos graves en el campo que pasan por el mal posicionamiento que hace Juande de sus jugadores al alinear a Raúl ( que lo condiciona todo), de la mala creatividad en el centro del campo (dónde anda Parejo) y de los huecos que deja en transición defensivaLo de ayer fue un espanmto.
Saludos